Palabras sin normas.

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Los cielos parecían turbios y la inminente llegada de la lluvia se veía venir, suelos fértiles a los pies de los individuos en cuestión ya tenían botones al igual que rosas para mostrar. Era un magnifico campo verde, igual que los ojos de ella, igual que una botella de cerveza barata pero con el néctar de la perdición en su interior...así era alrededor.

—Siento que esto es una maldita pérdida de tiempo—dije—. Asumiendo que ahora trabajo para alguien, este mismo trabaja para alguien el cual tiene un jefe que trabaje para alguien más...

—Rueda y rueda la pelota del pesimista Bruce que pronto solo será un nuevo recluta—increpo Gabriel sonriente desbordando su pasión por su trabajo meneando su trasero de un lado a otro quizás intentando un baile de niñato.

Las horas y minutos no tenían cabida y los momentos podrían ser de poca importancia, aquel que cabalga sin mirar atrás ese será el que llegue más lejos pero también no poseerá recuerdos. Esas palabras que había escuchado de un gran hombre un trovador sin pena ni gloria, la oveja descarriada...mi amigo Derek Norwood.

Siempre pensaba en él, mi compañero que hace tiempo había partido del mundo. Sonrisas muy opacas y señales del cercano oscurecer eran las cosas que más recordaba. Las extrañas previsiones de Derek quedaron visibles al levantarse cada maldito día de su cama de hospital, se daba cuenta de que era poco y otro más para la continuación de su destrucción pero aun así parecía no temer de lo que se avecinaba. Pasaban horas y el sol no le pegaba en el rostro, lo escuálido de su cuerpo más su ánimo amorfo hacían de esos instantes penumbras pero aun así mantenía las ganas de continuar.

Derek se resignó a la compañía de su madre junto con las lágrimas sin sentido, porque después de todo el llanto no sirve de nada contra la muerte o es que acaso esperan que tenga misericordia y que diga que no se lo llevara hoy ni mañana; que lo va a pensar puesto que se ha contagiado con la pena de la señora Villens de Norwood. Solo de apreciar el rostro de su madre, mi amigo perdía por algunos segundos la tranquilidad refugiándose en la frustración después de todo no puedes golpear lo que te golpea sin necesidad de realmente hacerlo.

Triste existencia acomodado en las múltiples cirugías. Sufrir se había vuelto parte de su alma. Su cielo se vio horrendo pero... ¡aun asi mantenía las ganas de continuar!

Pensar ahora en él, entender a Derek y sus enormes ganas de seguir en la competencia me recordaba lo vago de mi personalidad; sentirse sin ánimos de continuar al saber que no importa lo estúpido del pensamiento humano puesto que solo idealizaba un mundo donde fuera yo y solo yo.

—Los finales son también...

—Comienzos solo que no lo sabemos en ese momento—dijo el hombre a mi lado.

Y me di cuenta de algo, que todo lo que vemos al final es eso mismo el final. No tenemos la mínima intención de ver algo dentro de un final quizás algún epilogo pero no más allá de donde está el final.

—Solo piensa que a partir del punto queda la hoja en blanco es donde imaginas algo totalmente diferente a lo que en verdad paso al final.

Era cierto que te creas una historia distinta a la verdadera. Conforme sigues el texto es instantánea la concepción de otro con la misma trama quizás, con una exagerada similitud pero con un final distinto.

— ¿Qué me dices de un libro sin nada blanco de principio a fin?

—Es algo igual a lo que hacemos al vivir solo que nosotros si controlamos una enorme variedad de finales.

EL VALOR DE UNA PROMESA[PAUSADA-EDITANDO].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora