Capítulo 26: Clarisa.

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En multimedia: Ed Sheeran - Perfect.

Capítulo dedicado a pao212 😘

La música deja de ser audible para mis oídos y estoy tan ebria, como nunca en la vida, que creo que me he imaginado las palabras que acabo de escuchar. Desde que Zed y yo empezamos nuestra relación estuve muy segura de algo. No nos casaríamos. Por supuesto que como casi el noventa y cinco por ciento de las mujeres he pensado en mi boda, en encontrar mi príncipe azul, en tener hijos y formar la familia que nunca tuve. Pero piénselo un momento... ES ZED, estoy completamente segura de su amor, de que soy su mundo entero y de que él es el mío, pero a pesar de los comentarios que ha soltado últimamente creí que se trataba de inseguridades transformadas en palabras, pensé que no las decía totalmente seguro de lo que significaban. Yo creí que jamás daríamos este paso y que esas palabras jamás saldrían de su boca, y esa es la verdadera razón por la cual no le permitía a mi corazón, mucho menos a mi alma ilusionarse.

Sacudo la cabeza con fuerza. Maldito alcohol vete de mi cuerpo. Necesito estar sobria o lo que él quiere escuchar saldrá de mi boca.

—Zed —digo confundida. Entonces toma mi mano y se abre camino entre la multitud hasta que estamos fuera de la discoteca y me llevo las manos a la cara. No llores. Vamos, no te ha dicho que quiere dejarte, desea pasar contigo toda su vida.

—Sigo esperando una respuesta.

—Es que... es que... estamos ebrios. Es tu ebriedad la que habla, tú... yo pensé... yo creí...

—¿Qué jamás te lo pediría? —termina la oración por mí.

—Sí —admito. Dentro de todas las cosas que deberían estarme preocupando, la que más entorpece el poco razonamiento que aún conservo es la sorpresa que habita ahora mismo en mí. Me sostengo de la pared, ni siquiera puedo estar totalmente recta.

—Escucha, voy a resumírtelo de esta forma. Cuando te conocí era un niño inmaduro resentido hasta la mierda con su padre, creía que mis problemas eran lo suficientemente grandes como para justificar mis estúpidas acciones y tú llegaste, con todos tus secretos, con toda tu tristeza y me hiciste madurar a la velocidad de la luz. Me gusta pensar que yo en cambio te he ayudado a sanar, que he regresado esa sonrisa tan bonita que tienes a tus labios. Ya no soy ese Zed de hace un año, ni siquiera el Zed de hace dos días, porque siento que cada día que paso contigo quitas otra capa y otra y otra hasta llegar a este intenso de mierda.

<<No llores, no llores, no llores. Clarisa, no aceptes>>

—Estás ebrio, Zed. No sabes lo que dices —intento que entre en razón. No podemos casarnos tan repentinamente. Volveríamos a nuestro pequeño apartamento como esposos. ¡Esposos! Solo tengo veinte.

—No, no lo estoy. Tú lo estás, pero eres tan sensata que estoy seguro de que aún en tu ebriedad me darás la respuesta que quiero.

—Zed, acabamos de preguntarnos las fechas de nuestros cumpleaños. ¿Sabes lo raro que fue eso? Tenemos mucho tiempo juntos y ninguno de los dos lo sabía. En realidad, no nos conocemos tan bien —nos acuso. Quizás no estoy tan ebria, porque estoy razonando bastante bien.

—Tienes razón, no sabía la fecha de tu cumpleaños. Tampoco sé cuál es tu color favorito, ni tu platillo favorito, ni canción favorita en el mundo, o tu película favorita. Pero eso es lo que la gente común se pregunta en las primeras citas y nosotros, Clarisa, somos todo, menos comunes. Solo hay que vernos. Mientras los demás pierden el tiempo preguntando cosas tan vanas, nosotros estábamos conociendo nuestro interior, nuestras almas —explica y creo que mi corazón se ha detenido. Es lo más bonito que me ha dicho desde que esos ojos color esmeralda se fijaron en mí. Claro que sí, nos saltamos todas esas preguntas básicas porque nuestras antiguas vidas estaban tan llenas de cosas malas y estábamos tan necesitados por encontrar un salvavidas en el otro que nos fuimos directo a la herida, hemos escarbado tanto en el otro y nos hemos limpiado—. Joder —se queja—. ¡Qué demonios le han puesto a mis tragos! Me siento tan diferente, maldita sea cásate conmigo —vuelve a pedirme.

RETANDO AL OLVIDO (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora