—No Evie, aún no —pidió Carlos, moviendo un poco su cabeza para hacerla despertar.
Evie abrió los ojos de nuevo, aunque su mirada parecía más bien perdida y mirando a la nada. Su vista se tornaba a cada minuto un poco más borrosa y opaca, además de que comenzaba a sentirse soñolienta. Su cara ahora estaba del color que sus labios habían adoptado: blanca. Juraban nunca haberla visto tan pálida en lo que tenían de conocerla, ni siquiera cuando se enfermaba de gravedad.
—Mal —la llamó Lonnie, haciéndole una seña para que se acercara. Obedeció, sin mucho ánimo.
—No dejes que se duerma —explicó—. Hazla reír, habla con ella, pero no dejes que cierre los ojos. No importa cuán cansada te diga que se sienta.
—Lo, yo... No puedo, no-no puedo —confesó. No se sentía capaz de entablar una oración completa con Evie en ese estado, mucho menos una conversación.
—Significará mucho para ella que lo hagas tú —prosiguió.
—Ella te escucharía a tí antes que a nadie —intervino Ben—. Hazlo.
Mal observó la escena frente a ella, haciéndole sentir un profundo dolor en su corazón. Dos personas con las que había crecido y se había criado, cuidando a su mejor amiga; que aunque no siempre se habían llevado bien, habían aprendido a quererse como hermanas. Después de 16 años por fin había encontrado a una persona tan especial y única como ella, y estaba a punto de perderla para siempre. La magia no podía ser usada en casos de vida o muerte como éste, así que aunque ya estuvieran fuera de la barrera mágica, intentar un hechizo no serviría de nada. Regresó a su lugar anterior, tomando aire y armándose de valor.
—Evs —comenzó, juntando su mano con la de ella, la cual había perdido su calidez.
Evie movió su cabeza lo menos posible para mirarla a los ojos. Un movimiento tan simple como ese empezaba a complicársele.
—¿Te sigue molestando que te llame princesa arándano? —bromeó Mal, en un intento de distraerla. Princesa arándano era un apodo que había surgido en la Isla—. ¿Tratarás de golpearme otra vez?
—No —dijo en voz baja, sin mucha fuerza. Logró sacarle una leve sonrisa al recordar las peleas que el alias había desencadenado—. Puedes decirme así.
Chico se acercó caminando con la cola entre las patas y comenzó a frotar su hocico contra Carlos, entendiendo perfectamente la situación.
—Chico —lo saludó Carlos, lleno de ternura gracias la manera en que intentaba reconfortarlos—. ¿Qué tal?
—Esto ya no está sirviendo de mucho —mencionó el hijo de Jafar, llamando la atención de los dos chicos de la Isla La chaqueta de Ben ya no estaba siendo de ayuda, pues la sangre seguía esparciéndose en ella. Estaba empapada y pesada.
—¡Mal! —gritó Ben. Él se encontraba metros lejos con Lonnie, para no saturar de gente y estorbar. Notó que Evie estaba adormeciéndose, pues sus ojos se estaban cerrando cada vez por más tiempo. La peli-azul separó los labios para hablar, pero ningún sonido salió de ella sino hasta unos segundos después.
«Gracias por todo, M».
—No, ¡no! —comenzó, sintiendo su barbilla temblar mientras gotas de agua brotaban de manera desenfrenada de sus lagrimales—. ¡¿Por qué te despides?! ¿¡Por qué te estás despidiendo?!
Miró a los demás, quienes ya estaban asustados por el comentario. Evie lucía tan frágil como una pieza de porcelana, y todos estaban conscientes de lo que podía llegar a ocurrir.
—No lo hago —murmuró Evie en respuesta a Mal, mientras su vista se nublaba.
—Su-suficiente Evie —dijo subiendo el tono de voz y tratando de sonar firme, mientras sentía la amargura atravesar por su garganta y lágrimas de impotencia—. ¡No te atrevas a cerrar los ojos!
Hubo un silencio por parte de todos, logrando esparcir aún más el miedo y la angustia. Mal dio un suspiro profundo, tratando de encontrar fuerza y voz.
''But this is not the end''.
''No''. Evie pestañeó, y sus ojos no se volvieron a abrir.
''You're part of who I am''. Mal secó sus mejillas con su guante.
Evie mostró una casi imperceptible sonrisa al escuchar por última vez el color de voz de su mejor amiga, haciéndole más difícil el continuar a Mal.
''So we can meet''.
''In the space between''. Terminó Mal quebrándose, cuando Evie dejó de responder.
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«No te atrevas a cerrar los ojos» | Descendientes
FanfictionUna tragedia ocurre gracias al resentimiento de los habitantes de la Isla de los Perdidos, amenazando con arrebatarle la vida a uno de los chicos.