AME (Lluvia)

TRIGÉSIMA TERCERA GOTA: SABOR A FRESA

En el fin de semana, Kura y su familia visitaron el supermercado para conseguir los ingredientes de la cena del miércoles. Kai había decidido preparar comida italiana y Ren la felicitó por su buen gusto. Mientras recorrían los pasillos, Kura y su padre trataban de seguir el ritmo de Kai, era difícil seguirla cuando se encontraba tan emocionada. Ren le sugirió que se tomara con calma las cosas, pues no era bueno para el bebé que se presionara demasiado, pero sus palabras entraron por el oído derecho de Kai y salieron por el izquierdo. Kai quería conocer a Raven. En los últimos días no había dejado de imaginar su rostro y voz, deseaba conocer a la afortunada que desplazó a Amy y ganó el corazón de Kura. Un par de semanas antes, Kai hubiera jurado que Amy sería la invitada de honor en la cena, pero últimamente cuando le preguntaba a Kura acerca de ella, él siempre se limitaba a decir que estaba bien y que les mandaba saludos. Kura no profundizaba ese tema, se veía más emocionado cada vez que se mencionaba a Raven y a su familia, el jueves llegó a casa tan feliz que no paró de cantar toda la tarde porque el padre de Raven confirmó su asistencia a la cena. ¿Estaría tan enamorado como se veía? Ren y Kai no le preguntaron a Kura sus intenciones para con Raven, pues dedujeron que la cena era para presentar a ambas familias y formalizar la relación que probablemente tenían, o tal vez era una manera de demostrarle a Raven que las intenciones de Kura eran sinceras y serias. Era momento de preguntarle a Kura, pero el supermercado no parecía un lugar adecuado para tocar el tema.

Cuando volvieron a casa, Kura y Ren bajaron las bolsas con los ingredientes del automóvil, y se negaron rotundamente a que Kai cargara algo. El esfuerzo no era bueno para el bebé.

— ¿Quieren beber té? —preguntó Kai, mientras sus chicos ordenaban las compras en las alacenas.

— Sí —contestó Ren al doblar una bolsa y meterla a un cajón.

Era momento de tocar el tema acerca de Raven. Ren y Kai tenían curiosidad de saber cómo era ella. Ren estaba seguro de que Kura sentía atracción por el tipo independiente y de cabello castaño, y sinceramente no estaba nada equivocado. Por otro lado, Kai sospechaba que Raven era del tipo tímida e intelectual, ella tampoco estaba equivocada.

— ¿Ya nos dirás si es linda? —soltó Kai. No pudo resistir la curiosidad, necesitaba un adelanto de información porque al igual que Ren no podía esperar hasta el día de la cena.

— Tampoco nos has dicho cuál es motivo de la cena, o cuáles son tus intenciones con ella —Ren estaba tan curioso como su mujer—. ¡Suelta la sopa!

«Diles que sí lo es, que quieres una relación seria y también diles que Raven es un chico, Kura. ¡Diles!» Todas las noches Kura preparaba lo que les diría a sus padres, así como la forma en la que aclararía el malentendido. Sabía que el nombre de Raven era tan común en mujeres como en hombres porque estaba al tanto de la amiga que sus padres tuvieron en su infancia, y comprendía su confusión. Debía de aclarar las cosas, pues no podía esperar a que el día de la cena llegará y su madre viera con desdén al chico que Kura presentaría con el nombre de Raven, no sería agradable la atmósfera tensa que tendría que soportar su padre, jamás fue el mejor para disimular cuando algo no le agradaba y Kura no quería que la cena se volviera un mal recuerdo para todos. Si Kura no aclaraba la situación también lastimaría a Raven y a su familia. Era mejor decir las cosas tal cuál, sin secretos, sin maquillaje y sin trampas. «¡Diles, Kura!» Sí, debía decirles. En caso de que la reacción de sus padres fuera negativa tendría tiempo para disculparse con Raven y su familia por la cancelación de la cena, pero... ¿y si la reacción era positiva? No quería hacerse falsas esperanzas, y era consciente de que sus sentimientos por Raven tendrían que enfrentar diferentes obstáculos y tal vez la opinión de sus padres sería uno de esos obstáculos que Kura no temía enfrentar, pero que ahora reconocía que era el único obstáculo al que le tenía miedo.