|Cap.2|El misterio|

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Después de que prácticamente confinaran a la magullada chica delante de mis ojos, sólo he visto negro. Ni si quiera en mi imaginación pude lograr escapar de ese color. Es curioso porque el negro está siempre en nuestros malos momentos. En las tenebrosas pesadillas donde el negro representa el miedo, el odio, el rechazo y el desprecio entre otras cosas. En los lugares sombríos, representa la angustia, la soledad, la nostalgia y en los momentos más oscuros representa la rabia, la furia y la ira.

Me sentía débil, cómo si no hubiera comido desde hace días y sobre todo desorientada. Empecé a remomerar lo sucedido y no pude nada más que hallarme impotente, por no poder hacer nada, por no saber donde está, por no poder ayudarle.

Cada vez que pensaba en lo que pasó se volvía más distorsionado, cada vez más borroso, hasta que las únicas palabras que podía reconocer eran; "¡¿Cómo pudiste dejar que se acercara?!". Esas palabras se repetían en mi cabeza, haciendo eco, y aún así no le daba forma, ni voz. Pero para mi ya no tenía sentido, no lograba poner esas palabras en ninguna circunstancia que haya vivido.

Abrí los ojos sólo para tener en cuenta de que ya no tenía ropa puesta, sino una bata. Era blanca como la de un hospital, llegandome hasta las rodillas y rebelando parte de mi espalda baja. Por suerte seguía manteniendo mi ropa interior.

Tenía unos cuantos objetivos en mi mente, el primero era analizar el lugar en el que me hospedaba por un tiempo indefinido, luego vendrían las preguntas y por último buscaría la forma de salir de aquí.

Siguiendo mi mal estructurado plan, me levanté con esfuerzo, utilizando la pared para apoyarme. Suspiré, frotando mi pie izquierdo con el derecho por el extraño picazón que percibí.

Levanté la vista, siendo consciente de lo iluminada que se veía la habitación. Esta era de color totalmente blanco y en el techo se hallaba una simple bombilla, se notaban los cables sostenerla. Anduve unos pasos más arrastrando mi mano por la pared, hasta llegar a un espejo grande, donde podía notar mi descuidado rostro. Estaba un poco pálida, no tenía ojeras lo que me hacía saber que no había estado más que unas cuantas horas aquí.

Me devolví a mi anterior sitio, sentandome en el gélido suelo. Respiré profundo, intentando mantener la calma y recordando lo sucedido horas antes. Yo estaba comprando un helado de chocolate, en la heladería favorita de mi hermana, esa donde siempre que ibamos a la ciudad visitabamos por un par de deliciosos helados. Me dirigía a la estación de tren, como siempre hacía, para... visitar a mi padre en su empresa. Pero más no recuerdo, es como si me hubieran borrado la memoria sin mi consentimiento.

Nada de esto tenía sentido, teniendo en cuenta de que no llevaba mucho tiempo aquí y que hace unos minutos haya escuchado una voz en mi cabeza exclamando el hecho de haber dejado que una persona se acercara. ¿A quién?¿Y por qué lo escuchaba?
Y ahora viene mi segundo objetivo, contestar las preguntas sin respuesta. Puede ser que un ladrón intentara atracarme y acabé aquí por no haberme dejado robar. ¿Pero por qué no dejarme tirada en la calle y llevarme a un lugar? Puede ser que quisieran una recompensa por mí, sabiendo que mi padre trabaja en una prestigiosa empresa. Pero esto era casi imposible, Alemania es un país donde casi no se produce el vandalismo y menos en una calle habitada de gente, a plena luz del día. Pero en tal caso ¿Por qué ponerme una bata? Eso sólo pasa en los hospitales y no creo que los causantes de mi estadía aquí intentaran tratarme bien. O quizá sí.

Con tantos pensamientos recorriendo de un lado a otro en mi cabeza, decidí dejar de pensar y empezar a actuar, realmente empezaba a dolerme la cabeza.

Me levanté por segunda vez, experimenté como la furia fluía por mi cuerpo entero. ¿Por qué tenía que pasarme esto? Y con esta pregunta realizada, le propiné un puñetazo a la pared, arrepintiendome al segundo porque tendría que cargar con un dolor de mano y de cabeza a la vez.

Experimentos Fallidos|Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora