Perdiendo La Esperanza
Abro los ojos de repente al escuchar sonidos raros y me paro al instante, mala idea me maree y me apoye en la pared hasta que me sentí mejor. Cojo la mochila y busco la Maverick pero lo pensé mejor y la volví a guardar corgandome la mochila mientras cogía la espada corgandomela igualmente.Camino lentamente hacia la puerta y mientras más me acercaba más se aclaraba ese sonido convirtiéndose en gemidos adoloridos, pero quería confirmar haci que abrí la puerta lentamente y al ver lo que había detrás cerre rápidamente la puerta pero por accidente la cerre muy fuerte haciendo sonar un estruendo bastante alto para que todos los come carnes voltearan en mi dirección.
Busco una salida rápida escuchando como los come carnes tratan de forcejear la puerta poniéndome más nerviosa y luego me recuerdo de la ventana que hay a mi derecha corro hacia ella y la abro, miró hacia abajo para ver como entraron esos come carnes, pero como? si estoy segura que cerre muy bien la puerta con varios muebles. Volteó hacia atrás cuando escucho como se rompe la puerta haci que rápidamente salgo por la ventana escalando hasta el techo pero siento que me agarran la pierna y me jalan hacia abajo haci que como puedo busco la espada pero no la alcanzó, creo que está es mi perdición porque demonios no me pongo la pistola en la cintura llevo días aquí en Los Ángeles y eh revisado casa por casa y no encuentro a mi madre ni a Dylan.
Intento una vez más llegar a mi espada ya que siento como me resbaló y no puedo trato de estabilizarme y lo consigo pero creo que no por mucho, me tranquilizó y acerco mi mano una vez más a la espada y lo consigo sin esperar más corto las manos de los come carnes que me agarraban los pies y término de subir hacia el techo, me siento normalizando mi respiración mientras veo como cada come carne se cae por la ventana tratando de hayarme pero ya es tarde así como es tarde para encontrar a Dylan y a mi madre, siento que ya se fueron y que no me han buscado claro porque deberían de buscar a quien los abandonó.
POV DYLAN
Sólo falta un día para irnos y la madre de Alex no quiere pero le dije que tal vez este en el entrada esperando a que salgaramos, la hemos esperado durante una semana en esta mansión que creo que era de algún cantante famoso pero lo más extraño es que estaba limpia ni una sola gota de sangre derramada.
- Sarah! - No era necesario gritar ya que como todo está en silencio se escucha hasta cuando cagas, literalmente - Sarah! Donde estas?! - Es raro que no me conteste ya que siempre lo hace. Tal vez este en el techo mirando otra vez por si aparece Alex, le tuve que conseguir un microscopio o sino se volvería loca. Suspiro y subo las escaleras hasta llegar a la última puerta del segundo piso y la veo llorando con una sonrisa plasmada en la cara mirando en un lugar fijó en particular pero luego su expresión cambia a una de preocupación.
- Sarah, que pasa? - Pregunte. Tal vez se asustó porque dio un pequeño salto en su lugar.
- No vuelvas a hacer eso - Me dijo mientras me daba un zape ya que me le acerqué para ver que veía.
- Lo siento - Dije divertido.
- Si ríete ahora - Bufo molesta y luego volvió a hablar poniendo de nuevo esa expresión de preocupación - mierda Dylan creo que vi a Alex - Dijo y rápidamente me acerqué hacia el microscopio para ver y veo a una chica igualita a Alex encima de un techo a unas cuatro cuadras de aquí con bastantes caminantes alrededor de la casa, esperen está llorando? Descuida Alex vamos por ti.
- Maldita sea como es que se mete en tantos líos? - Dije tratando de sonar indiferente pero no pude creo que hasta Donald Trump se daría cuenta de mi preocupación aunque sea un... (NOTA/ por mi seguridad no escribiré lo que iba a escribir ahi).
- Hay que ir a ayudarla - Dijo Sarah y asenti dándole la razón. Me despegue del microscopio y baje con una ajitada Sarah detrás de mi y no se como lo hicimos pero cogimos todo lo que necesitaremos para salvarla a una velocidad impresionante creo que hasta más rápido que flash.
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¡Cuidado, un caminante!
Novela JuvenilEra invierno, pronto comenzaría la Universidad. Las noticias del país cada vez recaían, y mi madre me había enseñado unas raras técnicas de ataque como si eso en algún momento me fuese a servir de algo. Sin embargo, una mañana de ese hermoso invier...