| 5 | Dependencia.

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5. Mi cariño era un ancla para ti.

Llevaba algo así como nueve días de campamento y un mes y tres semanas siendo mi novio. Era algo que había sucedido sin siquiera darnos cuenta. Las cosas no habían cambiado en absoluto, tal vez porque ya desde antes nos tratábamos como si fuésemos pareja, pero sin la etiqueta que aterraba tanto a la gente, o porque realmente le habíamos restado importancia al valor de la situación al ver que lo habíamos obtenido.

Como hubiese sucedido, fue esa noche de martes que sucedió la primera pelea que nos costó tiempo arreglar.

Como hubiese sucedido, fue esa noche de martes que sucedió la primera pelea que nos costó tiempo arreglar

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Había sido algo mu estúpido pelear por algo así. Extrañarlo era algo que me parecía normal (sin contar que Iris dijo que era de lo más normal) por el simple hecho de ser una constante en mi vida. Estaba ahí, como mi amigo, mi pareja en crímenes, y novedosamente como mi novio, pero, de la forma en la que fuese, Shawn se había transformado en una persona a la que solía aferrarme.

Pero el cariño devoto con el que me aferraba no hacía más que hundirlo como un ancla. Como si mi amor lo detuviera de lograr las grandes cosas que tenia destinado a alcanzar en su vida.

[...]

-Eres... muy dependiente. Eso es toxico –los ojos de Shawn me miraron cafés, grandes, con una increíble tristeza en ellos.

Llevábamos casi cuatro meses juntos, pero ese fue el día en que mi corazón se rompió. No fui capaz de lograr que de mi boca saliera algún sonido que representara todas las emociones que tenía atoradas en mi pecho, que quemaban en mi garganta. Lo único que tenía eran esas lágrimas rebeldes que no podía contener.

-Muy seriamente, Sydney, no quiero personas toxicas en mi vida. Tu eres una persona toxica –una pausa, ante la cual esperaba que me dijera que no quería volver a hablar conmigo jamás, se extendió entre los dos-... sin embargo, te quiero demasiado como para dejar que te alejes de mi lado.

Nos sentamos en una de las tantas mesas en la cafetería de la escuela, el me miraba, antes de levantarse a pedir un par de cafés. A lo lejos vi a Iris, vigilando la ruptura de mi corazón, para que en el momento necesario, ella acudiera a mi lado para intentar buscar cada pieza antes de perderla.

No tardo casi nada en regresar con café caliente, y un cigarro necesario para mis nervios.

Maldición, el odiaba verme fumar, y ahora el mismo me daba una de las cosas que tanto detestaba de mi persona.

-No quería verme tan necesitada –dije, mirándolo, por fin consiguiendo las palabras fuera de mí-. Es solo que después de esa fiesta, llevábamos cinco días sin siquiera saludarnos y pensé que estabas molesto por algo.

-¿A quién besaste en esa fiesta?

-¡A nadie!

-¿A quién besaste en esa fiesta?

El negó con la cabeza, mientras yo encendía el cigarro. Tenía tantas emociones ocultas en sus ojos, pero no dejaba salir ninguna, las encerraba en él, y dolía. Dolía la falta de confianza repentina.

-¿Sabes algo? Estoy cansado, Sydney. Tu, tu, sólo vas por la vida quejándote de las cosas tristes, siendo tan negativa, honestamente ese tipo de personas sobran en mi vida. Eso no quiere decir que te deje de querer, pero es cansado que seas esa parte oscura entre todo lo que tengo.

-Te odio.

Ambos nos observamos a través del humo de mi cigarro, bebiendo del café. Me negué a derramar más lágrimas por él, mientras miraba a Alex llegar, junto con otro de mis amigos cercanos, en el cual no había pensado por días.

-¿Qué te sucede, Sydney? ¿Ahora me odias?

-Eres tierno en ese modo desagradable que me hace sentir como una perra a veces. Tú siempre andas por la vida siendo dulce y agradable, mientras que cada vez que yo te digo que te amo siento que estoy fuera de mi misma.

-Ay, Syd, no es eso. Amarme... o bueno, amar está bien, pero no puedes exigir atención.

-¡Eres mi novio!

-¿Y eso qué? No significa que tengo que hablar contigo diario. Por si no lo sabías, tengo a más gente, importante, a la cual tratar antes que a ti.

Fue todo. Exhale el humo en su cara, y me di la vuelta para llorar con libertad, antes de caminar con la cabeza en alto hacia Iris, como si mis piernas no temblaran y mi corazón no estuviese en mi boca, roto.

Si era así de prescindible en su vida, entonces él lo sería en mi vida. Aunque doliera, y si dejaba de ser mi novio en la mañana que venía, o la noche siguiente, no dolería tanto. Ya no había nada que romper.

10 Things I Never Told You | Shawn M. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora