015| Mi prometido enfermó

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Septiembre 25

NARRADO POR MARY:

Dos días más tarde a mi cumpleaños volvimos a Los Ángeles. A seguir con nuestra rutina diaria y vidas cotidianas. Mis padres a su casa, yo a mi mundo y mi prometido a su vida normal donde yo no pertenecía. Ese día justo cuando entré a mí departamento casi me da un infarto por dos razones.

Cuando en el viaje me saqué la foto junto a Juan Pablo le mandé la foto a James para presumir de mis claros dotes de balance y malabarismo, pero en cuanto cruce la puerta de mi apartamento me encontré con que había mandado a imprimir la foto en un canvas y ahora está estaba en tamaño gigante en el medio de mi sala adornando como un cuadro. Había ocupado el lugar en el que debía ir algún cuadro mío.

Solo tenía una nota que decía: "Los prometidos tienen fotos suyas en sus casa y ustedes no"

Y por segundo si se había tomado el atrevimiento de comprarme sostenes de encaje blanco porque una bolsa estaba sobre mi sofá con tres de estos.

Total vergüenza.

Se lo había ordenado, pero tampoco pensé que tuviera tan poco pudor para hacerlo aunque yo era la menos propia para hablar de pudor.

Justo ahora me encontraba acostada en el sofá con unos leggins de deporte y un sostén de deporte mientras veía un partido de Softball en la tele y miraba el trasero de cada jugador que resaltaba en aquellos pantalones blancos ajustados hasta quitar el aire. El de tercera base tenía un trasero de respeto y el que estaba en el plato de home listo para batear estaba más que hermoso.

La verdad es que mi plan inicial del día era irme a hacer ejercicio ya que mi entrenador estaba un poco enojado por qué lo había abandonado una semana, pero la flojera me estaba ganando. Lo máximo de ejercicio que iba a hacer era ir a tirar la basura porque apesta y James no se había tomado la molestia de irla a tirar por mí.

Me levanté de aquel sofá y apagué la tele. Si no iba a botarla iba a tener una severa indigestión nada más con aquel olor. Agarré la bolsa y salí al pasillo. Caminé hasta el final del otro extremo donde había una puerta donde estaba la basura y regrese. Cuando iba a pasar justo frente al ascensor las puertas se abrieron y unas bolsas cayeron.

¡Maldición!-exclamó alguien desde el elevador.

Vi salir de este al chico que me había encontrado el primer día que salía de mi nuevo departamento. Me doble para ayudarlo a recoger. Al parecer no sabía bien cómo subir tanta bolsa o no sabía que en recepción te prestan un carrito.

Creo que necesitas ayuda, ¿Te ayudo con eso?-le pregunté- Claramente son muchas bolsas.

Iba totalmente desocupada y no estaba mal ayudar a alguien que lo necesitaba. Todo sea por los buenos samaritanos.
Además este se volteo a verme con una sonrisa como si hubiera visto un ángel caer del cielo.

Creo que sí, lamento molestar. Vengo una cuadra atrás luchando con estas bolsas porque el maldito hombre de Uber se perdía a cada segundo-me explicó este mientras me pasaba unas bolsas.

Espero que se haya quedado sin estrellas-le dije agarrando las que me estaba pasando.

Ni lo dude-me admitió-Sígueme, no está muy lejos mi apartamento.

Empecé a seguirlo mientras buscaba en mi mente su nombre. Sabía que era algo con M pero no estaba segura cuál era. Tal vez era Manuel o tal vez Maison...Make...no...no era así en definitivo. Entonces recordé el tono en que dijo su nombre aquella vez y que había algo diferente era....Mario.

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