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Jieun entró a casa saludando a sus padres de muy buenos ánimos. Le dio un abrazo a cada uno mientras que Baekhyun la esperaba en la puerta, dudoso de entrar sin su consentimiento.

—Traje a un buen amigo para que nos acompañe hoy —les dijo mientras le hacía señas al menor para que pasara. Baekhyun entró con cuidado mirando lo mucho que había cambiado aquel lugar en década y media.

—Si es ese tal Haneul puedes enviarlo a casa.

—Deja de hablar así de él, es un buen chico y quiere lo mejor para nuestra pequeña —agregó su mujer desde la cocina mientras se mojaba las manos para continuar cocinando.

—Tranquilos, Haneul tampoco tiene la intención de venir aquí desde la última vez. Traje a un nuevo amigo. Vamos, Baek... pasa.

La señora Lee salió de la cocina para darle una buena impresión a su nuevo invitado. Caminó hasta el chico de cabellos rojizos con una enternecedora sonrisa de mejillas levantadas, palmeando los hombros del chico.

—Es una real ternura —aseguró sin parar de sonreírle. Baekhyun dio una reverencia a ambos algo avergonzado. Estaba frente a sus antiguos padres y no tenía idea alguna de cómo comportarse.

—Luce mucho más decente que el resto de gente que traes a casa.

—Es un honor conocerlos, señores Lee, Jieun me ha hablado mucho de ustedes.

—Es una dulzura, ¿no es cierto Dong? —el hombre le dio la razón porque discutir con su esposa no era algo que quisiera hacer. Baekhyun le dio las gracias con una sonrisa tímida—. ¿Cuántos años tienes, cielo? No pareces tener la edad de nuestra Jieun.

—Dieciséis —murmuró, evidentemente no tenía la edad de Jieun.

—Como pasa el tiempo... —murmuró recordando a su difunto hijo, Wook llevaba la misma cantidad de años muerto que él adolescente ante sus ojos vivo. Incluso sus ojos tenían el brillo que los de su adorado hijo cuando podía admirarlos—. Me recuerdas a él —suspiró palmeándole la mejilla con suavidad—, mi hijo tenía esa misma mirada a tu edad, le hubiera encantado conocerte.

—A mí también —la confortó con una simple sonrisa. Cerrando los ojos cuando ella volvió a acariciarle la mejilla, su tacto era igual de cálido como cuando él vivía siendo Wook. Incluso cuando ella era una completa desconocida para él en aquella vida, se comportaba como una madre real, como la que esperaba tener alguna vez—. Seguro es el hijo ideal.

—Tenía sus fallas, pero una madre siempre ama a sus hijos.

—Sí —susurró. Claro que una madre verdadera como ella amaba a sus hijos, lo más cercano que tenía a una madre era su única tía, quien se desvivía por él porque la mujer que lo trajo al mundo no estaba dispuesta a hacerlo—, su hijo también la amaba mucho, señora Lee.

—No me digas así, cielo, puedes decirme mamá si te sientes cómodo con ello. Todos los que son amigos se Jieun son familia. Asegúrate de llamar  Dong a ese anciano maleducado de allí, necesita que un chico tan apuesto como tú le diga así aunque sea durante un día.

No pudo evitar sonreír una vez más antes de dejar que volviera a la cocina. Terminó sentado con el que antes era su padre, mirando la televisión en silencio con los canales cambiando con cada pestañeo.

Jieun y su madre se quedaron en la cocina chismorreando como solían hacer, mientras que la primera robaba pequeños bocados de lo que cocinaba su madre a hurtadillas, aunque era más que evidente que lo estaba haciendo.

—¿Cuándo llegara Yeol? Jamás se pierde nuestros almuerzos, ha estado diferente este último mes.

—No te preocupes mucho por él, mamá, seguro no tarda en llegar. Sabes que no vive en la casa de al lado desde hace ocho años.

All AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora