Capítulo 19

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Me gire buscandolo con la mirada, mas no lo encontre en ningun lado, despues de todo, al adentrarse al bosque no podias ver nada, todo era oscuro.

-¿Me buscabas?-susurró detras mío, pude sentir su aroma, era de aquellos que embriagaban los sentidos.
No respondí sólo gire, encontrandomelo con un pasamontañas en la cabeza
¿algun dia me mostrara el rostro?

El rió al ver mí cara de decepción.

-¿no creías que me iba a mostrar tan facil? ¿oh si?-me dijo

-¿cuándo me mostraras tu rostro?-le pregunté- Contesta- exigí.

El lanzó una carcajada con burla.

-No puedes exigirle nada al rey belleza, deberías temer de mí-me cruce de brazos- ten paciencia, no hay nada que yo quiera más que mostrarte mí rostro y que sepas quién soy, pero aun no es el tiempo, es peligroso que sepas mí identidad, nadie la sabe por su bien- bufé, si claro...

-Me importa poco quien seas, no me asustas, ni tú, ni tú mafia.

Lo miré de arriba a abajo, hoy llevaba un jean gastado negro, una camiseta azul marino que se le cernía al cuerpo, marcando su formado cuerpo, su cazadora de cuero y sus botas tipo militar.

-Ves algo que te guste-dijo señalándose el cuerpo.

-Ya quisieras- respondí fría.

Se acercó a mí y llevo su mano hacia mí cuello agarró la cadenita de oro de la que colgaba el dije de la calavera con corona.

-Me alegra que la uses.

Camino hacia donde estaba hace segundos y se sentó, recostándose en donde me encontraba antes.
Me senté a su lado, preocurando no tocarle, el quiso pasar su brazo por mis hombros, lo cual evite.

-Eres tan salvaje, eso me encanta de ti.

-Nunca seré tuya rey-solte, jamás sería de él.

-Eso lo veremos, no sabes lo que daría por qué sepas quién soy... Hacerte mía, robarte la pureza- sonreí internamente, pureza que hace rato había robado un rival suyo.

-¿porque jamás te quitas el pasamontañas?

-Si saben quién soy, jamás podría tener un poco de normalidad.

A pesar de todo lo entendía, el solo quería un poco de normalidad, algo que pocos narcos llegan a tener.

Giré a verlo, con el pasamontañas podía ver solo sus ojos, tan negros como un pozo sin fin.
El miro hacia la luna y sus ojos parecieron cambiar de color.

-Tus ojos- comenté sorprendida mirándolo.

-Son así, tan negros cuando me enojo o la mayor parte del tiempo, pero cuando estoy tranquilo tienden a tornarse grises- me explicó.

Ahora estaba mucho más fascinada con ellos, nunca había visto unos ojos así.
Giro su rostro hacia mí, mirándome a los ojos fijamente, poco a poco se fue acercando a mí.

Llevo sus manos al pasamontañas, creí que se lo quitaría, pero no, sólo lo levanto un poco, dejando sus labios (que no son ni gruesos ni finos) al aire.
Me siguió viendo y rápidamente se acercó a mí, agarrando mi cuello por detrás y me beso.
Tarde un poco en reaccionar pero al poco tiempo lo seguí, empezó a mover sus labios sobre los míos
El beso era rápido y brusco, me recostó en el suelo, posicionándose encima mío sin aplastarme.
Lleve mis manos a su cabeza tratando de tocar su cabello pero tenía el pasamontañas.
Metí mis manos por debajo del pasamontañas y sentí su suave y no muy largo cabello, tire un poco de él, quién lanzó un casi inaudible gemido ronco.
No sé cuánto pasó, si unos segundos, unos minutos, o media hora.
Sólo que nos tuvimos que separar por falta de aire.

Vi sus labios y tenía una muy grande sonrisa.
Saque mis manos de su cabello y él se levantó de arriba mío.

-Espere mucho por ese beso-dijo, quedando unos minutos en silencio y agregó-pero valió la pena Samy.

Cuando dijo aquello reaccione y caí en la cuenta de lo que había pasado.

-No me llames Samy.

Me pare rápidamente del piso y mire sus ojos que volvieron a ser negros, empecé a caminar rápidamente, necesitaba alejarme de él.

-¡ESE NO SERA EL ULTIMO Y LO SABES!- me gritó, grito que resonó en todo el bosque.

Descubriendo Quien Es ElDonde viven las historias. Descúbrelo ahora