Capítulo 12: Clarisa.

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En multimedia: ZAYN - Dusk Till Dawn ft.Sia

Capítulo dedicado a NormaDarce 😘

Cuelgo furiosa e incluso tengo que hacer ejercicios de respiración. Ciertamente desde que conocí a Zed sabía perfectamente que en cualquier momento llegaría una chica que pusiera mis nervios de punta, pero Leila no sólo me pone los nervios de punta, hace que me enfurezca. No me gusta su cercanía y puedo hacer una lista gigantesca de razones. Además, no sé bien por qué, algo me dice que la amistad entre ellos no es tan inocente y el único motivo por el cual estoy comportándome más o menos de forma natural es que a Zed no le cae nada bien Bill.

¿Por qué las relaciones tienen que ser así? De pronto nos encontramos tan envueltos en la vida del otro que no queremos compartirlos con nadie. Bien, puede que esté exagerando o puede que no. Ya ni sé si estoy bien o mal, lo único que sé es que no puedo con esta situación, me siento totalmente irritada, las manos me tiemblan, el cuerpo también y mis pensamientos no son nada sanos. Querer agarrar del cabello a Leila y gritarle que se aleje de mi chico no es sano, ¿cierto? Claro que no, y aquí estoy pensando en esa diabólica posibilidad.

Me he escapado de Bill esta tarde, ayer quise minimizar las actitudes de Zed, no creí conseguirlo por segunda ocasión. Hoy que he visto a Bill en la entrada he corrido hasta mi piso; lo he ignorado olímpicamente, además he dado gracias al cielo por la ausencia de mi jefe y poder irme antes.  He evitado encontrarme con mi amigo sólo para no dar explicaciones y sí, no tener otro encuentro incómodo como el de ayer, dos ya somos bastante, tres es toda una multitud. ¿Y qué gano a cambio? Que mi novio esté encerrado con esa... ¡Dios!

Respiro una vez más y camino hasta la calle para coger un taxi. Mi teléfono no deja de sonar en mi bolso y lo ignoro monumentalmente. Mi taxi tampoco aparece y empiezo a desesperarme más de lo que ya estoy. Es que no puedo con Leila, simplemente no puedo. Es tan descarada e irónica y altanera. La odio, sí eso es, la odio. Ya lo había dicho antes, esta es sólo una afirmación necesaria.

Un taxi pasa al fin y resignada a que tendré que drenar mi furia con una ducha que tampoco puede ser tan larga debido a que comparto baño con más de cincuenta jovencitas, apago el teléfono. Lo sé, inmaduro. ¿Qué se supone que haga? Pasa todo el día con esa tipa. Además, si él se pone como un loco psicópata, yo también puedo. ¡Demonios! No, no puedo porque así inician las relaciones tóxicas. Lo que debo hacer es ser tolerante y encontrar la manera de dejar muy claro frente a Leila quién manda aquí. De acuerdo, he sonado como Amber, sé que cuando la ponga al tanto es lo que dirá.

En la residencia camino enfurruñada aún hasta mi cuarto, entro y suelto un grito de aquí a al cielo. Zed está perfectamente acostado sobre mi cama. ¿Cómo ha llegado tan rápido y quién lo ha dejado entrar? Qué pregunta tan tonta... Amber, Amber, Amber... parece estar siempre de su lado y no del mío.

—Nena —me dice poniéndose de pie. Extiendo mi mano mostrándole la palma de mi mano y se detiene como si tuviera poderes.

—No te me acerques, ¿qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?

—Supuse que no llegaría a tiempo a tu lugar de trabajo y pensé que era más inteligente esperarte aquí.

—Pues no eres nada inteligente porque quiero que te marches... —espeto dejando mi bolso en el escritorio y cruzándome de brazos—. ¿Cómo has entrado? —agrego repitiendo la misma pregunta.

—Digamos que tuve un poco de ayuda... Clari no malinterpretes la situación. Yo fui al apartamento de Leila porque no se presentó a trabajar y simplemente quería saber por qué.

RETANDO AL OLVIDO (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora