Corazón partido

574 32 0
                                    

 "Detesto cuando nos quedamos en silencio, sin nada qué decir. Nosotros no éramos así, pareciera que algo hubiera cambiado entre nosotros", pensaba Lily mientras Mark repasaba con su varita cada baldosa del camino que llevaba a la puerta de la casa de la pelirroja. De repente levantó su mirada, como si mágicamente sus pensamientos lo hubieran tocado. Lily se estremeció.

- ¿Quieres una rosa? Sé que te gustan mucho.- Marcus se notaba complaciente.

- Las adoro, pero el rosal aún no ha florecido.- espetó la muchacha casi como una obviedad.

El joven tomó un pañuelo de su bolsillo y lo enrolló entre sus dedos ágilmente. Lily sonreía mientras observaba como su amigo se las ingeniaba para formar una flor.

- Nunca fui bueno en las manualidades pero creo que está igual a la que vi en esa película.- exclamó extendiendo su mano. La joven no pudo evitar prorrumpir una pequeña carcajada al recibir aquello que se asemejaba más a un pequeño bollito de papel con forma de pasa de uva.

- ¡Gracias Mark!

- Estás hermosa, más bella con cada minuto que pasa, tu sonrisa es un regalo para mí.

- ¡Marcus!- gritó Lily avergonzada, con su rostro que aún en medio de aquella oscura noche, se notaba rojo como su cabello.

- ¡Fui un tonto en no decírtelo antes! Eres bella, buena e inteligente, cada momento junto a ti me enamoro más, no puedo... evitarlo.

- ¡Ya basta Marcus!- gritó la joven colocándose de pie de un salto y caminando al rosal que su madre tenía plantado en el jardín delantero.

- Eres todo para mí- Marcus se aproximó a ella y exclamó esto con una dulce y dolida voz, casi en un susurro.

Lily se volteó hacia su amigo, con lágrimas recorriendo sus mejillas.

- Deja de decir estupideces Mark, de las que no podamos volver después, de las que no podamos arrepentirnos.

Pero Marcus se acercó aún más, tanto así que ambos podían sentir su respiraciones. De repente, casi sin querer, sus bocas se encontraron. Lily no podía creer que los labios de Marcus estuvieran sobre los suyos, sin embargo por un momento se dejó llevar. El beso era tierno y tentador, dulce como un fruto maduro y tan necesario en aquel instante como agua en un desierto. Lily deslizó sus manos hacia su cabello arenoso y lo revolvió al compás del movimiento de su boca. Era un momento mágico, único, pero Lily no tardó en descubrir que los cabellos que acariciaba no eran del color indicado y que los ojos azules que le devolvían la mirada no eran aquellos que la dejaban sin dormir por la noche. Casi como si una descarga eléctrica hubiera corrido por sus cuerpos se apartó de Mark con ambas manos. No podía olvidar a James, su deseo de erradicar su recuerdo la había llevado a cometer la locura de sentir deseos hacia Marcus, solo con el propósito de olvidar al pelinegro.

- ¿Estás bien?- Marcus se notaba preocupado por la reacción de la chica que se había alejado uno cuantos centímetro de él.

- No, estoy confundida...

- ¡Miren todos con qué sorpresa me acabo de encontrar!

La voz menos esperada hizo su aparición y resonó en el lugar con toda su fuerza. Lily giró su cabeza y vio de pie junto a la puerta que separaba la vereda del jardín a James, vistiendo la chaqueta que Marcus había usado en anteriores ocasiones. Sus manos se encontraban ocultas en sus bolsillos y sus ojos apenas lograban distinguirse, perdidos en una maraña de cabellos enredados.

- ¡Miren todos al cobarde de mi primito, Marcus Black besando a Evans! ¡Qué pareja más linda!- decía sarcástico, mientras Lily lo miraba entre sorprendida, culpable y triste.- Pero ten cuidado Mark te romperá el corazón en mil pedazos a la primera oportunidad, es cruel y desalmada- prosiguió con su voz más potente.

Marcus se aproximó con un puño en alto y completamente furioso.

- ¡Aquí el único cobarde eres tú hablando así de una mujer!, te escudas en tus palabras, en tu apariencia y solo eres un cobarde que no se atreve a jugárselas por la mujer que quiere ¡Maldito infeliz!

- ¡GOLPEAME IDIOTA! Cualquier nuevo golpe no podrá hacerme más daño del que acabo de sufrir. Felicitaciones a ambos - James oyó las palabras de Marcus pero no tuvo animo de responderle- espero que sean muy felices... de verdad- James se encontraba profundamente dolido y sus palabras salieron de él como filosas puñaladas hacia el corazón de su amada. Observó fijamente a los ojos verdes de Lily y se marchó, dejando a solas a la pareja.

El padre de la joven salió de la casa ante los gritos que lo habían despertado de su letargo. Marcus y Lily permanecían inmóviles en sus lugares.

- ¿Qué sucede aquí?- preguntó con una voz ronca.

- Disculpe señor, no fue nuestra intención- se apresuró a decir Mark mientras Lily guardaba silencio. De repente, sin previo aviso, la joven comenzó a correr, a correr en la dirección en la que James había desaparecido, dejando a su padre y a su amigo, atónitos. No podía perderlo ahora, no podía. Hay veces que debemos pasar por momentos difíciles para darnos cuenta lo importante que son esas personas para nosotros. El beso con Mark no había significado nada para ella, solo una prueba para descubrir que el joven solo podía llegar a ser su amigo. Corrió unas cuadras, hasta encontrarse en una calle en la que no transitaba nadie. Miró hacia ambos lados, desesperada. Su corazón latía con fuerza. ¿Perdería a James?

De repente vio una silueta hacia su derecha, al final de una vereda, se hacía más chica con cada paso.

- ¡James!- gritó ella, pero el muchacho aunque se detuvo, no se volteó a verla.

La joven corrió en su dirección e impulsada por un coraje no muy propio en ella apoyó una mano en uno de sus hombros. Lily pudo sentir su cuerpo temblar por el latido cada vez más fuerte de su corazón. Aun de espaldas, James extendió su mano y la colocó sobre la suya. La joven sintió como si una corriente eléctrica hubiese corrido de una mano a la otra.

- Lo siento James, yo no quería que sucediera... - y se detuvo. Le era imposible continuar porque las lágrimas se deslizaban por sus mejillas y hacían que su voz se entrecortara.

El apretó con fuerza la mano de ella con mucho dolor y luego la quitó de su hombro. Dio unos pasos hacia adelante aun sin voltearse.

- Te deseo toda la felicidad del mundo Lily, y quédate tranquila jamás volveré a entrometerme en tu vida.

Lily hubiera jurado que en aquel instante James lloraba pero que el orgullo tan característico en él le había impedido mostrarse vulnerable ante ella.

El amor de LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora