MARATON 2/5 Capítulo 11: Un Dulce Beso Mortal

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Harry y yo nos vimos un par de veces más, él me seguía ignorando, me pasaba por un lado sin dirigirme ni siquiera una mirada, no me hablaba, era como si de pronto se hubiese olvidado de que yo existía o de que me conocía. No logré concentrarme en ninguna clase, durante todo el día estuve a punto de soltar lágrimas, de forma impresionante necesitaba a Harry, estaba demasiado mal, demasiado desahuciada sabiendo que Harry de pronto había dejado de quererme en absoluto. En cuanto tenía la oportunidad comenzaba a espiarlo desde alguna ventana mientras él hacía su trabajo para así recomponerme y no sentirme tan mal.
Había una nota en mi cama cuando fui al dormitorio a descansar esa noche.
"Ven a verme en el jardín".
Sólo esas seis palabras escritas en una hojita de papel arrancada de un cuaderno hicieron que una sonrisa se curvara en la comisura de mis labios, me figuré que vería a Harry, que luego nos abrazaríamos, nos comeríamos a besos, ya anhelaba verlo, tocarlo, acariciarlo, olfatear su aroma, saborear sus labios, oír su voz. Sentí en mi estomago ese cosquilleo inquietante y una emoción palpitante dentro de mí, me recorrió una sensación de alivio, Harry al fin quería verme. Me coloqué los zapatos y eché a correr a toda velocidad, Llegué al jardín agitada y sonrojada por haber corrido. Harry no estaba allí, no había nadie. El viento me congelaba la piel y hacía que mi cabello se despeinara todavía más, decidí esperarlo bajo el frio y me recosté al pie de un árbol. Una gota fría y liquida de agua recorrió mi mejilla, utilicé mi mano para quitarla y eche un vistazo hacia lo alto por encima de mi cabeza, desde el cielo y a través de las hojas de los arboles cayeron muchísimas gotas mas dejándome todo el rostro mojado. Así como en un santiamén la lluvia comenzó a caer a cantaros y bajo esta apareció Hashton completamente empapado y caminando a través de los charcos de barro recién formados en el césped. Se acercó hasta donde yo estaba.
–______(tn) –lo escuché decir a duras penas ya que el sonido de la lluvia era bastante estridente.
–¿Qué haces aquí Hashton? –le pregunté cuando estuvo más cerca.
–¿Leíste mi nota? –dijo entre dientes y arrimó sus labios a mi oído.
–¿Tu nota? –algo parecido a la decepción me impregnó–. Ahh, si, tu nota.
–Vamos a otro lado, está lloviendo demasiado –escrutó él.
Yo quería a Harry, estaba tan ilusionada con que Harry iba a hablarme que al ver a Hashton me sentí bastante desencantada, yo ansiaba al verdadero Joseph, en esos momentos sentí quería morirme, que nada valía la pena si Harry no iba tomarme en cuenta, escondí las lágrimas para no preocupar a Hashton.
–Quiero estar aquí –susurré–. Quiero estar bajo la lluvia.
Rodeé a Hashton con mis brazos y el hizo lo mismo.
–Pero te vas a resfriar –repuso.
–No me importa. 
–¿Qué tienes princesa? –tanteó–. No te ves contenta.
No tenía ganas de hablar así que no le contesté, apoyé mi cabeza en su pecho mojado sobre la tela de su camisa y sentí sus caricias en mi cabello. Tanto necesitaba a Harry que me hice la idea en mi cabeza de que Hashton era él, me convencí a misma de que los brazos que me rodeaban eran los de Harry y de que la respiración que sentía golpeando mi cabello era la suya y no la de Hashton, era demasiado fácil hacerse la idea cuando esos dos hombres eran irreprochablemente idénticos. Miré su semblante y en él vi a Harry, puse ambas manos sobre su cara mojada, me puse de puntillas y halé a Hashton hacia mí con intensiones que él conocía. Lo besé. Tomé sus labios acaramelados que tenían sabor demasiado dulce, por supuesto que él correspondió a ese beso, movió sus labios de forma placentera y suave. Yo tenía la enfermiza idea de sustituir a Harry con su hermano, al no tener al real quise remplazarlo de alguna manera, jamás los besos de Hashton podrían igualarse a los de Harry pero claro estaba que aliviaban de forma notable mi dolor. Un beso bajo la lluvia hubiese sido mucho más disfrutable con él chico que si amaba realmente, pero él no estaba, no me quería, no me tomaba en cuenta. Éste fue el primer beso largo que Hashton y yo nos habíamos dado ya que nadie estaba allí para interrumpirnos y él no estaba dispuesto a soltarme, se aferraba a mi cabello con sus manos y estaba enganchado a mis labios como si no pretendiera despegarse jamás. Respiré. Tomé una bocanada de aire luego de que nuestro beso finalizó.
–______(tn), dime que me quieres, por favor, porque... Porque yo te amo. 
¿Qué debía decirle? ¿Qué lo utilicé como un remplazo? ¿Me amaba? ¿Él sí me amaba? ¿Por qué el amor debía de ser tan complicado? Hashton me quería a mí pero yo amaba a Harry, que ni siquiera estaba interesado por mí. Yo no quería despedazar el corazón de Hashton diciéndole la cruda verdad de que yo al único que amaba era a su hermano. Tenía varias alternativas, admitirle la verdad a Hashton y decepcionarlo por completo, mentirle y hacerle ilusiones de que lo amaba o simplemente callar o desviar el tema, o salir corriendo.Cuando me vi entre la espada y la pared sin palabras para argumentar me decidí por la última opción. Eché a correr a zancadas bajo la lluvia chapoteando agua por todas partes cuando mis zapatos caían en los charcos de agua. La presencia de Hashton me ruborizó cuando percibí de que venía tras de mí siguiéndome a toda velocidad. Sentí sus manos rodearme por detrás cuando me atrapó y caímos dando vuelta sobre el pasto verde e inundado, como si fuera un inocente juego me eché a reír a carcajadas y me tumbé con los brazos extendidos a cada lado de mi cuerpo, Hashton se tumbó a mi lado en su rostro se curvaba la más feliz de sus sonrisas que yo en la vida haya
visto.
–¿Sabes qué me hace feliz cuando ríes? –escuché decir en voz alta a Hashton.
Cerré los ojos para concentrarme en sentir el leve impacto de las gotas de lluvia cuando golpeaban mi piel helada, sin poder ver nada un nerviosismo inquieto se apoderó de mí cuando los labios de Hashton tocaron levemente los míos en un beso delicado y romántico.
–¿Quisieras ser mi novia? –sentí su aliento frio murmurarme al oído esas palabras que me
tomaron por sorpresa, me alcé para quedar sentada en el suelo y me ahogué con mi propia saliva.
–¿Estás bien? –me preguntó al verme tan desorientada y tosiendo ahogada.
–Sí –proferí con voz temblorosa.
–¿Sí? –apuntó él.
–Sí, quiero ser tu novia.
¿Que por qué dije que sí? La respuesta es sencilla y simple, sin muchas complicaciones yo estaba segura de que él me amaba, con eso me bastaba, yo sentía que no tenía nadie más que me amara y codiciaba con muchas esperanzas que alguien lo hiciera de verdad incluso si no era quien yo realmente quería. Incluso si no era Harry. Estaba desesperada por tener el amor de alguien que sanara las heridas de mi corazón en lugar de provocarme más dolor del que ya había tenido. Y yo aún tenía la idea en la cabeza de que Hashton era mi sustituto personal de
Harry, yo era un tanto inmadura y absurda. Cuando giré mi mirada hacia el gran edificio enladrillado de Kent College distinguí como las ventanas de los dormitorios se comenzaban a iluminar una por una como si todos estuvieran encendiendo las luces repentinamente.
–Están buscándote –farfulló jHashton –. Anda, yo te veo más tarde.
Ambos nos pusimos de pie. Yo temblaba de frio y mi ropa humedecida y sucia con barro se pegaba a mi cuerpo. Hashton me dio un rápido beso de despedida en los labios. Entré al instituto por la puerta de la cocina y dejé las marcas de mis pisadas en las cerámicas del piso, no había nadie allí hasta que Harry entró a través de aquellas dos puertas, mi corazón se aceleró y mis sentidos se paralizaron. Me sorprendí mucho cuando me miró a los ojos, él se acercaba a pasos rígidos y si no hubiera estado congelándome a punto de sufrir hipotermia hubiese empezado a sudar, perdía el aliento a medida que Harry acortaba la distancia entre ambos. Para mi sorpresa él me tomó de forma brusca de un brazo, el contacto con su piel me quemó, enardecía y me proporcionaba placer. Haló de mi brazo y me llevó con él, yo fantaseaba con que me transportara a una habitación solitaria y partiera mi boca de un beso, por eso no hice resistencia alguna, pero él en lugar de eso me trasladó hasta el vestíbulo saturado de estudiantes y profesores.
–La encontré –inquirió Harry dejándome con la directora.
–Veo que le encanta romper las reglas, señorita kardashian –la señora Simmons me retó con mucho desagrado–. Como castigo esta noche tendrás que dormir en la cabaña del jardín.
El resto de los estudiantes se miraron las caras, parecían no poder creerlo. ¿Tan malo será? Pensé al ver los rostros absortos de todos.
–Harry lleva a la chica hasta allá y enciérrala hasta mañana. –la directora le dio a Harry una pequeña llave dorada y un candado. No, Harry no me habló durante todo el camino. A lo lejos ya podía vislumbrar en la oscuridad la cabaña completamente hecha de madera podrida ya por las constantes lluvias y repleta de moho. Él quiso forzarme a entrar cuando estuvimos allí pero yo opuse resistencia me aferré al marco de la puerta.
–Ya, ______(tn), no seas ridícula y entra a la maldita cabaña –ahh, cuando escuché su voz se me fue el mundo, para mí había sido una eternidad desde la última vez que había escuchado su voz hace apenas unos cuantos días atrás. Debía hacerme la enfurecida y en cierto punto lo estaba.
–Si me encierras te prometo que gritaré toda la noche.
–Son órdenes de la directora que tengo que seguir.
–¿Qué? ¿Ahora eres su pequeño sirviente? –lo provoqué–. ¿Acaso te acuestas con esa
víbora? digo, vejestorio. "Oh Harry, lleva a la chica hasta allá y enciérrala hasta mañana"
–dije imitando de forma burlona el odioso acento de la señorita Simmons. Harry lanzó una sarcástica carcajada.
–Parece que te has vuelto muy graciosa –rezongó él-. Y por supuesto que no, tengo mejores
gustos que eso, sólo trabajo aquí, trabajo para ella.
Él me tenía tomada por los brazos inmovilizándome.
–Harry, ya dime por qué estás tan resentido, ¿por qué ya no me hablas?
–No te hablo porque quiero que me dejes en paz –sentí como si una daga atravesaba mi
corazón–. Quiero que ya te olvides de mí.
–¿Pues que crees? Ya lo hice –mi sentido de cólera habló por mí, ni quiera yo creí que de verdad esas palabras habían salido de mi boca–. Hashton es mi novio. 
–Me parece perfecto –apretó los dientes al decirlo y con su puño cerrado dio un golpe bastante fuerte a la podrida pared de madera de la cabaña. Me espanté con su reacción. Harry balbuceó algo demasiado bajo que no alcancé entender. Él aproximó sus labios a mi cuello, no estuve al tanto de que procuraba hacer porque parecía furioso, atendí con más esmero las palabras que Harry balbuceaba y me percaté de lo que susurraba: "Tú eres mía". Esa no era la frase más romántica que me que me habían dicho pero me hizo perderme en otra dimensión y sentí que mis pies se elevaban del suelo, era una frase despiadada y posesiva pero apasionada, y yo sabía que yo era suya, yo le pertenecía a él y nadie más. Harry me dedicó una caricia con sus labios en mi cuello, al igual que otros días su aliento tenía un leve aroma dulce a coctel. Un
beso en mi cuello, Harry me dijo que adoraba sentir con sus labios cuando mi sangre corría por las venas de mi cuello. Fue algo tan cínico como perturbador al igual que sexy y seductor. Sentí como palpitaban las terminaciones nerviosas en mi cuello. En cierto punto todavía me atemorizaba de Harry , lo amaba y quería tenerlo pero así mismo me seguía estremeciendo tanto como el primer día que lo vi, incluso a veces más pero el miedo quedaba claramente opacado cuando yo me cegaba al tenerlo tan cerca, en ese momento supe que había sido un
error tratar de suplantar a Harry con su hermano Hashton, ellos nunca iban a ser iguales y yo nunca podría amar a Hashton igual que amo a Harry. Cerré los ojos involuntariamente al sentir las caricias de los suaves labios de Harry. Así pues me levantó en sus brazos cargándome como si yo estuviera desmayada y me adentró al interior de la cabaña, abrí los ojos pero no pude ver
más que oscuridad, fui aventada por Harrry a una cama y dos segundos después él estaba encima de mí. No hice nada más que esperar, esperar a que Harry hiciera conmigo lo que le plazca, si quería besarme o asesinarme me daba igual.
–Tú eres mía. ¿Entiendes? –oí decir a Harry entre dientes.
La respuesta era sí, yo entendía perfectamente que yo era para él. Su cuerpo giró junto con el mío permitiéndome quedar encima de él, casi no podía verlo debajo de todo ese
manto negro que lo cubría, detrás de toda esa oscuridad lo único que veía era sus ojos centellear con cierto brillo. Aprecié que sonreía. Y sus brazos me estaban rodeando las caderas y pegándome más a su cuerpo, una de sus manos luego recorrió toda mi espalda desde mis caderas hasta mi nuca, con esa misma mano apoyada en el nacimiento de mi cabeza hizo fuerza para acercar mis labios a los de él, tomé sus labios, los mordisqueé satisfactoriamente con una sed insaciable, él hizo lo mismo, mi lengua saboreó el dulce sabor a fresas, mora, piña y whisky que había sus labios

Mas allá que una atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora