ÚLTIMA GOTA

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La presentación fue un éxito. La audiencia aplaudió el talento de Kura y las chicas de su clase gritaban su nombre tan sincronizadas como si fuera el grito de una guerra ganada. Eso se sintió bien; ser reconocido por más gente hace sentir a uno poderoso, especial y al mismo tiempo amado. Kura deseó con todo su corazón subir a un escenario un millón de veces más, le gustó mucho la adrenalina que recorrió su cuerpo cuando cantó, ¿la sensación sería mejor si las canciones fueran de su autoría?

Antes de bajar del escenario, la banda hizo una reverencia para el público, se abrazaron entre ellos porque la emoción de tocar juntos fue maravillosa. ¡La banda al fin estaba completa! Al bajar del escenario, Sarah divisó a la mujer rubia que los esperaba. Era su madre y si la conocía tan bien como creía, sabía que no dejaría ir a Kura porque era un diamante en bruto que deseaba pulir. La madre de Sarah no aceptaría una negativa a la propuesta que le haría a Kura para que firmara con la agencia.

—Kura —Sarah lo tomó del brazo—, ¿puedes venir conmigo unos momentos?

—Por supuesto, solo espérame. Tengo que algo de qué hablar con...

—¿Con Raven? —Sarah soltó a su hermano menor porque supo que la sonrisa repleta de amor que Kura le dio era una sutil advertencia de que no se interpusiera entre ellos—. Está bien. Te estaré esperando con Sora y con tus padres, ¿de acuerdo?

—¡Gracias!

—No te tardes.

Kura se abrió paso entre la multitud para encontrar a sus amigos, pues suponía que Raven estaba con ellos, no obstante, cuando se encontró con ellos Raven estaba ausente. Sebastián le contó lo que había pasado, y consternado, Kura miró a su alrededor, pues tenía fe en que fuera una broma porque no entendía la razón por la que Raven había escapado.

—No pudo ir lejos —Julie se acercó a Kura y puso una mano sobre su hombro.

—Tal vez fue al baño —supuso Aurora.

—Iré a buscarlo —dijo Kura.

—¿Quieres que vayamos contigo? —ofreció Sebastián. Kura negó con la cabeza.

—Iré solo —sonrió. Era tan bueno para esconder su preocupación—. ¿Pueden entretener a Sarah por mí un rato?

—Por supuesto —contestó Sebastián.

Kura salió de la muchedumbre, y Lucy se percató de que un trío de chicas que no eran estudiantes del instituto iba detrás de él por lo que les pidió a sus amigas que le ayudaran a detenerlas.

—No pueden seguir a Kura —dijo Julie.

—¿Por qué no? —una de las tres chicas desconocidas se puso a la defensiva—. ¿Eres su novia para impedirlo?

—Ninguna de nosotras es su novia —interrumpió Lucy—. Verán chicas, aquí se siguen algunas reglas. La primera de ellas nos prohíbe invadir la privacidad de Kura. La segunda es respetar su espacio personal. Y la tercera nos recuerda que si Kura ya se dio un tiempo para saludarnos, fotografiarse con nosotras o cualquier otra cosa, no debemos pedirle más atención. Estas tres reglas son simples, y sé que son difíciles de cumplir, pero todas nosotras las cumplimos porque amamos a Kura y él nos permite estar cerca y dirigirle la palabra. Ustedes no tienen idea de lo mucho que nosotras lo queremos, como se han dado cuenta, Kura es un encanto y no queremos incomodarlo. En los primeros días del semestre, un grupo de chicas no pudo controlarse y tocó a Kura de tal forma que rompieron las tres reglas, esa vez Kura lo dejó pasar, así que les pido que por favor sean consideradas con él y lo dejen respirar. Él ya se dio el tiempo para atendernos, según recuerdo ustedes le dieron un beso en la mejilla y él no las rechazó.

AME (Lluvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora