Capítulo 5

422 27 6
                                    

-Entonces, cuarenta dólares la hora mientras investigo a su mujer, ¿hay trato?- le pregunto al hombre que se sienta al otro lado del escritorio.

-Hay trato. Aquí tiene nuestra dirección y el dinero adelantado- me pasa un papel arrugado donde se lee una calle y un fajo de billetes- espero que no me falle, señor DeWitt, no creo que le gusten las consecuencias.

-No habrá consecuencias que asumir ya que no fallaré en ningún aspecto- los dos nos levantamos y nos acercamos a la puerta donde nos damos la mano- venga la próxima semana y le informaré de lo que averigüe. Gracias por contratarme.

Cierro la puerta y cuento el dinero; 150 dólares. Sonrío ampliamente mientras me siento en la silla con las piernas sobre la mesa y doy una buena calada a un White Owl. Este mes podremos permitirnos algún capricho por fin.

La puerta del despacho se abre y una feliz y cantarina Elizabeth entra. Sostiene un libro y camina mientras baila y da vueltas.

-¿Y esa felicidad?- le pregunto con una amplia sonrisa.

-¡Mira lo que tengo!- me pone el libro en la mesa y miro la portada oscura; “Romeo y Julieta”- me lo han vendido en la tienda por la mitad de precio. ¡Con la de ganas que tenía de leerlo!

Elizabeth da vueltas por la habitación e imita frases del libro haciendo de los dos protagonistas. Me sorprendo a mi mismo soltando una carcajada al ver su improvisado monólogo. Elizabeth también lo nota porque me mira sorprendida y dice:

-Booker, te has reído. Es la primera vez que te veo reír. ¡Hoy tiene que ser un día especial! Deberías hacerlo más a menudo, te sienta bien.

-Adivina porque estoy tan contento- señalo el fajo de billetes- por fin tenemos un cliente que paga bien. Este mes podremos permitirnos algo más que lo de costumbre.

-Vaya... ¡es la cantidad más grande de dinero que he visto! Podríamos ir a algún lugar para celebrarlo... como esa feria que van a hacer dentro de poco, ¿que te parece?- me pregunta con una amplia sonrisa.

-Sabes que esas cosas me aburren bastante.

-Vamos, Booker, ¡no hables como un abuelo! Vayamos el fin de semana que viene, te hace falta salir de este lugar- me lanza una mirada de cachorrito y pongo los ojos en blanco.

-Está bien. Supongo que no me vendrá mal.

-¡Nos lo pasaremos genial!

De repente, una alarma surge de la nada y el suelo comienza a temblar. Elizabeth y yo nos agarramos a la mesa mientras miramos por la ventana. ¿Es un terremoto? Sin previo aviso, el edificio donde nos encontramos cae a un lado y me golpeo contra la pared.

Cuando abro los ojos, me encuentro tirado en el suelo de un lugar desconocido. Noto movimiento bajo mi cuerpo y escucho gritos a mi alrededor. Intento levantarme pero un peso sobre mí me lo impide.

-Parece que nuestro Falso Pastor volvió al mundo de los vivos.

La frase me llega de ese “peso”, que resulta ser una mujer, a juzgar por su tono de voz. Intento quitármela de encima pero hace fuerza y me aprieta contra el suelo. Miro a mi alrededor buscando algún arma pero solo veo cajas de madera cerradas.

Noto algo frío y sólido en mi sien mientras la mujer dice: -Ni se te ocurra hacer nada extraño o esta preciosa bala atravesará tu cabeza. Ahora levántate- el peso desaparece y me levanto poco a poco mientras la cabeza me da vueltas. Las paredes de este lugar se ovalan en el techo y la ciudad se mueve a través de las ventanas; estoy en un dirigible. Y a juzgar por las personas vestidas de rojo y que sostienen armas, parece ser que he llegado a mi destino.

Desgarros en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora