Andy (Contrabando)

259 10 0
                                    

Título: Qué oportuno

Personaje: Andy (Contrabando)

Advertencia: No

~

Dirigiste tu mirada a Andy, más específicamente a las cartas que estaban sobre la pequeña mesa, él estaba pensando cuál sería el próximo movimiento que realizaría. Intercalabas tu vista entre el chico y las cartas. Cuando se dispuso a realizar el movimiento, lo detuviste.

—No lo hagas —dijiste volviendo la atención a tu celular para cambiar la canción.

—¿Qué? —te miro confundido.

—No hagas ese movimiento, si lo haces luego no podrás mover otra carta y perderás —soltaste con simpleza mientras seguías con la vista en el móvil.

—El juego se llama solitario por alguna razón, sólo juega una persona —rodó sus ojos algo enojado contigo por opinar sobre su juego. Sin embargo, al mirar nuevamente las cartas sobre la mesa para continuar, notó que tenías razón—. De todas formas ya me aburrí de esto —dijo cruzándose de brazos y apoyándose contra el sillón en el que estaba.

Sonreíste con orgullo al saber que se enojó porque tuviste razón, después de todo siempre la tenías y, aunque él no quisiera admitirlo, lo sabía.

Andy suspiró con aburrimiento, ya no quería mirar las cartas luego de que arruinaras su juego, pensó en la idea de descansar, ya que era tarde, pero también lo descartó. Luego te miró, observaba cada parte de tu rostro mientras seguías distraída, sin notar la mirada del pelirrojo sobre ti.

Siempre tuvo un pequeño enamoramiento contigo, tú nunca te diste cuenta porque él trataba de no ser tan obvio; sólo Walter, amigo de ambos, lo sabía. Así fue desde que te vio por primera vez, donde ambos eran unos jóvenes que no se metían en problemas.

O al menos así era antes.

No había sido hace mucho que ambos se involucraron en negocios con personas muy peligrosa, sólo para recibir algo de dinero.

Andy todavía era un novato con el tema de transportar droga y, aunque le habían advertido de lo peligroso que era, él no obedeció. Tú también eras nueva en el negocio, pero siempre fuiste algo desobediente con respecto a lo que te decían.

El pelirrojo salió de su trance cuando chasqueaste tus dedos frente a su rostro y te miró algo avergonzado con un tono rojizo en su piel. Le sonreíste divertida y volviste a tu posición anterior.

—Eh, ____, tengo que confesarte algo —dijo con nerviosismo. Al pensar tanto en ti, creyó que podría ser un buen momento para decirte lo que sentía—. Yo... No sé cómo decirte esto. Bueno, sí lo sé, sólo que no puedo, pero de todas formas lo haré —suspiró—. ____, tú me gusta y sé que es algo raro que te lo diga ahora, pero creo que como estamos solos... Aunque, en realidad no lo estamos porque Walter está aquí, sólo que está durmiendo, pero eso no importa. Sólo quería decirte que me gustas y mucho —aspiró una bocanada de aire por hablar tan rápido.

Tú lo miraste confundida, le hiciste una seña indicándole que espere y te quitaste los auriculares que tenías puesto todo ese tiempo.

—¿Qué fue lo que dijiste?

En ese momento, Andy estaba golpeándose mentalmente por notar que le estaba hablando a la nada.

—Nada, sólo... —una luz que entró por la ventana que estaba de tu lado lo interrumpió. Ambos se miraron con cierta preocupación al pensar en lo que podría ser, se levantaron con rapidez para luego mirar a través del cristal y notar que acertaron—. Maldición —soltó con voz muy aguda.

Al mirar hacia abajo, observaste lanchas de policías que querían abordar el barco, golpeaste a Andy en el brazo para que lo viera, ahí se dieron cuenta que tendrían que actuar. Ambos se levantaron lo más rápido posible.

Mientras el pelirrojo despertaba a su amigo, tú tratabas de encontrar la llave para abrir el casillero donde guardaron la droga. Cuando la encontraste y abriste el casillero, metieron toda la mercancía en un bolso. Andy lo agarró y fue corriendo hacia el otro extremo del barco contigo siguiéndolo.

—¡Andy, espera! —oías ladridos de un perro cerca de ustedes—. ¡No lo tires!

A pesar de tus advertencias, hizo caso omiso y arrojó el bolso apenas llegó a la orilla.

—¿Qué hiciste? ¡Nos matarán si no les entregamos lo que acabas de tirar! —sabías que estaban en peligro, pero de todas formas te enojó que lo haya hecho. Andy se estaba desesperando y tus gritos no ayudaban en nada, debía pensar en algo y rápido—. ¿Lo sabes? ¡Nos mata...!

Quedaste impresionada al sentir sus labios sobre los tuyos mientras acurrucaba tus mejillas en sus manos. Era raro el contacto, sin embargo, no te opusiste y le devolviste el beso colocando tu mano en su cuello para intensificarlo. Pero se tuvieron que separar al escuchar gruñir a un perro muy cerca y al sentir el reflector del helicóptero sobre ustedes. Era una situación bastante embarazosa, más para el policía que para ustedes.

—Qué oportuno, Andy —le dijiste con sarcasmo, pero con una pequeña sonrisa en tu rostro, al igual que él.

(...)

Luego de que tuvieran que contestar muchas preguntas por parte de los policías de la aduana, Andy decidió que lo mejor sería encontrarse con los secuaces del hombre al que le entregarían la droga para explicar lo que sucedió.

—No creo que sea buena idea —dijiste con preocupación—. Ya sabes lo que harán con nosotros cuando se enteren de lo que pasó.

—Es mejor decirlo ahora, quizás entiendan y nos den algo de tiempo —dijo Andy, tratando de convencerse de que así sería.

—Bien —soltaste un suspiro—, pero no podré ir, tengo que irme. Ten cuidado, ambos —dijiste mirando a Walter detrás del pelirrojo.

—No te preocupes, estaremos bien —se acercó lentamente y con cierta timidez a ti, finalmente tú acortaste la distancia.

—¿Ya podemos irnos? —dijo su amigo rodando los ojos—. No tenemos mucho tiempo y me aburro al verlos comiéndose.

—Cállate, Walter —dijiste al separarte.

—Cállame, con un beso si quieres —dijo tratando de restarle importancia, como respuesta le levantaste el dedo del medio y Andy rió ante eso. Te dio un beso de despedida en la frente y subió al automóvil junto con su amigo.

Suspiraste con preocupación, deseando que el plan de Andy funcione.

N/A

Tardé siglos, lo sé, falta de imaginación.

Nos leemos en otro siglo!

One Shots •Caleb Landry Jones•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora