Capítulo 32

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—Entremos a la casa y les cuento— les dije llevando la moto al garaje, ellos me siguieron guardando las suyas.
Cuando ya estábamos dentro todos pusieron sus ojos en mí.

—¿Donde estuviste?

Agradezco que está oscuro y no pueden ver el chupón gigante de mí cuello, no les agradaría par nada saber lo que sucedió con el Rey, nunca les gustó que el enviara regalos, mucho menos esto.

—¿Cómo están? ¿No les hizo nada ningún azul ayer?

—No Sam, él que quedó mal fue Calvin.

—¿Grave?

Se me hizo un nudo en el estómago él escuchar eso.

—No pero perdió todo, no irás a verlo Sam, los Wolfs están furiosos por todo lo que pasó.

—¿Y la moto Sam?—pregunto Luke volviendo a mí tema.

—Fue un regaló— comente mirándome las uñas.

—¿Quién te lo regalo?—pregunto Tyler.

—Nadie en su sano juicio regala una máquina así— aseguro Trent.

—Fue el Rey.

—Como dije, nadie con juicio— Trent puso mala cara al decir aquello.

—¿Ya te dijo quién es?— pregunto Luke.

—No, aún no.

—¿Estás bien? Ese idiota no te puso un dedo encima ¿no?

—Deberian cuidarlo a el de mí— les guiñe un ojo dejándolos con la palabra en la boca, ya que me levanté del sofá y comencé a caminar hacia mí habitación.
Me cambié de ropa dispuesta a salir de nuevo hacia la casa de Calvin.
Agarre algo de dinero de mis ahorros y sin hacer ruido salí de mí casa, busque mí nueva moto y salí en dirección allí.

(...)

Y aquí estaba frente a aquella casa tan descuidada, toque la puerta y me abrió una sonriente Caroline, me sorprendía que tuviera tanta alegría a pesar de todo lo que vive.

—¡Sam! ¿Que haces aquí?

—Vine a ver a Calvin.

—Ven pasa, está en cama aún.

—Vine a traerles algo de dinero, sé que están mal, ¿Cómo quedó la moto?

—Calvin no aceptará tu ayuda Sam, y la moto no se pudo recuperar, tuvimos que escapar por los azules.

—Se que el no lo aceptará, pero tú sí, paga lo que haga falta, compra comida, los ayudará un buen tiempo— le pase el dinero ella estaba dudando pero lo aceptó.

—No sabes cuánto te lo agradezco Sam, la habitación de Calvin es la última— dijo ella, yo asentí dirigiendome a la habitación.

Al entrar note las pocas cosas que tenía la habitación, y lo ordenada que estaba. Calvin estaba sobre la cama con sus ojos cerrados, por su rostro y cuerpo se podían ver los hematomas. Me daba pena verlo así.

—Dime que aún me veo bien— dijo el abriendo sus ojos.

—¿Cuando un Colt se ve mal?— bromee, el sonrió pero pude notar que le dolió.

—¿Que haces aquí Samy?

—Me quedé mal al ver lo que pasó, se que no somos nada más que amigos, pero me preocupa mucho tu bienestar.

—Eres asombrosa Samy, ven acuéstate junto a mí— y eso hice, me acosté y el me hizo recostar sobre su pecho, yo lo abrace sintiendo su aroma masculino, aquel perfume tan familiar para mí— Me alegra que estés aquí, por alguna razón me siento bien contigo Sam.

(....)

Me la pasé recostada con Calvin, era muy entretenido escucharlo hablar, o simplemente estar abrazados. Pero cuando anocheció tuve que volver a casa.

(...)

Desperté gritando, de nuevo aquella pesadilla, que cada vez parece empeorar, se que debería empezar terapia, pero no estoy lista para hablar de lo que pasó aquél horrible día.
Las lágrimas caían solas por mis mejillas, mí cuerpo temblaba, no tenía control sobre mí.
En aquel instante veo la puerta de mí habitación abriéndose lentamente, creí que sería alguno de mis hermanos, pero estaba equivocada.

Descubriendo Quien Es ElDonde viven las historias. Descúbrelo ahora