GABRIELA
Desperté y me encontraba en la casa de Daniel y me di cuenta que había dormido con el y la verdad no fue nada incomodo, me sentía segura, me paré de la cama con la camiseta de él puesta y salí sigilosamente al baño. Cuando encontré el baño me di con la sorpresa de que se encontraba alguien allí, era su hermana...
Me quedé completamente pasmada, no tenía la menor idea de que hacer; en eso... mis labios pronunciaron un simple "con permiso" (¡¡¡CON PERMISO!!! vaya forma de darle los buenos dias a la cuñada Gaby). Entré de prisa y cerré la puerta, mientras tanto escuché como su hermana gritaba en el pasillo hasta el primer piso. Me quedé unos minutos mirándome al espejo hasta que escuché abrirse la puerta de forma brutal, era él; rápidamente agarró mi mano y me llevó a su habitación, fue algo extraño pero me acomodé en su cama esperando una explicación.
Se veía nervioso, estaba agarrándose el cabello ( su sensual y sedoso cabello), así que inicié la conversación...¿Estas bien?- empecé
NO, SI, NO , SI , AHHHHH- Contestó
Y antes que pudiera decir algo, exclamó alterado. ¡MI PADRES LLEGARON!
DANI...MELI... LLEGAMOOSS... HIJOS BAJEN A RECIBIR A SUS PADRES!- exclamaron los padres de los niños ricos
(ESCÓNDETE)- fue lo primero que invadió mi mente.
Me levante y le señalé bajo su cama, el al parecer entendió lo que planeaba y me ayudó a esconderme bajo ella. Luego, en la espera de darles la bienvenida a sus padres, 30 minutos aproximadamente, me dormí.
Sentí un brazo que me empezó a sacudir y desperté, rápidamente me sacó de mis escondite y me metió al armario sin explicación alguna (a este paso nunca saldría de aquí), antes de cerrar la puerta del armario, se despidió dándome un beso en los labios.
(AUXILIO)
Me quedé dentro durante otros 30 minutos esta vez sin cerrar el ojo hasta que Daniel apareció, cerro la puerta de su habitación y me sacó del armario.
Ya esta todo seguro- dijo él. ¿Tienes tiempo? Para poder pasar un rato mas aquí.
Mierda- pensé, sentía como me sonrojaba al momento que le respondí con la cabeza asintiendo.
Y así pasamos la tarde en su habitación...recostados, abrazados, mirándonos a los ojos.
Sentía como nuestras miradas intentaban decirse algo, era un mensaje que teníamos que descifrar por nuestra cuenta.