Capítulo 9

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Mi cara es de miedo, son exactamente las 7:00 am y tengo que ir a la empresa, las ojeras en mi rostro son demasiado notables y con justa razón; no logré dormir más que dos horas.

Me maquillo más de lo normal para tratar de disminuir mi cansado rostro. Elijo el primer conjunto que encuentro, me visto y salgo del apartamento.

Mi cabeza no deja de dar vueltas y ese presentimiento de que nada que ocurra hoy estará correcto, no me deja concentrarme en los negocios.

Tomo un respiro y salgo por primera vez a comer en la hora marcada, estoy tan estresada que siento que necesito un descanso de 30 minutos.

—Buena tarde Laudeth, pensé que no saldrías a comer-yo solo le dirijo una mirada irritada a Mike.

—Bueno tu me disculparás, pero no podré comer contigo, tengo una comida con unos clientes y de hecho ya voy retrasado.

—A ver, Mike, en primera nunca te pedí tu opinión así como tampoco que me acompañaras a comer.

Tomo un respiro y continúo.
—Ahora vete ya, porque si pierdes esa comida te lo descontaré de tu próximo sueldo-Mike asiente, se despide de mi y sale del la recepción.

*****

Me encuentro en un restaurante muy bueno, llegué hace 10 minutos y mi comida ya está en la mesa.

Disfruto tanto de ese platillo, que cuando veo el reloj de mi muñeca, me percato de la hora y sé que llegaré tarde si no me voy ya.

******

Son las 6:00 pm, falta una hora para poder salir de la oficina y debo de admitir que el descanso en la comida me ayudó a despejar la mente.

Mi reloj marca las 6:45 pm y sé que ya puedo irme, puesto que eh cumplido con mi agenda de este día.

Pero no todo es paz y libertad, justo cuando estoy acomodando mi escritorio para marcharme, Abby entra a mi oficina.

—Disculpa, Laudeth; pero el Sr. Ivannock está afuera y dice que necesita hablar contigo.

—Bueno, pero que cree ese hombre, piensa acaso que le puedo atender cuando a él se le antoje.

—Dile que la jornada laboral está a punto de acabar y que no puedo recibirlo- digo con toda la paciencia que soy capaz de reuir—Dile que agende una cita y con gusto lo atenderé mañana-Abby asiente y sale de mi oficina.

—Dice que...-Abby es interrumpida por Daniel, quien entra de forma brusca a mi oficina.

—Sra. Miller le pido me conceda unos minutos, de verdad necesito hablar con usted.

Mi enojo aumenta, pero afortunadamente lo controlo.

—Yo lo entiendo Sr. Ivannock, pero por favor comprenda usted, ya los horarios han pasado y no puedo atenderle- Daniel  me dedica una mirada que dice que no se irá hasta lograr su objetivo.

Tomo una inspiración profunda y trato de que mi voz suene estable a pesar de las emociones que tengo en mi interior por tenerlo frente a mí.

—Muy bien Sr.Ivannock; Abby ya pudes retirarte, nos vemos mañana, que tengas buena noche.

—Y bien, digame que es tan importante, que no puede esperar hasta mañana.

—Antes que todo, déjame decirte que es un placer volver a verte.

—Si bueno, al punto Sr. tengo cosas que hacer-digo lo más serena que puedo.

—Bien me parece, que con usted solo se puede hablar de negocios-asiento indicandole que puede continuar.

—Muy bien, pues le pido que me acepte una invitación para cenar en esta semana-le dedico una mirada intensa e inestable.

—Perdone- es lo único que logro decir debido al terrible trance en el que me encuentro.

—Laudeth, aceptarías una invitación a cenar.

Trato de contestar pero simplemente no tengo palabras ahora mismo.

—Yo, para que quiere que vayamos a cenar, esto que tiene que ver con los negocios-digo sin disimular la sorpresa en mi voz.

—Es una cena de negocios, me gustaría explicarte todo con detalle-hace una pausa-No me malinterpretes, entonces aceptas.

Las ideas no vienen a mi, mi corazón dice que no acepte y mi cabeza dice que si; todo se siente ajeno a mi sistema, su sola presencia me hace querer salir de ese lugar, que en este momento se siente tan pequeño para ambos.

"No seas estúpida y acepta esa cena, que acaso ¿esto no es lo que querías? Tenerlo justo así, donde queda esa venganza que juraste hace siete años, eres una patética, pero enserio por el hecho de volver a verlo te olvidarás de todo" Trato de concentrarme en la persona que tengo delante de mí y no escuchar a mi interior, quien me pide a gritos, vengar todo el dolor que me provocó en el pasado.

Su mirada es ansiosa y lastimera, mientras espera una respuesta de mi parte, su porte de seguridad, ahora luce inseguro ante la posibilidad de un rechazo y por muy extraño que parezca, me gusta verlo de esta manera; tan indefenso como un día yo lo estuve.

—Enconces, aceptas; mujer este silencio me está alterando-dice calmado, pero logro ver en sus ojos un rastro de irritación e incertidumbre.

Me encanta la imagen que tengo de él, en este momento y es suficiente para tomar mi desición.

Una sonrisa carente de humor, pero llena de placer, se asoma en mis labios y el nota el repentino cambio que hay en mí.

Lo miro directo a los ojos, me claro la garganta y digo.

—Llama a mi secretaria el jueves, para confirmar el día y la hora. Buenas noches Daniel-con un gesto de cabeza le indico la salida.

El se para del asiento, camina hacia la puerta, voltea un momento luciendo asombrado, por el hecho de haber aceptado su invitación a cenar y de alguna manera, se las arregla para lucir menos inestable—Buenas noches Laudeth- y su espalda ancha es la última visión que tengo de él.

Mi mente está hecha un caos, mis sentimientos son un remolino de sensaciones, ni siquiera soy consciente de como llegué a mi departamento.

Ya no sé, cual fué el motivo por el que acepté cenar con él; pero de lo que si estoy segura, es de que esta cena marcará un antes y un después; un inicio y un final; un dolor y  una agonía para ambos.  

Solo tengo en mi cabeza el recuerdo de su rostro, ese rostro que he visto en más de un escenario distinto. Y al recordar la mirada descompuesta que hoy me mostró, solo me incita a no acobardarme de la decisión que tomé hace una par de horas, sin embargo una duda oculta en mi interior, no me deja disfrutar de manera completa la satisfacción, de haber dado el primer golpe de muchos que se avecinan y aún más fuertes que este primero.


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