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Skylar tomó la compresa fría y la arrojó con fuerza en la frente de Elijah, el cual se sobresaltó.

—No pienso ser tu niñera cariñosa y amorosa. —Dijo Skylar tomando el recipiente lleno de agua fría y dejándolo junto a la cama donde Elijah estaba. Si tenía fiebre, que él solito se hiciera una compresa.

—Por favor... —Dijo con voz temblorosa y sujetándose de las sábanas manchadas por su pecado con Hayley. —Déjame explicar...

—Elijah, desde los once sé cómo funciona el sexo. —Dijo Skylar tomando la maceta con la rosa negra. —No necesito que un vampiro me explique cómo funciona.

Salió de la habitación ignorando las palabras suplicantes de su esposo. Entró a la habitación de sus hijos y dejó la planta a un lado, la rosa estaba muerta, pero se parecía a como estaba su corazón.

—Hola. —Sky se acercó a la cuna de Raven y la sujetó, había crecido en esos días que no la había visto; se estaba chupando el pulgar mientras veía a su madre con curiosidad, la había extrañado mucho. Se acercó a Ethan y lo tomó en brazos, él dormía y despertó de inmediato al sentir los cómodos brazos de su madre, no lloró, solo le dio una sonrisa que Sky regresó con gusto.

Escuchó cerca un ruido invisible para los humanos, pero no para ella. Al apartar la mirada de sus mellizos vio la rosa volviendo a nacer, retomando un color negro sedoso y no seco.

—Mami también te extrañó. —Dijo Sky, consciente de que Ethan lo había hecho.

Ethan tenía la magia que le pertenecía, la de Logan, la de Sky, tal vez hasta la de Raven, sangre Mikaelson y Lahiffe corría por sus pequeñas venas.

Mientras que Raven era inmune a la magia, su sangre curaba las heridas y no había que ser muy listo para saber que tenía los sentidos de un vampiro.

Ella estaría ahí para ellos, incluso si debía irse para evitar que Elijah los viera. Se dio un golpe mental, sin importar que pasara, amaba a Elijah.

—Mamá les traerá un biberón. —Sky dejó a los bebés en la misma cuna y esperó un par de segundos hasta ver que no discutían entre ellos.

Salió de la habitación rumbo a la cocina, pero al cruzar frente a la que solía ser su habitación vio a Elijah retorciéndose en la cama y ahogando gritos.

Si fuera cualquier otro lo habría dejado pasar, pero era Elijah, el idiota al que amaba. Se acercó y trató de sujetarlo para que se calmara, pero a su cabeza llegaron imágenes, recuerdos que no eran suyos.

Él y Hayley en un kiosco lleno de luces de navidad, una mesa perfecta y todo perfecto, incluso Elijah lucía perfecto con aquel traje y peinado. El tiempo pareció revotar y terminó viéndolos en una habitación semidesnudos.

Sky se apartó de golpe y contuvo las ganas de correr a vomitar. Elijah la vio como si se estuviera arrepintiendo de algo, la pregunta era ¿De qué?

—Te dejé entrar en mi mente... —Dijo pasándose las manos por los ojos, sintiendo el sudor que perlaba su rostro.

—Sipi. —Sky se llevó las manos tras la espalda y Elijah se sintió culpable solo por haber abierto la mente.

—Fue hace...

—No me importa. —Dio media vuelta dispuesta a irse, pero Elijah se puso frente a ella, temblando. —Escucha...

Calló al verlo arrodillarse y luego sujetarle las manos mientras bajaba la cabeza igual a un perrito que pide perdón a su amo.

—Solo quería tenerte de vuelta. —Dijo con la mirada gacha. El gran original Elijah Mikaelson estaba arrodillado y suplicando perdón, muchos matarían por ese espectáculo. —Viendo como estabas pensé que un beso no sería suficiente... Me arrojé sobre Hayley cuando te escuché acercarte.

The Ending {Elijah Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora