Estoy en la caminadora, cuando de reojo observo que alguien empieza a usar la caminadora que esta a mi lado. Centro mi atención en la pantalla de mi caminadora, segundos después siento que alguien toca mi hombro, paro la caminadora, y volteo a mirar de quien se trata. Cristian, sonrío.
—Hola—dice. Después de nuestro encuentro y la charla en el cementerio, En la ultimas dos semanas, nos hemos acercado un poco mas, más por que Coraline se ha acercado mucho a mi, es una niña muy dulce y tierna, es agradable tenerla cerca. Me he enterado que estudia en el colegio, donde trabajo, y algunas veces en la hora de receso desayunamos juntas, es imposible no encariñarse con ella.
—Hola, hoy has venido mas temprano—digo.
—Bueno, tu igual—ríe y río también.
—Bueno, es que mi mejor amiga irá a cenar hoy a mi casa—bajamos de las caminadoras. Tomo mi toalla para secar el sudor de mi rostro, cuando empiezo a pasarla por mi frente Cristian, toma mi mano, quitando la toalla. Lo miro a los ojos, y el mismo seca el sudor restante de mi rostro. Nos miramos directamente a los ojos. Siento sonrojarme, y creo que lo nota, baja el brazo, y voltea hacia otro lado. Sonrío.
—¿Quieres que nos ejercitemos juntos?—pregunto. Cristian me mira con una sonrisa un poco, ¿picara?.—
—Claro, ¿pesas o flexiones?—
—Pesas—digo, y se hace a un lado para que pueda pasar. Después de terminar los ejercicios, no sentamos en el suelo para tomarnos un descanso.
—¡Papi!— escuchamos a Coraline, gritar, corriendo llega hacia nosotros, abraza a Cristian, se separa de él y se acerca a mi.—¡Dayana!—me abraza.
—Hola, linda— digo mientras se separa de mi
—¿Quieres ir a comer un helado?—me pregunta. Sonrío.
—No puedo, linda—digo, y ella pone cara triste—pero podemos ir mañana,¿ qué te parece?, si tu Papá te lo permite—digo y ambas miramos a Cristian, quien esta sonriendo.
—Si podemos, ¿verdad, Papi?—Cristian asiente. —ves, si podemos—dice volteando a verme sonriente.
—Entonces mañana vamos por un helado, es una pinkipromesa— digo alzando mi mano y parando mi dedo meñique. Coraline me mira con cara extrañada y le explico— es una promesa, si haces una pinkipromesa no debes de romperla, ¿ haces una pinkipromesa conmigo?— pregunto y ella sonríe, uniendo su dedo meñique con el mío. Miro de reojo que Cristian nos observa sonriendo. Me pongo de pie, me despido de ellos, cambio mi ropa, y me encamino para ir a casa.
Casi llegando a casa escucho el timbre de mi celular, lo tomo de mi bolso y contesto.
—Ya estoy aquí, ¿Dónde estás?—pregunta Yuli.
—Ya estoy por llegar, prepárate por que serás mi ayudante—escucho que bufa, y sonrío.
—Es mucho mas divertido cuando solo llego y me siento a comer,¿ lo sabías?—Río.
—Anda llorona, sirve que aprendes a cocinar—
—puaj, esta bien. Pero apresura el paso que me anda por orinar y no querrás que pase un accidente en la entrada de tu casa, ¿verdad?—
—¿Qué esperas para abrir?, tienes tus propias llaves—
—Las he olvidado, cambie de bolso, y olvide tomarlas—
—Diablos no, ya casi llego resiste un poco más— y como dijo apresuro el paso, y llego casi corriendo. Llego a ella agitada, empieza a reírse.
—¿Qué te da tanta gracia?— pregunto, y continua riendo—no era cierto que necesitabas el baño,¿verdad?— toma una respiración larga para poder dejar de reír.
ESTÁS LEYENDO
No soy la única
Short StorySoy Dayana y esta es mi historia.... Amar es darle a alguien, la oportunidad de lastimarte, sin esperar que lo haga.... Portada- Tammi, @ECECMIVO