Era invierno, pronto comenzaría la Universidad.
Las noticias del país cada vez recaían, y mi madre me había enseñado unas raras técnicas de ataque como si eso en algún momento me fuese a servir de algo.
Sin embargo, una mañana de ese hermoso invier...
Caminamos sigilosamente al garage pero un come carne se nos atravesó en el camino, vi como mi madre se quedó perpleja del susto, pero yo saque la espada y le di justo en el medio de la cabeza.
-Mamá, ¿que te pasa?-Pregunté tocándole el hombro.
-N-nada- Dijo ella volteandose.
-Pues vamos, continuemos- Le dije algo preocupada por su actitud.
Seguimos caminando y llegamos al garage. Entramos por la puerta y buscamos la llave del auto y el control para abrir la puerta del garage.
-Encontré la llave.-anuncie-¿Haz visto el control?- Cuestione en dirección a mi madre.
-Sí aquí esta, toma- Dijo ella desde el otro lado del garaje. Caminé hacia ella y lo tome, haciendo un intercambio.
Echamos las bolsas en la parte trasera y entramos. Mi madre encendió el auto y yo presione el botón para abrir la puerta. Cuando ya se econtraba abierta la gran puerta me percate de que afuera estaba todo hecho una mierda, carros volcados con mucha sangre salpicada, entradas de casas llenas de sangre y puertas y ventanas destruidas.
-acelera,-le dije a mi madre-:antes de que aparezcan más, acelera - Le volví a repetir.
Ella aceleró y comenzamos a recorrer las calles.
-¿A donde vamos?-le pregunté.
-Hay que ir a la base,-dijo ella-:hay que averiguar que pasó con el experimento.
-Está bien-Le dije somnolienta soltando un enormae bostezo. Ya notando que no había nada más que decir, caí rendida en los brazos de morfeo.
-¡Alexandra, despierta!-escuche a mi madre gritar.
-¡¿Que pasó?!-me levanté algo sobresaltada por el susto.
- Mira-me acomode en el asieto hacia donde apuntaba su dedo y vi un grupo de come carne alrededor de un chico bastante lindo la verdad: es alto como de unos 1.83 de altura, de tez blanca, ojos azules claro y varías pecas alrededor de su rostro.
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-Hay que ayudarlo-inquirí cojiendo mi espada y abriendo la puerta de el coche bruscamente-quédate aquí, por favor-Dije desde la puerta, no esperando ninguna respuesta de su parte cerré la puerta.
Saque la espada de su funda y empecé a matar uno por uno a los come carne -¡Corre!-le grite al chico, vi que me miraba sorprendido pero fue por unos segundos, luego reaccionó y camino hacia mi.
-¿Quien eres?-pregunto confundido.
- ¿Crees que este es el momento adecuado?-le dije fríamente, al parecer entendió porque se quedó callado hasta terminar de matar a los últimos come carnes que había.
-Sigueme-Le dije guardando la espada en su funda y colgandola en mi espalda.
Comencé a caminar hacia el coche con el chico detrás mio, me pare frente al coche y vi a mi madre bajar de el antes mencionado.
-¿Estas bien?-Me pregunto dando a entender lo preocupada que estaba.
-Sí-le respondí abrazandola.
-¿Cómo te llamas?-le preguntó mi madre seriamente.
-Mi nombre es Dylan-se presentó de forma monotona el chico al que acabo de salvar.
-Mi nombre es Alexandra y ella es mi madre Sarah-Dije yo de igual manera.
-Sí muchas presentaciones pero tenemos que irnos-dijo mirando atrás de mi.
Volteo y veo come carnes muy cerca mio, saco la espada y de un solo movimiento hay cuatro cabezas de come carnes rodando ante mis pies - Es mejor que suban ya-dije yo mirando a los come carnes que se acercaban mucho.
-Alexandra, sube-Gritó mi madre llamando de más la atención.
Fui esquivando a los come carnes hasta llegar al coche y me subí deprisa -¡Conduce ya!-dije un poco alterada, por la adrenalina que sigue fluyendo por mis venas, a mi madre.
Mi madre aceleró chocando a todos los caminante que se interponian en nuestro camino, observo por el retrovisor a Dylan que se sentó en la parte trasera del coche junto a las bolsas.
