RETANDO AL OLVIDO (+18)

Capítulo 5: Zed.

En multimedia: Skylar Grey -I love the way you lie (La canción es original de Rihanna)

Capítulo dedicado a rumine_12 💖

Arrastro a Leila hasta el auto y aunque la tensión de lo ocurrido en la exposición ha disminuido y la consciencia comienza a hacer su trabajo, el antiguo Zed aparece recordándome los últimos acontecimientos. Sacudo mi cabeza para apaciguar esos pensamientos que se mezclan entre lo bueno y lo malo. Leila decide guardar silencio todo el camino, supongo que también está meditando las consecuencias de esta decisión. Sin embargo, al aparcar el coche y subir a mi piso, todas las ganas que le traigo desde que la vi entrar por las puertas del estudio de tatuaje se acumulan en un solo punto... mi polla.

Al diablo Clarisa, se puede ir mucho a la mierda. Cada vez que paso mis manos por el cuerpo de Leila la imagen de ese imbécil tocando la mano de Clarisa vuelve a mí. Estoy furioso hasta rabiar. No lo soporto, creí que me había acostumbrado al olvido, no es cierto, nada lo es, ni estos seis meses, ni mi aparente calma día con día, ni mis intentos de olvidarla por completo, nada.

Quitarle el vestido es la tarea más fácil del día y ella me arranca mi ropa. Pasar mis manos por cada uno de sus tatuajes se vuelve una aventura. Le cojo las tetas con molestia, porque por más que quiera disfrazar esto, sólo la estoy utilizando y se supone que este Zed ya no existe. Hasta cierto punto me hace sentir un hijo de puta. Gime y tomo uno de sus pezones con mi lengua. Una de sus manos viaja hasta mi miembro y lo agita con demasiada experiencia. Me vuelvo loco.

La tiro sobre el colchón y abro sus piernas, estiro mi brazo hasta la mesa de noche en donde tengo condones y saco uno, me lo llevo a los dientes y rompo la envoltura. La beso y ella se encarga de ubicar mi pene en la hendidura de su sexo. Algo pasa en cuestión de microsegundos, he intentado meter mi miembro y ahora estoy de pie a la orilla de la cama con Leila completamente desnuda y mirándome sin entender lo que ha pasado.

—¿Qué pasa? —Me quedo callado. Sé bien lo que pasa. No puedo hacerle esto, me agrada. No quiero follarla y después no volverla a ver.

No deseo perder su amistad y por muy tonto que suene, no me importa si Clarisa se deja tocar por otro y quizás folle con otro, aunque la idea me revienta, no voy a acostarme con Leila para camuflar lo que realmente quiero hacer, lo que debí hacer desde que miré a Clarisa dentro de ese vestido rojo. Estoy harto de cometer errores.

—Lo siento Leila... creí que...

—No digas nada —espeta y se levanta de la cama.
Se embute en su vestido sin ponerse la ropa interior y la carga en la mano.

—Perdóname, eres importante para mí. No quiero hacerte daño.

Se ríe de forma irónica y camina hasta la puerta incluso descalza. Abre la puerta y la vuelve a cerrar.

—¿Sabes cuál es la diferencia entre esas mujeres que te has follado antes y yo? —Me limito a mirarla—. Esas dos mujeres con las que te acostaste no significaban nada para ti. Esas dos mujeres fueron dos intentos fracasados de olvidar a esa chica. Hay química entre nosotros, puedo sentirla Zed, sé que terminaría enamorada de ti antes de que salga el sol, y por eso no tienes el valor de acostarte conmigo, porque sabes bien que te pasaría lo mismo. No tengo que conocer a esa chica para saber que hay más de un millón de diferencias entre ustedes y aún así la prefieres. ¿No te das cuenta? Casi te desmayas al verla. No te das una oportunidad conmigo porque esa sí sería una traición, sentir algo por alguien más significa perderla para siempre y no estás dispuesto a lastimarla de esa forma. No quieres enamorarte de nadie más que no sea ella, así que déjate de pendejadas y búscala, arregla tus asuntos. Ya para de intentar ser el imbécil que eras antes de conocerla porque cuando el amor te cambia, no hay retorno Zed. Ya sabes dónde vivo si al final del día deseas empezar algo nuevo, sin complicaciones, maduro y lejano de todo ese drama que hay entre ella y tú.