Capítulo 17

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-¿Susan? -Joel la llamo, pero no obtuvo respuesta. -No está aquí.

-Tampoco está en el jardín. -Capricio estaba preocupado. -Estella y Annabel también la buscan. Aún no la encuentran.

-Cálmate, ella está bien. Probablemente Robert la llevó al pueblo. -Joel trato de ser racional y creerse las palabras que él mismo decía. -Preguntemos.

-Robert no la ha visto en todo el día. -El pánico de Capricio creció en Joel. Eso no era una buena señal.

-¿Nadie sabe dónde está Susan? -Joel dejo de creer que todo estaba bien y fue a buscar a su señor. Subió las escaleras a toda prisa. Solo podía pensar en qué clase de barbarie el señor le hizo a Susan. Abrió la puerta sin avisar y se detuvo en seco. La habitación era un caos.

-¡¿Dónde está?! -El señor salio de ninguna parte e intentó apuñalar a Joel, para su surte tenía unos impresionantes reflejos. -¡Ladrón! ¡Tomaste lo que es mío!

-¡Mi señor! ¿Qué le pasa? -Joel trato de evitar los golpes y calmar a su señor, pero no tuvo suerte. No le quedó de otra más que golpearlo. Trato de no derramar ni una gota de sangre o las sombras aparecerán.

-¡AAAHHHH! -El señor cubrió su estómago y reconocio a Joel. Su sirviente tenía un buen puño.  -¿Cuándo entraste? -Joel estaba por responder cuando el señor le mandó a callar. -No me digas nada. ¿Has visto a mi tesoro? -El asombro barrio todo el cuerpo de Joel. Por más de diecisiete años que no escuchaba ese apodo, el apodo de la hija de su señor.

-Mi señor ella...-

-Tiene frío o hambre. Esta sola, búscala. Tenemos que encontrarla, está aquí. -El señor sufría otro colapso típico de su familia. Joel paso de su señor y se acercó al estante, tomo el frasco con droga. Esa droga "medicinal" era tan potente que podía matar si la tocabas directamente. Era algo que Joel odiaba tocar, pero su señor la necesitaba.

-Mi señor, mire. -Le colocó el frasco frente a sus ojos. -Ella está aquí. -El señor no dudo un segundo en abrir el frasco y tomarse el contenido. Por alguna razón la sangre del señor era inmune a la droga y no sufrían de sobredosis. Una interesante ventaja. -¿Ha visto a Susan mi señor?

-¿Tesoro? -El señor miró dentro del frasco. Si el señor había despertado así no era responsable de la desaparición de Susan. ¿Dónde estás, Susan?






Le dolía mucho la cabeza y trato de abrir los ojos. Estaba acostada sobre un pasto fresco, caía una pequeña llovizna. Era un lugar hermoso.

-Es muy hermoso. -Esa era desquicio, pero esta vez tenía cuerpo. Susan trato de ver y se encontró con...

-¿Eres...yo? -Desquicio, no, una persona idéntica a Susan, le devolvió la mirada.

-Soy tu, tu eres yo. -Desquicio se arrodilló a su lado. -O eso deberíamos ser.

-¿Eso qué significa? -Susan sentía el cuerpo pesado, se le hizo difícil ponerse en pie. -¿Dónde estamos?

-¿Cuál de las dos preguntas te importa más? -Desquicio terminó de sentarse y le dio un pequeño empujón. -No me tengas miedo, no me haría daño. Lo que significa que no te haría daño.

-¿Cómo es posible que seas yo? O, ¿yo soy tu? -Estaba llenas de dudas. Sin duda desquicio la llevaría a la locura. -Esto me producirá un dolor de cabeza.

-No. -Desquicio la miro a los ojos. -Lo que estás por descubrir si lo hará.

-¿Qué? -El dolor en su estómago fue intenso. Cada célula de su cuerpo se retorció en agonía. El dolor la llevaba a la inconsciencia, parecía como si sus órganos internos se desprendiera y volviera a unirse. Con cada contracción, Susan experimentaba el dolor en carne pura. Eso solo podía significar una cosa...-¿Estoy...estoy embarazada? -Desquicio soltó una pequeña risita.

La Dama del Vampiro.© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora