Situado después del capítulo 6
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—Ya no te angusties Mal, Evie se va a poner bien —la calmó Jay, tratando de persuadirse a sí mismo también.
—Eso no lo sabemos —replicó angustiada, reposando su cabeza en el hombro de Ben y sintiendo la cara tensa por las lágrimas que ya se habían evaporado—. Chicos, no se engañen. Evie no está nada bien y no sabemos qué pueda pasar.
Evie había perdido el conocimiento a la mitad del viaje, haciéndolos creer por un segundo que había perdido la batalla. Carlos lo desmintió cuando percibió un tenue pulso en su cuello, avivando la última esperanza. En cuanto el barco atracó fueron trasladados a la Clínica Oficial de Auradon, lugar en el que le harían una intervención quirúrgica para extraer la bala que se había incrustado en su abdomen. Habían transcurrido cinco horas, Evie seguía dentro y sus amigos en la sala de espera, aguardando ansiosos por alguna novedad.
—¿Por qué tardan tanto? —preguntó Doug alterado frotándose las manos. Era el único de los estudiantes que estaba enterado de la situación, pues no querían alarmar a todo el internado antes de tiempo—. Ya ha sido demasiado tiempo, tendrían que habernos dicho algo.
—Una bala le perforó el estómago —recalcó Lonnie, esperando que entendiera la gravedad y complejidad que implicaba—. Podrían tardar mucho tiempo más en estabilizarla.
—Mal, deberías irte a descansar —le aconsejó Ben besando su cabellera morada cuando la vio con los ojos cerrados—. Nosotros estaremos aquí.
—¡No! —respondió al instante, exaltándose de más—. Quiero estar aquí cuando despierte.
—Si es que lo hace —musitó Carlos, entristecido. Era una posibilidad de la que nadie se atrevía a decir en voz alta, pero rondaba en los pensamientos de todos.
—¿Qué pasó con ella? —preguntó Jay cuando vio al Hada Madrina acercarse, levantándose del asiento.
Todos intercambiaron miradas, alterando el ritmo del latido de sus corazones y sus niveles de azúcar, sin saber si estaban listos para lo que diría a continuación.
—Despertó.
Todos dieron un largo suspiro de alivio, sintiendo que podían respirar otra vez. Una vez tranquilos, hicieron un alboroto mientras compartían algunos abrazos entre ellos acompañado de comentarios y gritos, con una felicidad incontrolable.
—¡Shhhh! —los aquietó antes de que el personal del lugar los callara—. Bajen la voz, no hablen tan alto. Debo advertirles una cosa —comenzó con seriedad—. Como saben, el cuerpo de Evie por poco no resiste, si hubieran sido unos minutos más de diferencia, la noticia sería diferente. No esperen verla bien todavía, es lo que trato de decir.
—¿Entonces ya podemos verla? —preguntó Lonnie.
—Eh... —balbuceó—. Solo una persona, por favor. Le acaban de dar medicina y está mareada, demasiado ruido podría molestarla.
Sin pensarlo, Doug y Mal se acercaron a ella al mismo tiempo. Ambos se miraron con una pizca de competividad, pues ambos querían ganarse ese lugar.
—Solo una —subrayó la madre de Jane.
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La perilla de la puerta de madera blanca giró lentamente, pues la chica de lacio cabello púrpura trataba de hacer el menor ruido posible. Mal sería la primera en visitarla porque, después de todo, ellas eran tan cercanas como familia. Doug esperaría su turno, el cual sin duda alguna sería el siguiente.
Entró encontrándose con Evie, quien dormía en la no-tan-cómoda cama de hospital. Tenía aún algunos aparatos conectados a ella, tales como una cánula nasal y una bolsa de solución de suero. Estaba aún delicada, luciendo tan frágil como el ala de una mariposa. No era la condición en que le gustara verla, pero al menos su tez estaba en el tono correcto y ya no existía riesgo alguno.
—Hola, E —saludó en voz tenue mientras tomaba asiento en la silla junto a la cama, sin recibir respuesta—. ¿Estás despierta?
Evie despegó un ojo y en seguida el otro al escuchar las palabras de Mal. Trató de sentarse, pero hizo un gesto de dolor cuando lo intentaba.
—No, tranquila, no te levantes —dijo acercándose rápidamente a detenerla.
La hija de Grimhilde miró hacia cada rincón de la habitación, buscando por más personas presentes en ella.
—Todos están afuera —aclaró su mejor amiga—. Carlos, Jay y Lonnie. Ninguno de nosotros quiso irse hasta que despertaras. Doug también lo está, muriéndose de vergüenza porque creyó te habías ido a encontrar con el hijo de Happy. El hijo de Dopey le hizo honor a su nombre, un total tonto.
Evie soltó una débil risa por el último comentario.
—No sabes cuánto me alegro de que ya estés bien —dijo la peli-morada al escucharla, acercándose y dándole un abrazo con cuidado de no moverla—. Creí que no volvería a escuchar esa risa nunca. Evs, eres la más valiente de nosotros. Ben no logra explicar cuán agradecido está de que hayas salvado su vida. ¿Qué tal si te hacen un vitral en tu honor? —propuso, intentando animarla.
—Gracias Lucifer —logró decir con voz ronca, aún aturdida por los componentes del medicamento.
—Sabes, podría aprovecharme de esto y hacerte decir algunas tonterías —bromeó, sacando su smartphone del bolsillo—. Digo, como venganza. Evie, yo te adoro, pero también estoy molesta contigo. ¡Casi nos matas de un susto!
Mal enfocó la cámara a Evie, pero en la pantalla de su móvil pudo notar que ya estaba durmiendo de nuevo. Los efectos secundarios de la medicina habían actuado agotando la poca energía restante de la peli-azul. Su mejor amiga sonrió y la dejó descansar, esta vez estando segura que abriría los ojos de nuevo en unas horas para poder ser la misma Evie que conocía.
Después de esto, todos estaban seguros que nunca regresarían a la Isla, pues no era un lugar donde pertenecieran realmente. Eran sus raíces y una parte villana siempre estaría en ellos, pero no en su totalidad. En ese lugar aprendieron a sobrevivir y ahora era su turno de vivir. Aún había muchas personas encerradas en esa prisión que no lo merecían, y pronto tomarían medidas para sacar de ese infierno a todos los chicos inocentes.
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No soy muy fan de los finales alternativos, pero aquí tienen este por si lo querían leer :) <3
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«No te atrevas a cerrar los ojos» | Descendientes
Hayran KurguUna tragedia ocurre gracias al resentimiento de los habitantes de la Isla de los Perdidos, amenazando con arrebatarle la vida a uno de los chicos.