Capitulo 20

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Estoy en la caminadora, cuando de reojo observo que alguien empieza a usar la caminadora que esta a mi lado. Centro mi atención en la pantalla de mi caminadora, segundos después siento que alguien toca mi hombro, paro la caminadora, y volteo a mirar de quien se trata. Cristian, sonrío.

—Hola—dice. Después de nuestro encuentro y la charla en el cementerio, En la ultimas dos semanas, nos hemos acercado un poco mas,  más por que Coraline se ha acercado mucho a mi, es una niña muy dulce y tierna, es agradable tenerla cerca. Me he enterado que estudia en el colegio, donde trabajo, y algunas veces en la hora de receso desayunamos juntas, es imposible no encariñarse con ella.

—Hola, hoy has venido mas temprano—digo.

—Bueno, tu igual—ríe y río también.

—Bueno, es que mi mejor amiga irá a cenar hoy a mi casa—bajamos de las caminadoras. Tomo mi toalla para secar el sudor de mi rostro, cuando empiezo a pasarla por mi frente Cristian, toma mi mano, quitando la toalla. Lo miro a los ojos, y el mismo seca el sudor restante de mi rostro. Nos miramos directamente a los ojos. Siento sonrojarme, y creo que lo nota, baja el brazo, y voltea hacia otro lado. Sonrío.

—¿Quieres que nos ejercitemos juntos?—pregunto. Cristian me mira con una sonrisa un poco, ¿picara?.— 

—Claro, ¿pesas o flexiones?—

—Pesas—digo, y se hace a un lado para que pueda pasar. Después de terminar los ejercicios, no sentamos en el suelo para tomarnos un descanso. 

—¡Papi!— escuchamos a Coraline, gritar, corriendo llega hacia nosotros, abraza a Cristian, se separa de él y se acerca a mi.—¡Dayana!—me abraza.

—Hola, linda— digo mientras se separa de mi

—¿Quieres ir a comer un helado?—me pregunta. Sonrío.

—No puedo, linda—digo, y ella pone cara triste—pero podemos ir mañana,¿ qué te parece?, si tu Papá te lo permite—digo y ambas miramos a Cristian, quien esta sonriendo.

—Si podemos, ¿verdad, Papi?—Cristian asiente. —ves, si podemos—dice volteando a verme sonriente.

—Entonces mañana vamos por un helado, es una pinkipromesa— digo alzando mi mano y parando mi dedo meñique. Coraline me mira con cara extrañada y le explico— es una promesa, si haces una pinkipromesa no debes de romperla, ¿ haces una pinkipromesa conmigo?— pregunto y ella sonríe, uniendo su dedo meñique con el mío. Miro de reojo que Cristian nos observa sonriendo. Me pongo de pie, me despido de ellos, cambio mi ropa, y me encamino para ir a casa.

Casi llegando a casa escucho el timbre de mi celular, lo tomo de mi bolso y contesto.

—Ya estoy aquí, ¿Dónde estás?—pregunta Yuli.

—Ya estoy por llegar, prepárate por que serás mi ayudante—escucho que bufa, y sonrío.

—Es mucho mas divertido cuando solo llego y me siento a comer,¿ lo sabías?—Río.

—Anda llorona, sirve que aprendes a cocinar—

—puaj, esta bien. Pero apresura el paso que me anda por orinar y no querrás que pase un accidente en la entrada de tu casa, ¿verdad?— 

—¿Qué esperas para abrir?, tienes tus propias llaves—

—Las he olvidado, cambie de bolso, y olvide tomarlas—

—Diablos no, ya casi llego resiste un poco más— y como dijo apresuro el paso, y llego casi corriendo. Llego a ella agitada, empieza a reírse.

—¿Qué te da tanta gracia?— pregunto, y continua riendo—no era cierto que necesitabas el baño,¿verdad?— toma una respiración larga para poder dejar de reír.

No soy la únicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora