MARATON 3/5 Capitulo 11 Parte 2: Un Beso Mortal.

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Un dulce beso mortal. Sumergido en el beso, Harry cortó con sus dientes mi labio inferior, no fue tan doloroso como para no seguir la acción pero lo que más me sorprendió fue que Harry pasó su lengua justo por el lugar donde estaba la abertura de mi labio sangrando levemente. Saboreaba mi sangre como si le encantara y le apeteciera. Harry estaba entrando en calor porque lo vi deshacerse de su gruesa chaqueta negra y ausculté cuando esta cayó al suelo. Con el corazón a punto de saltar de mi pecho o salir por mi boca y el cuerpo debilitado y tembloroso perdí el control y entre titubeos mis manos se posaron en la camisa negra, manga larga y de botones de Harry. De forma cautelosa y desesperada desabroché un botón, tan solo el primer botón más cercano a cuello, el primer paso para ver y besar ese torso completamente desnudo. Harry no pareció notarlo, todavía más desesperada el siguiente botón lo arranqué cuando tenía los labios de él sobre mi cuello. Dio un alto a sus besos y me detuvo a mi también tomándome por ambos brazos, solo tardó segundos en asimilar lo que yo estaba haciendo, cierto salvajismo emergió de él y luego lo vi luchando contra el nudo de la corbata de mi uniforme intentando deshacerlo. Terminó de arrancar mi corbata con sus propios dientes, lo escuché jadear desesperado y escuchaba su respiración agitada y cortante, las yemas de sus dedos quemaban mi piel con el más mínimo contacto, esos dedos se deslizaron a través de los botones de mi camisa y los desabrochó casi al mismo tiempo que me la quitaba. Debajo de esta camisa yo tenía una guardacamisa blanca de tiritas, Harry besó mis hombros desnudos hasta que esos besos se convirtieron en delicados y placenteros mordisquitos que deduje que enrojecieron mi piel.

Un destello enceguecedor cayó sobre mis ojos y caí en cuenta de que eran las pupilas de Harry que de nuevo habían cambiado de color, sus ojos brillaban fulminantes, eran unos ojos perversos y hasta demoniacos, la última vez que Harry y yo habíamos estado en una situación como esta cuando los ojos de Harry cambiaron de color él me había pedido que huyera y que me alejara de él como si tuviera miedo de hacerme daño pero ahora continuó besándome, mordiéndome y hasta comenzó a lamer mi piel, sentí su húmeda lengua ascender a través de mi cuello.

Harry estaba ciego, comprendí que había perdido la razón, ya no era él mismo, me tomó del cabello pero sin hacerme daño y quiso arrancarme la ropa, comencé a vacilar y a sentirme más asustada, aterrada, insegura. Supe que Harry había notado mi miedo, dejó de intentar sacarme la ropa, con una de sus manos sostuvo mi rostro y apretó mis mejillas para mantener mi boca abierta, me beso y luego de eso seguía sosteniendo mi cara de la misma forma, su mirada penetraba en mí hiriéndome, me quemaba por dentro, algo sobrenatural en Harry me hacía daño, había fuego dentro de mí, me estaba quemando, yo podía jurar que era Harry quien lo estaba haciendo, mi vida se me escapó de las manos cuando Harry comenzó a hacerme lo mismo que a aquella mujer que vi que asesinó en Italia, aspiró mi aliento con su boca, pude sentir como se llevaba mi vida en tan solo un segundo, se llevó parte de mi alma, era como si se estuviera alimentado de mi, mi corazón comenzó a dejar de latir y en mis pulmones escaseaba el aire. Gemí por última vez mientras moría. Ya sabía que mi hora había llegado, debía irme del mundo.

–Adiós Harry. –Susurré en mi último aliento–. Te amo.

–NOO!! –gritó Harry.

De pronto no lo tuve encima de mí. La habitación comenzó a iluminarse cuando el amanecer empezó a montarse en el cielo naranja, rojo y rosado. Vi a Harry iluminado con la tenue luz roja del cielo que entraba por las ventanitas reflejada en su dorada piel. Él estaba en un rincón de una de las cuatro paredes de la estancia, sus ojos estaban aterrorizados y dolidos, mucho más que los míos, tenía una mirada inundada de tristeza y dolor, se aferraba a las paredes con sus manos enterrando las uñas en la madera y temblando como si estuviera congelándose, llevaba el cabello húmedo por la lluvia que lo había mojado afuera y la camisa entre abierta por mí, agarraba las paredes como si eso fuera a evitar que se lanzara encima de mí a devorarme hasta que cayó de rodillas al suelo, abatido, jadeando, sufriendo, se llevo las manos a su estomago, parecía que hubiese recibido una puñalada. Yo estaba mirándolo desde la camita tratando de recuperar la vida que Harry me había quitado. Vi mi cuerpo pálido igual que la sal. Pero perdí todavía más color al ver que Harry sacaba de uno de los bolsillos de su chaqueta tirada en suelo una daga y la sostenía en dirección a su pecho.

Mas allá que una atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora