VIGÉSIMA GOTA: TU PULSO

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Raven regresó al jardín junto a su hermana. Sora estaba de pie a un lado del rosal rojo que brillaba por las gotas de lluvia de la noche anterior que aun no se secaban. El viento mecía las hojas del almendro que estaba en la esquina derecha del jardín, las hojas se mecían siguiendo el ritmo del trino de las aves.

— Ven aquí — Raven animó a Maat para que lo siguiera hasta donde estaba la chica de ojos miel. El cachorro lo siguió.

— Me gusta esta temporada del año — dijo Sora en voz baja cuando su hermano estuvo a su lado.

— A mí también — Raven se arrodilló mientras premiaba a Maat con caricias por seguirlo hasta ahí.

— ¿Tanto como Kura? — Sora se puso en cuclillas y vio de frente a su hermano con mirada juguetona.

— Ya vas a empezar — Raven giró los ojos en blanco.

— ¿Empezar qué? — preguntó ella —. El chico que yace sobre el sofá con la frente descubierta, las cejas finas y las pestañas más preciosas de la humanidad está loco de amor por ti. No sé qué tiempo tengas de conocerlo, pero no deberías de tener miedo de él. Él te quiere y siento que tú también a él.

— No quiero hablar de esto — Raven bajó la mirada y abrazó a Maat.

— ¿Por qué ambos son chicos? — su hermana lo tomó del hombro y el chico asintió —. ¿Qué hay de malo en eso?

— No quiero que nos vean como si fuéramos fenómenos, además no estoy seguro de... — se detuvo porque supo que estaba hablando de más.

— ¿De qué no estás seguro? — Sora buscó el rostro de Raven con la mano, lo tomó del mentón y lo obligó a verla — ¿No estás seguro de que te gusten los chicos?

— Es la primera vez que me siento así con un hombre — por fin aceptó lo que sentía —. Me gusta sentirme así, pero me estoy enamorando del hombre equivocado porque ¡oh, Dios! — cerró los ojos con fuerza —.  Kura es la persona más hermosa que he visto. En el instituto todas las chicas están detrás de él, siempre que caminamos juntos las personas voltean a verlo como si quisieran grabarse o tatuarse en la pupila su imagen. Su belleza me hace sentir inseguro porque no entiendo como alguien como él puede sentir algo por mí.

— ¿De qué estás hablando, Raven? — Sora endureció la expresión en su rostro con un ligero toque de duda en las cejas y ojos —. No necesitas entender qué es lo que él ve en ti porque sólo te ve a ti, enteramente a ti.

— Tengo miedo, Sora — Raven dejó de abrazar a Maat y abrazó a su hermana.

— Lo sé — le acarició la nuca —. Pero estás en la edad de experimentar. Experimenta tu sexualidad, déjate querer, intenta dejar que él te enamore, anímate a amarlo, además, no entiendo por qué tanto miedo a la palabra «homosexualidad». El amor, el placer y la felicidad no deberían de tener una palabra que los generalice y divida al mismo tiempo; «heterosexual, bisexual, homosexual, transexual», etc., ¿cuál es el maldito problema?

— ¿Estarás aquí, conmigo, cuando él se vaya?

— Raven, no tienes que pedirme algo así — le besó el cabello —. Estaré contigo en ese momento, te consolaré, así como tú lo hiciste conmigo, y estaré contigo cuando se vayan a vivir juntos, cuando adopten más perros y también gatos, cuando sea su aniversario, cuando discutan y no quieran verse. Estaré contigo en todo momento y te aseguro que Kura jamás te hará daño, al menos no con intención.

AME (Lluvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora