Siete

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Las risas se escuchaban por todo el cuarto principal de la casa. Se habían acabado de mudar y dentro de poco sería la boda.

-Mmn... ya a-amor basta, t-tenemos que... ngh... desempacar todo—Eren gemía débilmente por las acciones de su prometido, que lamia y dejaba besitos húmedos sobre su espalda. Levi siguió con su tarea hasta llegar a la nuca de este.

-No quiero parar,bebe—gruñó en su oreja-Nunca tengo suficiente de ti.

Eren pasó su mano por detrás de la nuca de levi para atraerlo y darle un beso lento, contorneando con su lengua los labios del otro.

-Vamos, mi amor, después de desempacar todo prometo dejarme hacer todo.—ronroneo y esa idea a rivaille tentó demasiado.

-Bien, pero déjame abrazarte por cinco minutos más.

-Bien—accedió el castaño.

Y ya acurrucados en la cama, con eren acostado en su pecho y levi acariciando su espalda quedaron en un agradable silencio. Hasta que levi habló dejando a eren sorprendido.

-Quiero adoptar un niño.

-¿Q-qué?—preguntó sorprendido para verificar si había escuchado bien.

-Si, adoptar a un niño y criarlo contigo ¿que te parece?

-Yo... no lo sé, es mucho trabajo y-

-Piénsalo así bebé—corto el pelinegro-adoptar a un niño, criarlo los dos, que cuando crezca el tenga sus propios hijos y que cuando venga a visitar a sus ya ancianos padres con nuestros futuros nietos le demostremos que nos seguiremos amando tanto ¿que te parece?—y eren no pudo evitar formar una gran sonrisa que hizo tomar la cara del pelinegro y repartiera pequeños besos por toda su cara.

-Me parece, hermoso, mientras  sea contigo.

-Claro que será conmigo—gruñó. Eren rió.

-Te amo, levi.

-Igual te amo, mocoso.

XXXXXXXXXX

Rivaille despertó mucho más temprano que de costumbre en un fin de semana, con una desconocida a lado de el. ¿Cuál era su nombre? ¿Danielle? O ¿Michelle? No lo recordaba y no le importaba. Se fijó en el reloj despertador de su mesa de noche donde marcaba 4:30 de la madrugada, se paró de la cama para ir a buscar su cajetilla de cigarros, pues necesitaba uno urgentemente y para su maldita mala suerte ya no tenía.

-Jodida mierda...—bufo al percatarse, ahora tenía que salir a comprar unos. Podía esperar a que fuera más tarde pero ¡a la mierda! Necesitaba un cigarrillo justo ahora.

Se colocó un pants deportivo y una sudadera, tomó su billetera, las llaves de su auto y finalmente abrió la puerta del departamento y antes de salir echo un último vistazo dentro. Esperaba que para cuando regresara la mujer ya se hubiera ido y que por favor, no robara nada.

Era una mañana en definitiva fresca, aún dentro del auto lo sentía. En su trayecto tenía que pasar por su ex-casa, es decir la casa de eren, no era la tienda más cercana pero era la única del área donde vendían su marca de cigarros preferida.

Al pasar por la casa noto que había un auto extraño estacionado junto al de eren, no le sorprendió pues continuamente gente hacía eso por el area en el que estaba, pues había muchos puestos alrededor. Hacía una semana que no veía al mocoso, a su hijo si, pues aveces iba por el a la escuela e iban por un helado. Extrañaba platicar con eren.

¡Vuelve a Mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora