El fin y el comienzo

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¡Mudarnos a otra ciudad! ¡Que! ¿Están locos? Dejaré mi escuela y sobre todo a mis amigos, ¡No me iré! -pensé.

¡Gaby apúrate! baja tus maletas que el taxi nos deja-exclamo mi madre, sacándome asi de mis pensamientos.

No tuve tiempo ni de despedirme de Lucía mi mejor amiga, que le diré cuando note que ya no estoy en la escuela, como reaccionará, llegaré a ese extraño lugar sin conocer a nadie y....¡¿QUE HARÉ?! Me pondrán en una nueva escuela donde todos me miraran extraño, seré la típica "chica nueva", realmente quisiera ser como mi madre, tan amigable, hermosa y fuerte; después que mi padre nos abandonó ella ha sido los dos para mi. Seguí en mis pensamientos como siempre hasta que escuche la voz de mi madre diciéndome que ya llegamos.
Baje del taxi y lo primero que observe es la gran casa en la que viviré,eso era un gran punto a favor, entré y me instale, baje al primer piso en donde escuche a mi madre hablando con alguien, era extraño pero bueno no le tome importancia, seguí bajando cuando mi madre me escuchó y dejó el teléfono.

¡Gaby! buenas noticias, ya te inscribí en tu escuela, iremos a conocerla ahora mismo- anunció mi madre emocionada.

Esas fueron las palabras que malograron mi llegada, me fui a cambiar y partimos a conocer mi nuevo infierno.
No era tan malo como lo imagine, pasillos, casilleros, alumnos, todo normal, excepto que me sentía observada, voltee y vi a un grupo de chicos devorándome con la mirada a excepción de uno que miraba a otro lado. Cuando mi madre se alejó de mi uno de ellos de me acercó.

Tu eres la nueva tal como parece, bueno me presentaré, soy Eliot y desde ahora te informo que no veras a otro chico más guapo que pueda mostrarte el colegio - dijo en tono arrogante pero encantador a la vez.

Gracias...(porque me sonrojo, no debería hacerlo, ¡que me pasa!) -dije entrecortado.

Así fue como el guapo chico me llevo del brazo por todo el colegio junto con miradas de parte de unas chicas de allí, desde ese momento supe que él y yo tendríamos una gran historia.
Después del recorrido me llevo a la cafetería donde empezó a tocar mi cabello rubio juntos a mis mejillas, sentía como me sonrojaba cada vez más, me sentía como un completo tomate. Apareció mi madre, gracias a Dios, quien me dijo que es hora de irnos dando una mirada coqueta a mi acompañante.

Gracias por el recorrido, fuiste muy amable-dije risueña

Gracias a ti, por darme el placer de conocerte y a tu madre por traerte - dijo él todo coqueto mirando a mi madre.

Puedes ir a visitarnos cuando desees -anunció mi madre.

Ahí fue cuando jalé a mi madre y nos fuimos, aun me sentía tan roja como un tomate.

Mi chico raroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora