Capítulo 28 Parte 1

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Annabelle

Le dije a Belle que no era el momento para hablar, pero ella seguía insistiendo y yo solamente sentía dolor de cabeza. Ella quería respuestas como siempre, pero no estaba segura de querer dárselas o de ni que ella quisiera escucharlas. Continué descendiendo por las escaleras con ella detrás de mí. Tenía un plan fijo, pero si no hacía algo con Isobelle, todo se iría al olvido. Es como si me dieran a elegir: quedarme con Isobelle o buscar mi propia muerte. Porque eso es lo que pasaría si me marchaba, estaba herida y en necesidad de un doctor, pero había otra herida más profunda dentro de mí que necesitaba sanar y un doctor no serviría mucho en ese caso.

—Está bien, quieres respuestas y te las daré —dije y le entregué la caja porque realmente necesitaba deshacerme de ella por el momento. —Ahí está todo. Pero por mi bien, promete que lo quemaras cuando lo leas...

Isobelle me miró dubitativa, hasta yo lo haría, francamente conozco a muy pocas personas que confíen en mí y sigan vivas. Pero ella tenía un punto a su favor, es mi hermana.

—Promételo —insté.

—¿Qué hay aquí? —Preguntó.

—La verdad —le dije con mi gran expresión de inocencia. —Toda... Casi toda la verdad, bueno, una parte de ella. Pero el resto está más que implícito. Tú buscate un lugar tranquilo y leelo todo con suma atención. Y entonces quemalo. —Expliqué con suma calma. —Quema cada página, que no se te olvide ninguna.

—Belle —. Había advertencia en su voz y eso me exasperaba un poco. —¿Por qué debo quemarlo? —No me gustaba repetir las cosas.

—Lo sabrás cuando lo leas todo y entonces nunca volverá a ser tocado el tema. Nunca. Recuerdalo Belle. Esto no solamente podría arruinarme a mi, sino también a ti. Los Seydoux estarán en peligro también. ¿Quieres eso? —Traté tanto como pude para que no sonara como una amenaza.

—Esta bien, lo haré —aceptó finalmente.

—Aleluya —murmuré. —Ahora, si me disculpas...

—¿A dónde vas? —Frunció el ceño.

—Al baño, tú esperame aquí hermanita. No, ves ese lugar... —Le señale un área que pareció lo suficientemente segura en ese momento. —Ve allá y empieza tu lectura, no creo que ahí te vean. O sino ve al café de enfrente, creo haber visto uno. No quiero que nadie vea esa caja, mucho menos Q. Yo te alcanzaré...

Mi hermana dudo por los segundos más largos de mi vida, pero al final asintió y emprendió su camino fuera del edificio. La observé desaparecer a través de las puertas giratorias y entonces me dirigí a los baños como había dicho. Necesitaba revisar la herida y hacer algo que me diera más tiempo. Hice lo que pude con muy poco y entonces con una llamada verifiqué mi transporte y la situación actual en casa de Bacconi. Necesitaba apresurarme o no llegaría a tiempo. Cuando termine con mi herida me puse la camisa en su lugar, revisé las armas que me quedaban y me deshice de lo que me causará más peso. No necesitaba mucho para matar a Bacconi, cualquiera de los dos. Aunque me gustaban mucho las promociones de dos por uno. Quien sabe, tal vez la noche trabajara a mi favor.

***

Me ajuste la gorra de béisbol negra que ocultaba todo mi cabello, excepto por el capul y el chaleco antibalas que me ayudó a pasar desapercibida mientras pasaba entre la multitud de agentes que rodeaban a Bacconi. El lugar estaba acordonado y milagrosamente no había tanta gente chismosa alrededor. Probablemente preferían mirar desde las ventanas, pero vaya, que clase. Yo también lo habría hecho, pero observaría desde la mirilla de...

La puerta del otro lado del auto se abrió y mi mente se apagó de repente, no más calcular o esperar. Apenas y me miró el chico italiano, estaba enfocado en tomar el control del volante y ajustarse el cinturón de seguridad. Yo hice lo mismo, trate de lucir lo más normal posible. No hubo charla o el más breve atisbo de reconocimiento, simplemente nos hundimos en las recién oscuras calles.

Las Mentiras de Annabelle (LQNSDB #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora