Pruebas

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—Yuto...—no espera verlo allí, es más, no esperaba tener que volver a verlo hasta después de la sanción que tendría. Cualquiera que fuese, independientemente de los días. Porque sabía que, independientemente de lo que lo acusaran, iba a terminar castigado.

—Señorito Yuto, me temo que no puedo ayudarle ahora mismo—dijo el encargado de convivencia. El aludido negó—. Estamos con el señorito Yuya, el que hablamos ayer mismo y me dijo que apenas había llegado después de los hecho y que por ende...

—Señor, con el debido respeto—empezó algo molesto, centralizado. Ni había visto a Yuya, y por mucho que se pensara que no lo hacía porque estaba enojado con él, en realidad no hacía por no distraerse—, esto es algo que me involucra a mí, y quiero intervenir.

—El joven es su amigo pero....

—Usted no ha hablado con los testigos necesarios—declaró sin tapujos—. Y yo le traigo uno directo.

—Hola, no esperaba volverlo a ver tan pronto—dijo una voz a sus espaldas, una que en definitiva Yuya conocía—, sé que me ha extrañado, yo también a usted pero tiene que entender que venir mucho a este lugar me hace daño...

—¿El joven Yuri?—preguntó sorprendido.

—También tenemos pruebas en video de lo ocurrido y además decirle que esto no es algo nuevo—dijo Yuto con decisión—. Esto es algo que se ha venido provocando desde hace tiempo.

—Escúcheme. Usted bien sabe que nosotros no atendemos a nadie durante una sección—dijo muy calmado—. Ahora mismo estoy con el joven Yuya si puede esperar a que yo...

—No me va a escuchar después de esto.

—No, no lo hará—negó Yuri sin más desde atrás bastante pendiente a lo que ocurría. De hecho le sorprendía que los otros dos abusones estuvieran a su lado, mirándolos con el rostro blanco ante las declaraciones que acaban de dar—. Y eso yo lo sé perfectamente, creo que más de uno de mis "amigos" ha intentado hablar contigo sobre algún asunto después de las reuniones con los afectados directamente... No tienes fama de querer escuchar a todo el mundo, ¿sabes?

—Esto se me sale totalmente de los esquemas, no puedo...

—No estamos hablando de reglas aquí—dijo Yuto de manera autoritaria. Un tono que hizo que Yuya se hiciera más pequeño en su silla y mirara a sus manos miedoso—. Se trata de una situación que ha estado por años aquí y que no han querido ver, se trata de que Yuya está aquí sentado, siendo acusado por cosas que no hizo mientras que usted escucha a quienes no debería escuchar.

—¿Está cuestionando mi manera de abordar esta situación?

—Sí, creo que debería de al menos tomar a un testigo más—dijo preocupado—y ver la cinta de video que le traemos. No es mucho y lo organizamos para que fuese corto, además si pudiera ver el teléfono de Yuya—el aludido abrió los ojos. Así que él lo tenía—también le agradecería un montón que lo revisara para que viera que no le miento—su expresión era severa.

No iba a ceder ni un solo paso antes de que ese adulto lo viera, antes de que se pudiera probar que Yuya era un inocente y que todo lo que había hecho lo hizo por defensa propia. Y que el empujarlo y rechazarlo, no había sido sino paranoia porque algo le pudiese pasar. Ese chico que estaba allí sentado, con la cara ligeramente preocupada y sorprendida, ese que le lograba quitar el aliento y que lo enamoraba cada día, merecía algo mejor que una acusación así. Después de todo, ese chico solo había hecho lo que cualquier persona en su situación haría.

No iba a ceder ni ante él ni ante nadie. Mucho menos cuando había atravesado por tanta travesía para poder conseguir todo la información y pruebas necesarias.

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