Las vías las habían dejado atrás hace un par de minutos. Al pasar de un lado a otro. La casa de Yuya no estaba muy lejos, pero no tenían prisa en llegar. Estaban allí, charlando como idiotas, con sonrisas bobas y sentimientos relajados. Fuera de ese mundo, fuera de ese anden mal lavado, fuera de esas calles solitarias, fuera de ese camino que solía parecer llegar a una parte importante pero ahora estaba difuso entre todo. Ellos eran nítidos, lo demás era borroso y confuso. Pero desde otra perspectiva, solo entre ellos se veían mal, todo se veía de maravilla. Estaban allí, en medio de un camino que los dirigía a in lugar que no era su casa en verdad, en medio de unos andenes que no tenían a nadie caminado en ellos, en medio de unas casas que se cerraban al exterior.
Solo ellos conversando amenamente sobre su semana y lo que esta había dejado en ellos. Conversaciones sobre libros, comentarios sobre películas, planes para hacer antes o después. Cosas entre ellos. Cosas que se quedaban o no en su mente. Caminos que querían llegar a alguna parte. Pero no había nada. Solo eran ellos. Un continuo circulo sin más, uno que se repetía y repetía. Uno que ellos mismos habían formado a su posta. Camino que se habían cerrado a ellos. O que ellos no querían ver.
—Wow—exclamó Yuto suavemente al llegar—, me gusta como se ve tu casa.
—No es nada del otro mundo—dijo Yuya relajado mientras buscaba las llaves de su hogar—, nada comparado con el apartamento donde te quedas.
—No estoy seguro de eso—negó—, igual, la tuya se ve algo más amena.
—No, no, la tuya es mejor—Yuya sonrió ligeramente también—. Tienes un espacio genial y... eso—dijo sin saber que decir realmente. Yuto lo miró con algo de intriga, al aparecer se había distraído al encontrar sus llaves. No iba a responder.
—¿Y si mejor lo dejamos en empate?—preguntó entonces—Así no nos quedamos toda la tarde discutiendo y tú... puedes ir a hacer tareas sin problemas.
—Espera—se detuvo antes de meter la llave en la cerradura—, tú... ¿no te quedas?
—¿No?—arrugó su rostro. Yuya mordió el interior de sus mejillas, había dado por hecho totalmente que Yuto se iba a quedar—¿Tenía que quedarme?
—Bueno...—ahora no sabía ni como seguir con la conversación—No tienes que hacerlo... sino quieres...—Yuya soltó un par de muletillas entre sus frases. Temeroso de hablar y perdido en lo suyo. Casi tan perdido que había olvidado que tipo de cosas estaban pasando exactamente—Puedes... irte a casa y te escribo más tarde o... me llamas en la noche... O...
—¡Sí!—dijo Yuto casi despertando de su trance. Yuya se sobresaltó ligeramente—¡Sí, sí quiero!
—Ah... ¿quedarte en casa?—dijo aun sorprendido por el tono de Yuto. No solía alzar la voz demasiado. Casi nunca en realidad. Incluso el mismo pareció sorprenderse también. Había negado ligeramente con la boca abierta en una sonrisa, casi parecía que se había reprochado mentalmente.
—Sí—dijo en un tono más bajo. Con menos emoción de la que tenía tal vez—, sí me gustaría quedarme a... hacer tareas, contigo—parecía que reprimía una sonrisa—. En tu casa. Contigo. A solas—casi notó que había repetido una palabra. Pero simplemente no lo había hecho.
—Sí... sí...—Yuya arrugó un poco su rostro—Este... voy a terminar de abrir...
—Claro—sonrió Yuto. Yuya se volteó y abrió con facilidad la reja. Miró al otro y le sonrió de manera nerviosa —, es bueno que conozca tu casa... tú ya conoces la mía...
—Claro—dijo animado—, bienvenido seas a mi hogar. No es nada del otro mundo—su sonrisa ahora no estaba tan nerviosa, por el contrario, parecía muy natural.

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Vías
FanfictionYuya siempre que sale de clases se va por el mismo camino recóndito y escondido al lado de las vías del tren local. Justo en ese trayecto es cuando todos sus pesares afloran y sus sentimientos tocan la luz del día. Ese día no era diferente, pero est...