—¿En serio?—dijo Yuto con una sonrisa sincera—Vaya, no puedo creerlo, eso es muy bueno, ¿verdad?
—¡Sí!—exclamó aliviado—Sí lo es... Es genial de hecho, porque jamás pensé que iba a entrar a uno o tan siquiera que iba a encontrar alguno. Fue de hecho bastante sorpresivo—empezó a hablar a millón. Yuto vio su nerviosismo bastante tierno y le sonrió—. Ayer estaba por allí, caminando por el parque y no sé por qué, quise ir a otra parte de la ciudad, quizá a aprovechar un poco al pase de estudiante y eso—Y antes de que se diera cuanta, Yuya estaba adelante suyo caminando hacia atrás explicándole cosas con una ánimo contagiosos—. Me fui a un lugar llamado el Parque de los Olivos, nunca había ido así que decidió mirar que tal. ¿Puedes creer que estaban en medio de una competencia?—preguntó con emoción—¡Fue un poco mágico! Y pues allí se presentaron todos y fueron muy, muy buenos.
—¿Hay competencias de eso?—preguntó por curiosidad.
—¡Sí!—respondió—¡Sí que las hay! Y el grupo al que me uní, debiste verlo, parecían casi unos magos en el escenario, eran magníficos—dijo bastante entusiasmado—. Y me encantó la música que utilizaron, era como una mezcla de varias canciones. Y las que eligieron eran realmente curiosas, había una que al principio parecía ser trágica y eso, pero después era más bien como una especie de nostalgia, pero de la buena—Yuto asintió contagiándose un poco de la alegría del chico—. Parecía muy de hogar y esas cosas, no sé mucho de música, pero parecía cómoda y reconfortante. Después pusieron una que parecía sacada de Egipto, tenía como voces, pero eran ecos y si no estoy mal, creo que de pronto el instrumento principal era un violín y la canción tenía algo de mística y eso, y me gustó mucho, porque ellos hacían como teatro negro, en esa parte hacían que estaban en Egipto y parecían mostrarte una historia muy curiosa, una en la que un personaje aparecía y parecía, no sé, ¿recordar algo?—empezó a divagar un poco y en eso tropezó un poco casi perdiendo el equilibro.
—¡Yuya!—ya estaba Yuto listo para ayudarlo en lo que fuese necesario. Pero el chico sonrió bobamente y negó.
—¡Estoy bien!—dijo algo reído de su propia torpeza—No pasa nada. Bueno, sigo contándote—siguió con su carrera por contar—. La tercera era muy, muy bonita, era mi favorita. Era una canción cantada y era en inglés. No entendí mucho porque estaba concentrado en lo que pasaba en la tarima, pero la música daba una sensación de calidez muy muy acogedora y la amé. Era... como una historia, como alguien que llega a un lugar y empieza a recordar poco a poco que es lo que había pasado con su vida antes. Pasando por la nostalgia y otros sentimientos hasta que se encuentra con otras personas y estas le ayudan a recordar y estas personas eran como personas importantes para él y... bueno. Otras cosas—se rio algo avergonzado al ver que Yuto lo miraba con una cara de ternura—. Perdón—dice encogiéndose de hombros y volviendo a ponerse al lado del de ojos grises.
—No, no te preocupes—dice muy conmovido—. Es lindo oírte hablar así...—Yuya se sonrojó ligeramente—Entonces... estas en un grupo de acrobacia ahora, ¿no?
—Sí, iré unas dos veces a la semana después de clases—respondió aun con las mejillas enrojecidas—. También... creo que tendré que ir al gimnasio.
—Vaya—sonrió—, creo que no sería capaz de ir a un gimnasio.
—¿En serio?—preguntó mirándolo—Yo creo que me va a doler todo el primer día.
—Ya lo creo—soltó una pequeña sonrisa—. A todos les pasa. A mí me pasó.
—¿Has ido a un Gimnasio?—preguntó sorprendido—¿Y eso?
—Ya sabes, nadador, entrenos... eso—dijo con una débil sonrisa—. Nada importante en realidad. Oye—lo llamó con la cabeza hacia el frente—, ya llegamos—los dos pusieron una pequeña mueca. Al menos, había sido una charla agradable.
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Vías
FanficYuya siempre que sale de clases se va por el mismo camino recóndito y escondido al lado de las vías del tren local. Justo en ese trayecto es cuando todos sus pesares afloran y sus sentimientos tocan la luz del día. Ese día no era diferente, pero est...