“Deberían premiarme por correr con este dolor de cabeza y no chocar con nada” Aunque al golpear el suelo con su mentón gracias a haber obviado una de las trampas del pasillo se retractó. “¡****! ¡Odio las malditas resacas!”
_________ se levantó con un nuevo dolor en su cuerpo y continuó corriendo en dirección a los salones rogando a los cielos por alguna coincidencia que retrasara a su profesor de Quimica, pero va a ser que no...
-Llega tarde, señorita Premio Anual.- el profesor Hamilton carraspeó las dos últimas palabras con premeditada acentuación, indicándole a la castaña la grave falta habiente en que una chica con su cargo se apareciese justo cuando él estaba cerrando la puerta del aula, dando por sentado que todos los estudiantes estaban presentes.
-Disculpe, profesor. Tuve un pequeño percance…eh…verá…- Intentó ingeniar la aludida.
-No trate de darme excusas tontas, señorita. Tiene un menos en la clase.
-¡¡¡¿Qué?!!!- Una exclamación ahogada recorrió a todo el lugar, pues no era frecuente ver a _________ _____________contradecir, mucho menos gritar a un profesor cuyo nombre no sea La señora Philips. Sólo un rubio encontró a la situación entretenida y reavivante o, más bien, excitante. Justin sonrió con malicia. Hamilton también se sorprendió por el exabrupto de la alumna-chupa-medias-número-uno y arqueó una ceja, demostrando una vez más su poca expresividad.-Pero ni siquiera había cerrado la puerta-Trató de hablar más calmada habiendo notado la reacción de los demás.
-No alce la voz cuando se dirija a mí- Advirtió el profesor frunciendo el ceño- Ahora vaya a sentarse si no quiere que otros 30 puntos sean restados de su nota.
Rezongando, maldiciendo por lo bajo y siendo observada con escepticismo por sus compañeros, la castaña tomó asiento en donde siempre: a la derecha de Make en el tercer banco de la fila .
-¿Estás bien?- Preguntó el pelo azabache preocupado por la cara de muerta viva de su amiga.
-No, tengo una resaca espantosa.
-Nuestra chica crece, Mike- Bromeó Jaden al otro lado del anteojudo y ganándose una mirada reprobatoria de la chica en crecimiento.
Todo intento de conversión se vio frustrado por un gruñido amenazador de Hamilton, quién aprovechó el renovado silencio para aleccionar a sus alumnos de séptimo sobre el duro año que les esperaba si pretendían aprobar satisfactoriamente los EXTASIS para que al graduarse no viviesen miserablemente por los siglos de los siglos, amén.
________ no escuchó ni media palabra de aquel sermón, sino que se esforzaba por soportar el peso de su entonces intolerable cabeza con las manos al tiempo que trataba de enfocar a su fastidioso profesor, totalmente ignorante de que un par de ojos mieles que la contemplaban intensamente desde el cuarto banco de la segunda fila.
Un papel que se posó mágicamente sobre su pupitre la hizo olvidarse de su dolor momentáneamente. Intrigada, desenrolló el trozo de pergamino y leyó la letra prolija y pequeña que escribía:
Buen día, futura esclava:
¿Tuviste sueños eróticos sobre mí anoche? ¿Te levantaste mojada?
La nota no estaba firmada, no hacía falta. La castaña giró para fulminar con la mirada al Premio Anual. Él esbozó su irritante sonrisa. Volteó, tomó su Lapis y escribió debajo.
Eso imaginas en tu diminuta y depravada cabecita, huroncito. Pero no, no suelo tener pesadillas, gracias por tu inquietud igualmente. Pero… ¿por qué no me despertaste, eh?
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