Sentimientos

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- ¿Qué haces aquí Marcus?- preguntó Lily una vez que se hubo despegado del muchacho y se secaba unas lágrimas rebeldes que corrían por sus mejillas.

- Estaba entrenando dragones en Corea, pasaba por aquí y...

- ¡Oh! ¡Qué lindo es verte!- exclamó con una sonrisa ante el joven quien de a poco se le habían llenado las mejillas de rubor. Ella se percató lentamente de que llevaba su pijama puesto y avergonzada cerró la puerta en sus narices. Corrió a vestirse con premura mientras el extrañado joven esperaba pacientemente.

- ¡Listo!- gritó una vez fuera de la habitación, bastante satisfecha con lo que tenía puesto.

Ambos tomaron asiento en un banco que había en el pasillo que comunicaba a las habitaciones.

Lily y Marcus se analizaban con la mirada después de todos esos años sin verse, buscando cualquier señal que les recordara a los niños que una vez habían sido.

- ¿Cómo has estado "Mark"? - interrogó Lily radiante luego de unos interminables segundos.

- Pues estuve viajando por el mundo, participé en torneos de dragones, fue impresionante- decía el muchacho mientras la joven notaba aquel brillo particular en sus ojos repletos de orgullo.- Gané uno, y fue el mejor momento de mi vida.

- Me alegro por ti, en serio. Siempre te gustaron los dragones y la adrenalina. 

- Gracias, luego volví porque mi tía está enferma... y quise verte.

- ¿Tu tía? Creía que...- preguntó Lily ignorando las últimas palabras.

- Sí, es decir la tía de mi padrastro, ya fallecido.

- Ah...

- Pero siempre le tuve mucho cariño, es una gran mujer.

- Y dime, ¿cómo estás en el amor?, ¿tienes novia?- inquirió Lily con picardía.

- Novia- repitió como si tratara de recordar algo sin mirarla- No, no tengo.- y giró su cabeza hacia ella como esperando que dijera algo luego de esto. - ¿Tu, como has estado?

- Yo... bien... es decir, este es mi último año en Hogwarts...

- ¡Felicidades!

- Gracias- respondió algo apesadumbrada.

- ¿Y qué piensas seguir después?, yo tengo un puesto vacante de domadora de dragones...

- No, gracias, pero no, no podría- respondió mientras se ruborizaba inconscientemente y prorrumpía en una pequeña carcajada- pensaba ser medimaga o médica muggle.

- Serás una gran profesional ¿Tienes novio?- preguntó velozmente.

- ¿Novio?- repitió ella como él lo hubo hecho. Solo una persona se le cruzó por la mente ante aquella palabra pero la sangre se le iba a la cabeza e iba a estallar de ira contenida sino se controlaba- No tengo, y estoy muy feliz sola- exclamó ella intentando dibujar una sonrisa en su rostro.

- Pues...- comenzó el otro con algo de desaliento- siempre habrá alguna esperanza... -sonrió, ella le devolvió la sonrisa.

- ¡Chicos! ¡A comer!- gritaba Marie desde la planta baja interrumpiendo aquel extraño momento de intimidad.

Los amigos se pusieron de pie y bajaron las escaleras hacia el comedor mientras conversaban trivialidades.

- Cuídate de Tuney, está muy sensible hacia los hechiceros.

El amor de LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora