MARATON *_* 5/5 Capitulo 7 parte 2

247 5 0
                                    

Mi corazón se paralizó cuando me senté sobre la cama y vi a un chico de pie frente a la misma, comprendí rápidamente que no era humano, era otro espíritu, su rostro tenía lágrimas de sangre rodando por sus mejillas, parecía bastante joven, entre los nueve u once años, su cabello era de un castaño claro y medianamente largo y llevaba puesto el uniforme de la academia Kent College. Esta vez no sentí miedo, caminé lentamente sobre la cama con mis rodillas hasta llegar al borde para acercarme a este chico, cuando estuve en la orilla puse mis pies sobre el suelo y alcé un brazo para tocarlo, cuando estaba lo suficientemente cerca para tocarlo y puse mis manos sobre su imagen y esta se desapareció tal como si se tratara de un holograma, se borró, se desvaneció, nada quedó de aquel niño. "Tal vez veo sólo niños muertos" pensé. Sea como fuera ya me estaba hartando vivir así, no quería tener más nada que ver con fantasmas, demonios ni cosas extrañas. Cuando escuché los ruidos de la madera de las ventanas golpear giré mi vista hacia esta, los vidrios estaban empañados por la humedad del aire de afuera, de pronto entre el empañamiento o vaho de los cristales comenzaron a escribirse palabras, como si alguien las estuviera escribiendo en ese mismo instante en el vidrio con sus dedos pero ni siquiera había nadie. "Le perteneces," decían las palabras escritas, sin poder comprender el significado de aquello traté de mantener la calma, intenté contener un grito de terror y permanecí muda para evitar despertar a nadie. Las demás chicas dormían como rocas, nada parecía capaz de despertarlas, aprovechando este punto a mi favor corrí fuera de la habitación hacia el pasillo como si eso fuera a alejarme de las extrañas presencias y espíritus. El pasillo alfombrado en un tono vino tinto estaba vacío y oscuro, caminé un poco rápido sin saber a dónde ir con mi mano derecha tocando la pared, me encontraba un poco asustada y no sabía

qué hacer.

–¡_________! –me llamó una voz bastante reconocible que se escuchó a mis espaldas, pero yo no estaba segura de si era el sonido de la voz de Hashton o la de Harry ya que eran prácticamente la misma. Me volví hacia atrás y vi a Hashton.

–¿Qué... Qué estás haciendo acá? –le susurré, nadie debía verme escapada del cuarto a esas horas, estaba en contra del reglamento.

–Harry te está esperando en el salón de ciencias en el segundo piso, quiere hablar contigo –me dijo en voz baja.

No se me ocurrió decirle nada, solo le di un abrazo de gratitud, pensé que Hashton y Harry me olvidarían y no se preocuparían más por mí pero ahora estaba muy agradecida con verlos de nuevo. Por poco no me echo a correr y bajé las escaleras hasta el segundo piso con rapidez. Recorrí los pasillos en busca del salón ciencias hasta que por fin lo encontré. Una puerta en marrón oscuro al igual que las demás con una pequeña ventanita de vidrio en la parte superior y un letrero pequeño encima del marco de madera que decía "ciencias".

Giré la manilla de la puerta y la abrí un poco temerosa, Harry todavía era un tanto escalofriante y un poco perturbador pero por alguna razón necesitaba verlo. Al abrir la puerta por completo me exalté y me sorprendí un tanto, él estaba igual de perfecto como siempre recostando su espalda a una pared y de brazos cruzados. En seguida me vio empezó a acercarse a mí, yo cerré la puerta con cuidado después de entrar. 

–________ –me habló él–. ¿Cómo estás?-Mientras más se acercaba yo más me exaltaba, mi corazón se aceleraba y me iba quedando sin aliento.

–Perdóname –siguió hablando al notar que yo no le contesté–. ¿Me odias?

–Harry –susurré–. Te amo.

Aquellas palabras le sirvieron a él para acortar más la distancia entre nosotros, me rodeó la cintura con sus brazos y me apegó a su cuerpo, me llené de satisfacción al sentir su cercanía, mi cuerpo empezó a temblar cuando él besó mi cuello de forma seductora, sus labios se sentían sobre mi piel y me hacían estremecerme de placer, cuando Harry me besaba sentía que perdía los sentidos, que me debilitaba, sentía que me llevaba lejos, eran tantas cosas extraordinarias. No me quedé con las ganas de besarlo, entrelacé mis manos en su cabello y besé sus labios con deseo.

Mas allá que una atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora