Mi nombre es Bruce Matthews tengo 20 años hasta ahora y soy originario de Manchester, Inglaterra aunque toda mi vida la he pasado en los Estados Unidos de América en Kansas.
La sola idea de realizar o seguir algo en mi trayecto de vida lo encuentro algo sin sentido a tal grado que vivo sin ser más que un punto en una hoja de papel tan rayada por los demás soñadores. No importa mucho si lo veo de mi perspectiva, no tengo que esforzarme por algo pues voy con las corrientes del rio y no contra ellas. Valerse por sí mismo es mi realidad cada día y solamente me importan los seres cercanos a mi o una que o fue por un tiempo...
Las pocas personas que he tenido la desdicha de conocer tiene ciertas características que de alguna manera el tipo raro y solitario sería perfecto como amigo o algo más. Los allegados a mi dicen que parezco un anciano ermitaño de la montaña que resguarda entre sus misterios alguna riqueza, que era tan superficial mi personalidad que podía olerse una etapa de tristeza en mi andar.
Vagos recuerdos siempre vienen a mi cada tarde de otoño e invierno. Esos que me muestran lo que fue y también lo que pudo ser y sonar como relato de romance cruzado con sentimentalismos de novela de televisión era mi costumbre en esas épocas.
La verdad era distinta de un tiempo acá las salidas se habían ido extinguiendo una a una y solo me quedaba seguir adelante sin importar algo más que no fueran mis personas de lazo sanguíneo. La austeridad de aquella fotografía del parque a las afueras de la preparatoria y la suavidad de su cuerpo en esa ocasión fue parecida a tocar una nube o al menos eso imaginaba siempre que ella estaba.
Tengo una extraña manía que consiste en mi cabellera; larga y limpia de albergar algún bicho y enfermedades del cuero cabelludo. La peinaba con mis manos cada que podía y no sabía porque razón... supongo que me gustaba en exceso la forma de esta. Pronto se convirtió en una especie de ritual que tardara media hora en peinarlo y asearlo, probablemente era una demencia de los raros y quizás era más normal si lo comparabas con comerte los mocos o las uñas.
La rutina siempre era la misma y no hacía mucho por cambiarla pues eso significaba que mi mente tardaría unos minutos en acomodar la siguiente tarea y eso es precisamente lo que no quería provocar. Volteaba de vez en cuando en clases para perder un poco de minutos en echar a andar la imaginación...esa que todo ser pensante posee o al menos eso creo. Repetía la misma imagen de los barrotes de acero en las ventanas del aula y del maestro vestido con un fino y muy planchado uniforme policial.
De un día a otro se me presento la idea de todo joven emprendedor visionario, "la universidad". No me parecía atractiva la idea, es más ni siquiera tenía planeado seguir metido en un aula o en conferencias sobre los problemas que atraen el sexo a nuestra edad o peor aún los destinos tan gráficos de los adictos, fumadores o alcohólicos. Sin duda alguna no quería entrometerme en asuntos que tuvieran que tejer largas charlas sobre que club tendría que escoger o cual profesor es atractivo o de buen miembro por (parte de algunas mujeres), esas charlas que buscaban entretener a cualquier chico con nula idea de futuro prometedor pero todo un experto en cuestiones relacionadas con el placer sexual o con las veces que se han tirado a una mujer que ni siquiera conocían pero aun asi las ganas les quitaban ese mínimo sentido de rectitud que todo hombre lleva consigo, y la besaban como si fuera el amor de su vida.
Era una necesidad que asistiera a la cumbre de los nuevos integrantes de la sociedad o solo era una obligación que mostraba que debías dejar la casa de tus padres y empezar a ser mas autónomo, eso sin duda no me preocupaba en lo más mínimo. Asi que tantas platicas con mi madre lograron que mandara una carta a un par de escuelas y en realidad sabía que no habría mucho problema con eso ya que no era tan estúpido y me alejaba del promedio normad de inteligencia en una persona el tan odiado "IQ".
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EL VALOR DE UNA PROMESA[PAUSADA-EDITANDO].
Teen Fiction"El silencio nos termina pero nuestro recuerdo nos une de miles de maneras" Algo nos mantiene presentes en todo momento. Disfrutas de vivir, de ser parte de un mundo de la interacción social. Si te alejas de lo "normal" entonces recaer en la mirada...