El mensajero .

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Al entrar en contacto con el pequeño y ligero cuerpo de Kathy sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo además de un sentimiento de angustia mal justificado, seguí con el acto y ella miraba mis pupilas dilatarse y llenándose de un brillo parte de la tristeza que ella infundio en mí.

El ambiente empezó a cambiar y pequeños copos helados caían del cielo, sin más que hacer solté su cuerpo y ambos caminamos tranquilamente hasta el recinto escolar. Caminamos por una calle llena de árboles enormes que nos cobijaban de la pequeña nieve, Kathy tomo mi mano y pude sentir de nuevo esa sensación friolenta y entumece dora.

—Matt...

— ¿Qué sucede?—respondí. Mire a Kathy quien tenía enormes ojos de felicidad parecía que no sentía tristeza alguna y tenía una sensación de incredulidad al ver su cambio tan repentino.

—... ¿Qué es lo que más quieres en este mundo?—pregunto la pequeña— ¿Existe algo por lo que deseas vivir?

—Supongo que vivo por mi...no deseo nada en este mundo—dije tomando la mano de Kathy tratando de protegerla un poco del frio—.Las cosas que hago son egoístas y siempre busco el beneficio propio.

— ¿Qué cosas?

—Es como cuando hacer que cada día que vas a la escuela olvidaras que existen otras bancas y otros compañeros, sientes la necesidad de que seas solo tú y aquello que haces sentado es solo escribir sin mirar a ningún otro sitio que no sea tu cuaderno y lápiz.

Kathy escucho atentamente cada palabra que emitía, se perdía un poco tratando de resolver ese crucigrama de pensamientos todos ellos encaminados a la soledad y una enorme gracia del lobo sin manada.

—En serio eres asi de aburrido...

Kathy paro en seco su andar mientras apretaba con fuerza mi mano.

—Acaso sientes que no eres compatible con este mundo y recurres a esconderte bajo un montón de frases de un vagabundo que provoca lastima—exclamo la pequeña mirando fijamente la conjetura de mis labios.

No podía entender como una niña mucho menor que yo podía sermonearme y darme clases de relación social y filosofía de la vida. Poco a poco un suspiro salió de mi boca. Imaginaba un centenar de personas que tenían justamente en este preciso momento una discusión adulta con una chiquilla con un berrinche y sus brazos cruzados.

—Ahora creo que estoy charlando con un roble tan viejo como es mismo tiempo y que puede decirme o tratar de persuadirme sobre cómo me siento sin ni siquiera saber nada sobre mí y solo avala a que su experiencia sea lo que necesito—respondí jalando un poco del brazo a Kathy en señal de que debíamos seguir avanzando—.Pero en tu caso la experiencia esta de mi lado.

Unos minutos pasaron junto con un silencio enterrador ya que ninguno de los dos cruzáramos miradas. Era extraño un plano como el que se notaba entre nosotros parecíamos una pareja que peleo por que salieron del cine y vieron una película que a ella no le gusto pero a el tampoco...un lio se desato.

Y asi como si el silencio empezase a golpear la boca de Kathy esta se peinó con su mano su cabello.

—Eres un chico bueno pero hay algo muy malo en ti...siento que te costara algo importante algún día—susurro la chiquilla sin dejar de mirar el camino.

—Eso nadie lo sabe y no me preocupa el futuro—respondí en seco y sin angustiarme en lo más mínimo.

Algo raro sucedía y es que a pesar de estar a un par de calles de la escuela el tiempo transcurría demasiado lento. Era como si nos perdiéramos entre capas blancas y olor de humedad proveniente de los jardines de los hogares que colindaban con la escuela.

EL VALOR DE UNA PROMESA[PAUSADA-EDITANDO].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora