Asombrado, repasé con la mirada aquello que sólo unas horas antes había marcado mi mente. No había horizonte. Era como si la tierra se tragara al cielo a mesura que el paisage se alejaba de tus ojos. Allí dónde debería estar una fina línea divisoria que marcaba el final de las montañas y el bosque había una suave mezcla entre el azulado cielo y el verdoso suelo terrestre. Aunque era difícil apreciarlo, sabía bastante bién lo que había cambiado allí. La tierra ya no era redonda. O no era capaz de imaginármela redonda. Su superfície se extendía kilómetros y kilómetros. Creí que mis ojos se volvían locos. Opté por bajar de la formación rocosa y adentrarme un poco por el bosque hasta llegar a la montaña más cercana, que ya tenía mentalizada su situación geográfica. Tenía miedo. Miedo a perderme. Miedo a no saber que hacer. Miedo a que todo aquél mundo falso desapareciese y se me llevase con él hacia lo olvidado. No quería desaparecer. Debía hacer historia. Fue así, con aquella rara sensación de incredulidad, que penetré con fuerza otra vez hacia el oscuro bosque. Mil dudas buscaban angustiadamente respuestas dentro de mi cabeza, respuestas que no podía ni podría contestar, resolver, ya que todo aquello, incluso la viva tierra que había debajo de mis pies (si podía tener vida una cosa imaginada por un ser) me parecía un enigma irresolucionable. Lo que más me neguitaba era el hecho de que no habían límites. Sin límites. Podía ir andando hacia dónde yo quería, que siempre habría algo más, miles y miles de kilómetros por recorrer. Infinitos. Mi deseo de llegar a la montaña se había transformado en querer salir de aquella zozobra que tanto empezaba a turmentarme. Aunque la angustia que experimentaba no estaba todavía a su límite. Con la aparición de la ninfa Eyriode y de los creoneros me había olvidado del tema, más aun después del beso, y aunque mis sentidos me decían inconcientemente que no podía ser, allí estaba. Solo había recorrido unos quince metros, cuando un leve pitido angustiante se apoderó del firmamento, sonó ligero y lejano, como si llegara del cielo, aunque fue aquel pequeño ruido el que hizo que me paralizara de repente, me bloqueaba, me cortaba la respiración. Por qué, ahora, sabía que por mucho que estuviera en un mundo falso dentro de la imaginación de una ninfa, ellos podían cruzar las barreras. Y se acercaban, se acercaban...
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El ojo del bosque (PAUSADA)
Fantasy> EL OJO DEL BOSQUE es una novela de ficción, de miedo, de suspenso, romance, soledad, intriga, aventura... Por favor, comentar y opinar... :)