Capitulo 2

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Sentada en el sofá pensando en como iba a decirle todo a Yuli sin que se pusiera histérica y me ayudara a hacer lo que tengo planeado hace meses, dejo caer mi cabeza al respaldo del sofá y giro mi cabeza y mi mirada va directo al portaretrado que esta en la mesa al lado del sofá. Pablo y yo sentados en la arena sonriendo felices a la cámara. 

6 años atrás....

Saliendo a toda prisa de la cafetería, al salir chocó con alguien y derramo mi café sobre mí y un poco a la persona con la que choque.

-No puede ser- dije viendo mi blusa llena de café.

-Lo siento, no me di cuenta que alguien iba saliendo- escucho una voz gruesa.

Poco a poco levantó la cabeza mirando su camisa manchada de café.

-Ay dios mío, lo siento,lo siento- dije tomando unas servilletas y tratando de limpiar las manchas de café de su camisa.

Estaba aún tratando de limpiar las manchas cuando toma mi mano y detiene lo que estoy haciendo.

-Tranquila, no hay nada que la tintorería no pueda solucionar- escucho que dice, entonces me atrevo a levantar la mirada y lo primero que veo son unos lindos labios formando una lindísima sonrisa. levantó un poco más la mirada y me topo con unos ojos verdes divinos con una chispita que engancha.

Reacciono- lo siento, la tintorería va por mi cuenta- digo sonriéndole.

-Para nada, ¿qué tal si me pagas tomando un café conmigo?- pregunta con una sonrisa que me derrite. Lo pienso unos segundos, de cualquier modo ya iba tarde a clases.

-Esta bien, solo para no sentirme tan culpable- digo sonriéndole.

- Entonces, adelante, primero las damas-dice con su linda sonrisa. Ni si quiera me importó, bueno,ni si quiera nos importo las manchas de café en nuestra ropa.

Ese día no nos dimos cuenta de la hora hasta que  empezó a oscurecer, después de vernos citarnos en mas ocasiones, empezamos con nuestro noviazgo.

Pasamos tantos momentos tan lindos, tan íntimos, tan nuestros, que duele saber que ya no volverán. Tome la decisión y nada me hará cambiar de parecer, así mi madre me insista que cambiará que me esfuerce por que mi matrimonio vuelva a ser como antes. Mi madre para mi mala suerte es de las mujeres que creen que como esposa tienes que aguantar todo lo que tu esposo haga, sea lo que sea, en ese momento me convencí que yo también debía ser así, pero después de ingresar a un club de apoyo en Internet hicieron darme cuenta que no por ser mujer debemos valorarnos tan poco, así que hace dos meses tomé la decisión de poner primero mi persona y mi felicidad.

El timbre de mi celular me saca de mis pensamientos, lo tomo y sin mirar quien llama, contesto.

Dayana,¿ podrías ayudarme a empacar algunos cambios de ropa?, mañana por la mañana salgo de viaje-dice, y mi corazón se encoge un poco más al escucharlo.

¿De nuevo?, acabas de ir el mes pasado- pregunto.

Dayana, son ordenes de alto rango, así que tengo que hacerlo- me dice en un tono molesto.

Suspiro- Esta bien, la tendré lista para mañana en la mañana-

Gracias, Daya, nos vemos en la noche- y cuelga.

Quedo mirando el celular en mi mano. Se que es lo correcto lo que voy  a hacer, no puedo seguir así solo por miedo. 

















No soy la únicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora