Serena, en otro lugar

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Serena nunca había destacado en nada. Se adormía en clase, hablaba muy poco, no acostumbraba a compartir sus cosas con los demás, aunque era muy educada, nunca chillaba ni alzaba la voz,  y se guardaba todo lo que sentía para ella. Durante su preadolescencia empezó a cambiar un poco, tanto en su manera de actuar como de pensar. Cuando cumplió los 15 se volvió una auténtica rebelde, dejó de hacer caso a sus padres, empezó a quedar con simples conocidos de la ciudad... solo para sentirse autosuficiente y saberse encarar a sus progenitores. Solo porqué necesitaba hacerlo. En el fondo nunca había dejado de ser aquella niñita tímida y callada de antes, solamente lo disimulaba tratando de actuar de formas distintas a como había hecho siempre. Al principio no se dio cuenta, pero a medida que pasaba el tiempo, se vio a si misma y entonces empezaron una larga época de depresiones, desilusiones y enfados tontos, mayoritáriamente con ella misma. No sabía con qué desahogarse, así que se acostumbró a guardarselo todo para ella, mientras iba habitando en su interior una espécie de ira controlada, que crecía, crecía, pero que nunca soltaba. Fue así como Serena cambió. Dejó de ser la chica cerrada y apagada. Tampoco era social, pero fue como si ya no encontrara mucho sentido a vivir así, y se comportaba todavía peor. Sus padres empezaron a reñirla. Ella lloraba por las noches. Más de una vez pensó en suicidarse, escribía cartas anónimas para sacar un poco lo que guardaba en sus adentros y que tanto daño le hacía, muchas veces inconcientemente. No fue suficiente. Cuando quedaban ya pocos meses para acabar el último curso de la escuela, empezó a idear su huida. Lo fue planeando toso, se informó de los horarios de la escuela, de los guardias que vigilaban las puertas de la ciudad, del horario de trabajo de sus padres, y anotó en un papel el recorrido que haría. Hizo una lista bién corta sobre cosas imprescindibles que debía llevarse con alguna mochila que encontrara, y reservó en un pequeño y barato hostal que había a unos 20 Km de su ciudad, uno en el que no la conocían, pero que se conocía por un colega suyo de la escuela. Así pues esperó. Y esperó. Y esperó.

El último día de cole le dieron sus notas. No eran tan buenas como de costumbre, ni mucho menos. Nunca había sacado más de dos simples suficientes, e incluso había suspendido literatura. Sabía que sus padres le echarían el rollo que últimamente era muy a diario, por suerte para ella, llegarían a las 6 de la tarde, tres horas más tarde que ella. Así pues tenía tiempo. Se preparó lo mejor que pudo, y aunque no pudo evitar quedarse un rato observando lo que dentro de poco sería su ex-lugar de vivienda, no sintió pena. Cogió algo de ropa, comida, un par de cuchillos (por si acaso), todo su dinero ahorrado (y un poco más, "prestado"), agua y su neceser. Cuando el reloj de la plaza central marcaba las 4:47h de la tarde, Serena salía, con un aire despreocupado e inexpresivo por las puertas que limitaban su ciudad, en el momento en el que el guardia iba a hacerse un café. No se giró en ningun momento, siempre con el paso firme, y se alejó lenta y constantemente de aquél lugar con nuevas esperanzas.

El ojo del bosque (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora