Nueve

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Levi siempre había sido una persona que dedicaba mucho tiempo a su cuerpo, no por cualquier cosa tenía un abdomen duro y marcado, espalda ancha y un musculoso cuello, para resumirlo tenía un cuerpo de adonis.

Pero por supuesto que no nació así, la naturaleza solo le dio un atractivo y varonil rostro, su cuerpo fue producto de varias horas de ejercicio y algunas proteínas.

Proteínas, ese era el punto.

Después de vaciar por completo los cajones y alacena de su cocina había recordado que no las había traído de su vieja casa, pues con todos esos trámites del divorcio había dejado de ir al gimnasio un tiempo y lo había ignorado por completo, pero ahora que era momento de regresar necesitaba su proteína, y ni hablar de comprar una nueva pues eran malditamente caras y la que había dejado era casi nueva.

–Mierda–bufo resignado tomando las llaves del auto, pasaría rápido a casa de eren, no creía que hubiera ningún inconveniente.

Sin más que decir, tomó el trayecto para aparcar el coche en la entrada de la casa y en el momento que bajo; algunos recuerdos llegaron a su memoria debido al olor que provenía de la casa.

Sintió unos delicados dedos pasearse por todo su rostro, acariciando sus cejas y el contorno de sus ojos, poco a poco aclarando su visión pudo divisar una hermosa criatura, con bellos ojos dorados, espesas pestañas y cabello café.

–¿Acaso eres un ángel?–preguntó con una sonrisa, ganándose una risita del bello ángel y un suave beso en los labios que recibió muy gustoso.

–Buenos días, mi amor, felices veintisiete–felicitó Eren–hice tu favorito.

Y para levi, no pudo haber mejor cosa.

Salió de todos sus recuerdos, sacudiendo ligeramente su cabeza y se encaminó a la puerta para tocar el timbre.

Tenía la llave, pero obviamente no la usaría, esa ya no era su casa.

Minutos después, escuchando algunos ruidos dentro de la casa, el castaño abría la puerta mientras de su mano retiraba un guante verde de cocina.

–Vaya, hola levi ugh, ¿qué pasa?

–Eren–dijo en forma de saludo sintió el impulso de abrazarlo. No lo hizo–¿y Dani? Solo vine por unas proteínas que olvide.

–Está viendo la televisión, de acuerdo, pasa–abrió más la puerta permitiéndole el acceso a rivaille quien tuvo un pequeño colapso por lo rico que olía ahí dentro.

Eren volvía a la cocina mientras levi buscaba con la mirada a su hijo, quien ya venía corriendo hacia el.

–¡Papá!–gritó emocionado siendo cargado por este.

–Hijo–dijo cariñosamente apretando en un abrazo al pequeño.

–Dile a papi que se tome un descanso.

–¿Descanso?

–¡Si! ¡Descanso! Se levanto muy temprano a cocinar y no ha parado. ¡El amigo de papi vendrá!

Y ese jodido hombre de nuevo hizo que frunciera el ceño, ese maldito bastardo otra vez, ¿como ese pendejo sabía de la existencia de ese platillo? Es más ¿por qué Eren cocinaba para el? No lo quiso admitir pero saber que Eren cocinaba para alguien más le hizo sentir un escozor raro.

–Oh bueno, veré qué puedo hacer, ahora papá irá a buscar unas cosas–el niño asintió bajándose de sus brazos, y levi se encaminó hacia la cocina.

¡Vuelve a Mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora