Encuentros

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"Cuando sus bocas se encontraron surgieron chispas a su alrededor". Había leído esa frase una y otra vez, imaginando que era ella a quien besaban con tanta efusividad, que quien la besaba era James Potter, aquel joven al cual tanto creía odiar. Pero esa idea prohibida no pasaba de su mente, nadie sabía su pequeño secreto y nunca lo escucharían salir de sus labios, era demasiado orgullosa para admitírselo a su mejor amiga siquiera. Cerró el libro con violencia frente a sus ojos y lo guardó en el bolso que reposaba sobre sus piernas. El autobús se detuvo a unas cuadras de su hogar. Saltó los escalones que la separaban de la grava y comenzó a caminar. Hacía frío pese a ser pleno verano. Miró a su alrededor, no había nadie en la calle a excepción de ella. Esto la incomodaba un poco por lo que apresuró el paso. Al llegar a la puerta de su casa descubrió, muy a su pesar, que estaba cerrada y que ella se había olvidado de las llaves. Bufó molesta, no había sido el mejor día de su vida. Se sentó en el escalón de la puerta de entrada y se dedicó a observar las estrellas, que aquella noche brillaban con todo su esplendor. Se sintió afortunada al vivir en los suburbios, alejada del barullo de la ciudad, pues podía contemplar las maravillas de la naturaleza sin que nada ni nadie la molestase. Una voz la hizo despertar de sus pensamientos. Caminaba con lentitud hacia donde ella estaba.

- ¿Evans?- Lily no podía verlo con claridad. Entrecerró los ojos. El joven cruzó la calle, por la que en ese momento no circulaba ni un alma, corriendo. Cuando la luz de los faroles que iluminaban la acera golpeó su rostro, Lily vio a James Potter en todo su esplendor. Recién salido de la ducha, con su cabello mojado y una barba de apenas unos días- No pensé nunca encontrarte por este lugar.- Mintió pero tan encantadoramente como solo él podía. Ella le dedicó una mueca de desagrado.

-Lo mismo digo Potter.

- Vivo a unas cuadras de aquí- respondió él a una pregunta que no le habían hecho.- así que somos vecinos- agregó con una sonrisa, ella no dijo nada- Estás linda- dijo de repente. Lily se sonrojó, incómoda, miró hacia otro lado evitando que la viera en ese estado.

- ¿No tienes nada mejor que hacer?- preguntó ella con el ceño fruncido.

- No, estoy disfrutando de mis merecidas vacaciones.

- Siempre estás de vacaciones Potter.

- Ja- exhaló irónico- Sí, pero estas son oficiales.- exclamó apoyándose junto a la puerta principal, con las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero.- ¿Qué haces para divertirte Evans?, ¿Estudiar pociones?

- No te importa Potter, y si es así, ¿Qué problema hay con eso?

- Pues... no es nada- y empezó a sonreír.

- ¿Ahora de qué te ríes?- exclamó ella molesta. Siempre la hacía poner así y él parecía disfrutarlo.

- Veo que no tienes ganas de hablar y mi padre una vez me dijo: "Aléjate de una mujer sin sentido del humor" y en especial si se llama Lily- agregó en un murmullo- así que adiós - y se levantó de golpe.

- No- lo interrumpió con un tono distinto de voz y levantando su brazo.- digo, quédate, no te estoy echando- James la observó incrédulo.- Hablo en serio- agregó ella.

El joven tomó asiento junto a la pelirroja. Mientras jugaba con sus manos, ella veía en la dirección contraria.

- Falta poco para nuestro último año en Hogwarts...- musitó él. Lily volteó a verlo, algo extrañada, sus ojos café brillaban tras aquella maraña de cabellos negros que caían desordenados en su frente. - ¿Qué harás después?- preguntó girando su rostro y observando fijamente sus tiernos ojos verdes.

El amor de LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora