Capítulo 1

8.9K 530 14
                                    


Etienne abrió los ojos con una imagen rondando en su mente. Susan entrando a una habitación rodeada de lujos y dinero. La imagen parecía tan surrealista que Etienne comenzó a reírse.

El señor caminaba por los pasillos de su mansión cuando se topo con Susan. Tenía un mal aspecto y se veía desconsolada.

-¿Cómo sigue tu niña? -El señor no se detuvo y Susan lo siguió.

-No están seguros de que viva mucho. -Susan bajo la mirada.

-Es una lástima que los lobos...-

-No fueron lobos. -Susan podía mentirle a todo el mundo, incluso a los médicos. Pero no permitiría que una mentira así siguiera viviendo en el interior de la mansión. Tampoco dejaría que la conciencia del señor tuviera un descanso.

-Por tu bien, espero que solo digas eso estando aquí. -El señor no tuvo que recordarle lo que pasaría si hacía lo contrario. Ella y los niños serían esclavos de Astreia. -Ahora, dime que es lo que quieres.

-Usted me mandó a buscar y yo solo deseo volver con mi niña. -Susan solo quería estar con su pequeña y no aquí complaciendo a un fantoche.

-No estas aquí para servir a una niña. Estas aquí para lo que yo desee. -El señor se paro abruptamente. -Y te deseo. De rodillas. -El señor señalo el lugar y Susan fue y se arrodillo.

Quería gritar, maldecir. Quería, quería...desde que había terminado en ese lugar su vida era solo deseos de algo de "querer" sin lograr nada al final. Tenía que actuar y lo haría pronto.

Ese era el pensamiento que rondaba su mente, por eso sonreía mientras le hacía una mamada a su señor.






Atienne sentía la impotencia comérselo vivo. Susan había sido convocada por el señor y su expresión era de agonía. Atienne quería ir a buscarla, pero esa no era una opción. Tenía que quedarse y velar por la pequeña.

Miro a la niña. Su piel estaba más que pálida. Sus ojos hundidos, su respiración errática. La pequeña no duraría mucho.

-Maldita seas Astreia. -Atienne salio de la habitación y camino por el pasillo. Quería matar a la maldita pero no podía hacer nada. Tocar a Astreia significaba la ira de su señor. Un riesgo con el que estaba dispuesto a lidiar.

Atienne sintió el momento en que la niña despertó. Sintió su energía recorrerle el cuerpo como si fuera otra entidad viva recorriendo su cuerpo.

-Pequeña. -Atienne abrió la puerta y fue recibido con una triste sonrisa. -¿Cómo te sientes?

-Su...

-Ella no está, pero volverá pronto. -De eso estaba seguro. Susan no podría durar mucho lejos de su pequeña y él no podía durar mucho sin Susan.




Susan pateo la puerta y cerro con un portazo. No quería ser molestada por nadie. Su humor empeoraba con cada segundo que pasaba. Quería estar con su niña y no  pediría permiso. Simplemente se iría.

-Susan, no hagas una tontería.

-Largo de aquí Joel.

-Susan comprende. -La voz de Joel sonaba calmada, aunque la situación no lo fuera para nada. -Si te vas ahora, el señor se enojará contigo y querrá castigarte.

-Me da igual lo que me haga.

-Debería importarte. -Joel intento abrir la puerta. -En el mejor de los casos Atienne te defendería y sería castigado. -Susan dejo de caminar. -En el peor de los casos sacaría a la pequeña del hospital y la dejaría morir. O peor, ¿Qué pasará con Leonardo y Stevan?

-Quiero estar con ella.

-Lo se Susan, pero tienes mucho que perder si sigues con este plan. -Joel dejo de tratar abrir la puerta. -¿Crees que eso lo querría tu pequeña? Quédate aquí, Atienne esta con ella y no dejará que le hagan daño.

-¡Pero yo quiero estar ahí!

-¡No puedes! -Joel abrió la puerta. -No puedes...-Susan estaba en posición fetal. Sus manos cubrían su rostro y las lágrimas se derramaban a raudales. Parecía más joven de lo que era. -Susan...no llores.

-¿Qué es lo que quieres que haga? -Lo miro con sus ojos llenos de lágrimas. -No puedo ir, no puedo llorar... ¿Qué es lo que puedo hacer?

-Eres más fuerte que esto. Todos lo saben. Astreia, Etienne, el señor... todos ellos saben de lo que eres capaz. -Joel se arrodillo al lado del cuerpo tembloroso de Susan. -Eres una criatura divina. No permitas que te hagan daño.

-Les haré pagar.

-Así será.




La pequeña miraba por la ventana. Sus hermanitos estaban a su lado. No la dejarían sola. Ellos siempre estarían cuando los necesitara, incluido Atienne. La niña miro al hombre, era muy guapo pero sentía algo extraño cuando estaba cerca de él. Algo que no era normal.

-¿Te gusta lo que ves mi niña? -Atienne le guiño un ojo y ella sonrió. Tal vez no sintiera algo normal a su lado, pero era muy agradable.

-¿Estas despierta? -Leonardo le cubrió los ojos. -¿Por qué no me miras?

-Leo, le tapas los ojos. -Stevan empujo a Leonardo y miro a la pequeña. -¿Quieres algo? ¿te traigo algo?

-Ya, ya. -Atienne cargo a los niños.  -Dejen que la pequeña respire. Ustedes no le dan un respiro. -Los pequeños se disculparon y se sentaron el la silla que estaba al lado de la cama.

-¿Dónde...estoy? -La pequeña trato de reconocer el lugar, pero nunca antes lo había visto. Todo era un completo blanco. Cortinas, paredes, sillas, decoraciones e, incluso, las sabanas donde estaba acostada. Todo era de un impecable blanco. -¿Este es el cielo?

-¿Qué? -Atienne soltó una carcajada. -Créeme en esto, el cielo no estan feo. Además, yo no sería lo primero que verías.

-¡Ella me vio a mi! -Leo levanto sus manos. El pequeño pelirrojo siempre quería ser el primero.

-No, ella me vio a mi. -Stevan señalo a Leo como si fuera un genio explicando una ecuación a un completo tonto. -Tu le cubriste los ojos.

-¡Que no!

-¡Que si!

-Ya estuvo, ella me estaba viendo a mi. -Atienne callo a los niños con su mirada. -Leo se dio cuenta de que estaba despierta porque yo le hablé. Así que yo gané.

La niña comenzó a reírse, todos le siguieron la corriente. Hasta que su risa se volvió tos y escupió sangre.

-¡Pequeña! -Atienne se acerco de inmediato. -¡Enfermera!

La Dama del Vampiro.© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora