DUODÉCIMA GOTA: ¿CULPABLE O VÍCTIMA?

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Las chicas que pasaban a su lado se cubrían con la palma de la mano la frente para proteger sus ojos de la temprana llovizna que amenazaba su maquillaje, Raven chocó con una de ellas y pidió disculpas. El helado que jamás probaría presumía las pequeñas gotas que lo adornaban minutos antes de que encontrará un bote de basura para desecharlo. Raven se sentía furioso, pero también algo dolido, algo en su pecho le estaba apuñalando el corazón, el dolor que sentía no era ardor y tampoco era similar al de una torcedura, era completamente diferente. El solo hecho de recordar a Kura con Amy lo hacía enfurecer porque estaba celoso, pero jamás lo aceptaría. Jamás diría que odiaba verlo con alguien más que no fuera él. Odiaba no tenerlo a su lado todo el día.

— ¿Por qué lo tiraste? — le preguntó Kim. Su melosa y curiosa voz sacó a Raven de sus pensamientos.

— Porque el de chocolate es mi favorito — contestó al ver como el helado había salpicado las paredes de acero de aquel bote apestoso.

— ¿Entonces por qué lo compraste? — Aline se integró a la conversación y lo interrogó con la mirada somnolienta.

— Porque creí que tendría buen sabor.

— No puedo creer que lo hayas tirado — Kim sonrió y se sonrojó porque tenía planeado presumir al chico del que estaba enamorada —. Siempre me estás regañando cuando quiero dejar las orillas de la pizza: "vamos, Kim, debes comerte todo, ¿tienes idea de los millones de niños en el mundo que quisieran tener tu suerte?" — dijo al imitar la voz de su amigo.

— Tienes razón — Raven se avergonzó de su comportamiento inmaduro —. Lo lamento.

— No pasa nada — Kim se paró a su lado —. ¡Oh, es cierto! Ella es Aline, estamos en la misma clase.

Kim presentó a Raven. Luego de hablar sobre cómo ambas chicas se volvieron cercanas por su fobia a los payasos, Raven les sugirió caminar pues no quería que Kura lo encontrará, lo cual era absurdo porque si el pelinegro hubiera estado interesado en reunirse con él no hubiera tardado tanto. Las chicas aceptaron porque la llovizna les permitía andar bajo los árboles sin miedo a perder el maquillaje. Y mientras recorrían la escuela — siempre evitando las cercanías de la cafetería —, Kim intentaba ponerse al corriente con los nuevos sucesos en la vida de su amigo. Raven les habló de sus nuevos amigos, les describió la personalidad de cada uno y aunque Kim no estaba muy cómoda al escuchar sobre la amabilidad de Aurora, la astucia de Julie, y la bondad de Lucy, admitió que eran buenas chicas. El nombre de cada una de ellas, irritaba a Kim y la única que se percató de eso fue Aline. Cuando Raven les habló de Sebastián, Kim se alegró de todo lo que escuchó de él. Raven describió a su amigo como una persona juguetona, inteligente y un tanto perezosa que tenía buen criterio para los consejos, lo que le parecía una virtud destacada en un hombre que ama los videojuegos. Kim no se equivocó con él, aunque sospechaba que algo traía entre manos desde el día que se interpuso en su camino cuando Raven fue raptado. La chica tenía curiosidad sobre el chico que se había llevado a Raven, quería saber qué tipo de relación había entre ellos pues le parecía extraño que su amigo estuviera tan distante con ella en las últimas dos semanas sin que le hubiera dicho las razones de estarlo. Algo raro estaba pasando, y quería preguntarle pero no quería alejarlo más, así que decidió ser paciente y esperar unos días más para interrogarlo.
Unos minutos antes de que el receso terminara, Raven acompañó a las chicas a su clase, se despidió de ellas e hizo todo lo posible para evitar que Kim le pidiera volver a casa juntos. No era un buen día. Raven sentía que en cualquier momento colapsaría, quería gritar y sentía la necesidad de llorar pero no podía hacerlo frente a Kim porque no quería preocuparla, no después de los tres años estables que habían tenido.

AME (Lluvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora