Percy Hapgood

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Título: Enfermera rebelde

Personaje: Percy Hapgood

Advertencia: Feliz San Valentín 7u7

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—¡Vamos, ____! —gritaba tu compañera corriendo desesperadamente por llegar temprano al edificio donde se alojaban. Caminabas con suma lentitud para provocar que se enojara, además, no querías volver a ese horrible lugar.

Te sentías encerrada y sin libertad, algo que no te agradaba para nada. Y todo por culpa de tu familia, sólo por querer que tengas un trabajo digno en el cual recibas una buena paga para ayudar con las necesidades familiares. Tú querías ayudar, pero no de esa forma y menos con ese trabajo.

—¡Si no corres te castigarán otra vez! —advirtió nuevamente la castaña. Así era cómo expresabas tu desagrado por estar ahí, haciendo cualquier tipo de problemas, por más consecuencia que tuviera.

—¡Sabes que no me importa! —respondiste antes de que desapareciera de tu vista.

Seguiste caminando lentamente antes de estar cerca del lugar. Al estarlo, pudiste ver a la que era la directora del instituto de enfermería esperando tu llegada, ya que sabía que tardarías en volver.

—A mi despacho, ahora —dijo sonriendo con malicia. Obedeciste sin darle importancia, creyendo que te daría un castigo como mucho otros—. Señorita, tengo muy buenas noticias, en el campamento militar requieren a una estudiante de nuestro establecimiento y que mejor que la alumna más problemática de todas.

-—¿¡Qué!? —exclamaste enojada—. ¡No lo haré, jamás!

(...)

Era evidente que terminarías allí, no tenías otra opción, o aceptabas ese pequeño empleo ahí o te ibas directo a casa sin nada. Si las cosas funcionaban bien en la semana en la que te quedarías, estarías un tiempo más, pero si surgían problemas, serías reemplazada.

Maldecías internamente mientras el sargento de ese lugar te mostraba cuál sería tu habitación y tu lugar de trabajo, además de todo el campamento. Podías sentir las miradas intensas de todos los jóvenes que se entrenaban allí, la mayoría de ellos eran atractivos.

La directora del colegio de enfermería te advirtió que debías ser respetuosa y cuidadosa con lo que vayas a hacer, eso significaba cero problemas. Pero, como siempre, nunca hacías caso a lo que te decían.

Una pequeña sonrisa malévola apareció en tu rostro, tenías una idea.

Mientras seguías caminando, empezaste a mover más las caderas, guiñar el ojo a algunos, dar sonrisas coquetas, etc, sólo para provocarlos y divertirte un rato.

Una vez terminó todo el recorrido —y la diversión—, te preparaste para empezar con tu labor. Te vestiste con tu uniforme de enfermera y fuiste directo a la enfermería.

Al llegar notaste que ya habían algunos chicos haciendo fila para ingresar. Te sorprendiste al ver la rapidez y desesperación que demostraban.

«Será una larga semana», pensaste suspirando cuando hiciste pasar al primer paciente.

(...)

—¿Te han dicho que eres muy linda? —preguntó con tono seductor el rubio que tenías en frente por una pequeña herida.

—Sí, muchas veces en estos cinco días que llevo aquí y te aseguro que no lograrás nada conmigo, así que ni lo intentes —respondiste con una sonrisa falsa cuando terminaste de curarlo.

One Shots •Caleb Landry Jones•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora