Capítulo #O19¹

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No quiero escucharlo, hyung. Ya no somos ni siquiera amigos.

TaeHyung sintió claramente cómo su mandíbula se desencajaba, toda su decisión se fue al carajo, siendo reemplazada por la ira que empezaba a consumirlo y rebosarse de la pequeña copa de paciencia que aún guardaba.

¿Acaso Jungkook no pensaba dejarle hablar? Él ya estaba cansado de ser interrumpido, debía ser valiente y si todo resultaba mal, podría al menos decir que lo intentó.

—Jungkook, eres un idiota—masculló, mirándolo con decepción.

— ¿Qué?

— ¡Que eres un maldito idiota! — El castaño se acercó furioso al muchacho, su mano envolviéndose en la camisa del azabache; Jungkook palideció—. ¡Romperás años de amistad por una idiotez que ni sé cuál es! ¡¿Todo lo vivido conmigo fue tan poco?!

Las lágrimas se amontonaron en los ojos de TaeHyung, pero se negó a dejarlas escapar, iba a ser fuerte y acabar con todo su sufrimiento de una sola vez.

Declararé mis sentimientos, aún si te pierdo en el intento.

Pero primero necesitaba de la honestidad del joven Jeon. Y si la historia hubiese sido Yahoo, ha tendría respuestas.

—Tú no lo entiendes, Hyung— Jungkook miró hacia abajo, evadiendo la mirada brillosa de su amor platónico. Dolía.

— ¡Dime entonces! — Lo zarandeó con desesperación, su voz queriendo quebrarse. No llores, por favor—. Sólo respóndeme...

—No lo entenderás...— TaeHyung aumentó la fuerza de su agarre, casi asfixiando al azabache—. ¡Por un demonio, suéltame!

—¡No lo haré! —gritó, pegando su frente con la del pelinegro en un choque brutal y desesperado—. Jungkookie, sé sincero... Hazlo por mí.

—No lo entenderás— Jeon empezó a temblar, sus manos perdiendo fuerza cuando intentó empujar a TaeHyung y fue estrellado contra la pared—. Hyung, esto duele... Me duele mucho, Tae.

Jungkook empezó a sollozar, rompiéndose frente a su amado, la presión que sentía lo superaba y lo único que pudo hacer fue reposar su cabeza en la curvatura del cuello del mayor. TaeHyung se mordió el labio, la culpa invadiéndolo al pensar que había lastimado a su niño, aunque eso no distaba de la realidad, porque Jungkook estaba herido, sí, pero todo era interno.

Porque le destrozaba saber que no era amado, que jamás tendría a la única persona que deseó entre sus brazos, todo debido a no ser lo suficiente para el chico que consideraba perfecto.

Min Yoongi es lo ideal para ti, sólo tú te mereces lo mejor.

Y es que el hombre tomaba el amor que creía merecer, Jungkook no se merecía a alguién como Kim TaeHyung. Y TaeHyung sabía que jamás podría ser correspondido por  Jungkook. Sin embargo, intentar no los mataba, pese a estar la posibilidad de quebrarse por completo.

—Kookie, yo te quiero demasiado.

Pero yo te amo, Hyung.

—Y-yo también— Jungkook gimió contra el pecho de su vecino, lágrimas bañando su rostro—. Discúlpame por todo, Tae... Perdón, perdón, perdón.

Sonaba roto. Tan lastimado al igual que él.

Perdóname por alejarte.

—Ya, Jungkookie, perdóname tú también—besó la frente de su niño, sin ser consciente de lo mucho que le afectaba aquel gesto al joven Jeon.

Perdóname por lastimarte.

—Lo siento mucho.

Perdóname por mentirte.

—Jungkook...

—Lo siento, Tae— Su llanto incrementó; TaeHyung se alteró, las lágrimas resbalando de una vez por sus mejillas, su corazón entrelazado con el de Jungkook, ambos tratando de gritar lo que sentían pero siendo retenidos por la idea de fracasar, de herirse más.

Los dedos finos del morocho se deslizaron por la espalda del menor, los dos sentándose en el frío piso del pasillo; Jungkook se acomodó entre las piernas del castaño, su respiración chocando con la piel canela que se estremecía ante el roce. Un poco de contacto y perdían la noción de todo.

Estaban jodidamente enamorados.

—TaeTae, perdóname.

—No tienes nada de qué disculparte, Kookie.

—Tengo que disculparme, Hyung— TaeHyung tomó entre sus manos el rostro sonrojado del pelinegro, acunándolo de una manera tan frágil. Daba suaves caricias, las emociones encerradas dentro suyo se reflejaban en sus orbes y Jungkook se sintió al descubierto, completamente desnudo—. ¿Qué haces, Tae?

— ¿Por qué tendrías que disculparte?

Tenía que saberlo, ¿qué era lo que martirizaba tanto al azabache?

—Hyung...

Perdóname por amarte.

El castaño abrió su boca, las palabras atorándose de repente.

— ¿Qué acabas de decir?

Oh, santísima Ramona.















Two idiots in love ✦ TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora