| 9 | Futuro.

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9. Pensábamos en una vida juntos.

-Estoy muy cansada –admití.

Shawn y yo estábamos sentados en una de las jardineras del colegio. Había poca gente, pues la mayoría estaba en clases, pero, honestamente, ingles no era una de nuestras asignaturas favoritas.

-¿Por qué pelearon esta vez? –pregunto Shawn.

Había salido lo más temprano que pude de mi casa luego de que mis padres se pasaran la mayor parte de la noche peleando. Últimamente era muy frecuente, y los gritos inundaban los tres pisos de la casa, cada rincón de la casa, cada rincón de mi cabeza.

-Porque mi papá volvió a encontrar un par de colillas de cigarro escondidas entre las plantas, obviamente supo que eran mías. Mi mamá empezó a gritar diciendo que podían ser de cualquier otra persona, y no pararon hasta bien entrada la madrugada...

Encendí un cigarro. Shawn me miro mal pero no dijo nada, supongo que sabía lo que necesitaba. Bueno, estaba segura.

Ya habíamos llegado a complementarnos al nivel de saber lo que la otra persona sentía o necesitaba con una sola mirada a las expresiones en los ojos de la otra persona. Podríamos estar fingiendo o usando mascaras para las demás personas, pero la verdad quedaba suspendida entre nosotros dos, muda.

Me deje caer hacía atrás, quedando recostada en la jardinera, mirando hacia el cielo siendo contaminado por el humo de mi cigarro. El rostro de Shawn lentamente se interpuso entre el cielo y mi mirada, y quede viéndolo directamente a él.

-Vámonos a vivir juntos –me dijo.

-¿Qué? –me reí nerviosamente, porque Shawn tenía esa mirada de decisión que solamente veía en sus ojos una vez cada mil años.

-Que deberíamos irnos a vivir juntos –me dijo lentamente, pronunciando cada silaba con cuidado para no dejar lugar a dudas.

-Estás loco –le dije, girando hacia uno de mis lados escapando de su mirada-, claro, tengo 17 y me voy a ir a vivir con mi novio tres meses menor que yo. Mi papá me va a dejar las puertas abiertas.

-Claro que ahora no –me dijo, recostándose a mi lado, sacando mi cajetilla de cigarros de debajo de él, porque se le encajaba en las costillas izquierdas-, pero estas a mes y medio de cumplir 18, yo estoy a dos meses, vamos a ir a la misma universidad del estado, ¿por qué no vivir juntos?

Me quede callada, pensando en toda la cantidad de posibilidades. La parte más racional de todo mi interior me decía que era la idea más estúpida de la historia, pero otra parte, una muy pequeña pero fue la que despertó más emociones, me dijo que estaba bien. Que no importaba que tan mal pensaba que podía ir, lo iba a hacer, porque era incapaz de negarme a mi misma que era posible que dejaría ir a Shawn en algún mundo.

Pero mi yo racional seguía asustada entorno a eso.

-¿Y si no funcionamos y terminamos? ¿Voy a tener que ver como desfilan chicas los sábados por la mañana y mandarlas al demonio para poder comer cereal en paz? –pregunte. Su ceño se frunció, y después de un rato fue cuando llego su respuesta.

-No. Si tú y yo llegamos a terminar cuando vivamos juntos –afirmo-, no llevaría chicas cada fin de semana. Por respeto a ti y a lo que tuvimos. No prometería estar cada semana el sábado por la mañana en casa, pero jamás las llevaría, no al menos cuando estés tu de por medio.

Me quede en silencio. En no dijo nada más. Mi cigarro se acabo, el humo se disipo, seguíamos juntos. Mi mente no paraba de pensar en todo lo que Shawn me había dejado de posibilidad. ¿Podríamos funcionar viviendo juntos?

-Pero si vivimos juntos vamos a tener un gato en la casa –le dije.

-Ah no, yo quiero tener un perro –se quejo.

-Un gato o nada.

Shawn arrugo la nariz sonriente. Aún miraba hacia el cielo, y yo lo veía a él.

-Pero tendremos un gran poster de Volver al Futuro en la habitación. No me importa si no te gusta.

-¿Dormiremos juntos? –la pregunta salió antes de siquiera poder pensarla. Fue automático. Shawn se giro a mirarme.

-Dormir es lo único opcional en lo que acabas de decir.

Ambos nos reímos. Shawn tomo mi mano, y la levanto para besarla y luego dejar nuestras manos unidas sobre su estomago. Los dos continuamos mirando hacia el cielo, esperando que el mar de gente cambiando de clases nos indicara que es el momento de levantarnos y marcharnos.

Sí, definitivamente íbamos a terminar viviendo juntos.

10 Things I Never Told You | Shawn M. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora