💖La Expansión de la Familia Cooper 💖Shamy 💖Secuela💖

💖Capitulo 24

"Amy! ¿Cuál es tu problema?" El rostro de Sheldon se encontraba cada vez más enrojecido debido a la ira que sentía. "Esto ya fue demasiado lejos", vociferó al interponerse entre Amy y la puerta del departamento.

"¡Déjame salir! Necesito... pensar y... estar un tiempo sola", Amy trataba de esquivar la mirada de Sheldon. "¿Por qué tratas de detenerme?... de todas maneras, tú ya no me quieres en tu vida".

Sheldon sacudió la cabeza, con fastidio. "¿Vas a seguir con eso? Ya te dije que no quise decirlo." Sheldon tomó a Amy del brazo y la miró a los ojos, en actitud desafiante.

"Pues a mí me sonaste bastante convencido." Amy añadió, aún más enfadada con Sheldon.

"¡Ya basta de tonterías!" Sheldon apretó fuertemente el brazo de Amy, hasta causarle dolor. "Tú no vas a ninguna parte. Tú no vas a dejarme porque... porque eres mía.

¿Entendiste?".

Amy no había visto antes aquella mirada de Sheldon; esos ojos tan azules en los que, Amy podría verse a sí misma, ahora estaban rodeados por una sombra oscura, un halo negro de rabia intensa. Esos ojos de Sheldon parecían los ojos de un lobo... sí, de un lobo a punto de saltar sobre su presa.

Amy lo observaba con un temor intenso en la mirada. Un temor que no podría pasar desapercibido ni en aquel estado de colérico estupor por el que pasaba Sheldon.

"¡Suéltame por favor! Me estás lastimando", Amy temblaba al sentir la fuerza con que Sheldon se aferraba a ella. Sheldon clavaba sus dedos y uñas en el antebrazo derecho de Amy, como si se tratara de la garra de un feroz animal. Ella luchaba por liberarse de él, mientras con su brazo izquierdo sostenía firmemente a Nicky.

"¡NO!" gritó Sheldon, luego de unos tres segundos de profundo silencio.

La respiración jadeante de ambos, los ojos de Sheldon con las pupilas dilatadas y ese fulgor desconocido para Amy, los dedos de su mano hundiéndose firmemente en la piel de su antebrazo, todo le inspiraba a ella un sentimiento primario de temor que nunca pensó sentir. No era Sheldon. No era su Sheldon, al menos.

"¡Suéltame!" le suplicó una vez más. "¡Me estás haciendo daño!" Las lágrimas de Amy corrían por sus mejillas, sin poder contenerlas. "¡Déjame!".

Amy soltó un grito ahogado; el dolor que le causaban aquellos penetrantes ojos azules perforando su alma, era aún mayor que el producido por la presión de esos dedos sobre su piel.

"¡Vete... vete entonces! Si quieres irte, lárgate. Sal de mi vida", Sheldon soltó el brazo de Amy. "De todas maneras... yo voy a estar mejor sin ti", gritó con voz áspera.

Los dientes apretados de Sheldon hacían que los músculos de su mandíbula se tensaran en una desconcertante expresión de ira. "¡Creo... creo que te odio!", susurró. Ahora los tics nerviosos de sus párpados, eran irrefrenables.

Amy miró a Sheldon en silencio, durante un instante que bien podía haber durado un siglo. Luego, sin poder evitarlo levantó firmemente el brazo derecho, ese mismo que tenía las marcas de las yemas de los dedos de Sheldon cinceladas sobre la piel, y con un solo movimiento estampó una sonora bofetada en la mejilla de él.

Amy no podía creer lo que acababa de hacer. Sheldon había terminado con la poca paciencia que le quedaba y ella había reaccionado de una manera que nunca esperó. Parecía que todo era parte de una extraña pesadilla.

Sheldon se veía pálido, petrificado y sin saber qué hacer. Cuando su cerebro pudo establecer unas mínimas conexiones neuronales, Sheldon subió su mano derecha hacia el rostro y frotó la piel de su mejilla que ardía aún varios segundos después de la bofetada.