La tortura - Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴇxᴛʀᴀ

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Ahora nos centraremos en el momento en que Hanji Zoe quedó a cargo en representación de Levi únicamente porque la situación requería estrictamente la participación de la castaña con anteojos y sus métodos de tortura.

Luego de que Levi dio la orden, Erd tardó menos de 24 horas en encontrar información respecto a Erwin y la pequeña organización que manipulaba. Se llegó a sorprender de lo cerca que se encontraba uno de los otros hablando escencialmente de la base del enemigo, el cual se encontraba a unos cuántos kilómetros lejos de la mansión en la que ellos vivían; su cuerpo entero sintió escalosfríos al pensar en lo desquiciado que estaba aquel que llamó comandante alguna vez, no era normal esa obsesión con su capitán y el cómo se atrevió a dañar al miembro más importante de su extraña y peculiar familia.

Antes de comenzar con la operación se hablará de la jerarquía dentro de la organización Ackerman. Ésta se distribuye con un líder, sus subordinados y los subordinados de estos mismos. En palabras más simple, los subordinados que vivían con Levi tenían sus propios subordinados a excepción del peligris, él seguía siendo un novato, pero sin lugar a duda era también parte de la confianza del azabache.

Así fue como los seis partieron dejando salir la sed asesina que ya ninguno era capaz de controlar. Llegando al lugar tardaron un par de minutos en acabar con todos los subordinados de Erwin, no dejaron a ni uno solo con vida y la forma en que los mataron fue rápido sin darle la oportunidad a ninguno de contraatacar.

Hanji fue la primera en llegar donde se encontraba su excomandante, tenía una sonrisa perturbadora en su rostro, sin embargo Erwin ni se inmutó ante eso, es más, hasta le sonreía de vuelta.

—¿Qué te trae por aquí, querida Hanji?— preguntó bastante calmado e ignorando completamente a la castaña que tenía ciertas manchas de sangre en su ropa y rostro.

—Levi me mando de cacería— cuando nombró a su capitán, la expresión de Erwin cambió completamente. Ya no sonreía, en cambio colocó una expresión de preocupación.

—¿Cacería?— preguntó nuevamente, pero antes de obtener una respuesta la castaña le disparó en una pierna y se escuchó un grito de dolor que a los oídos de Hanji eran como música.

Erwin se arrodilló en el piso mientras la castaña se acercaba a él y le inyectó una sustancia que poco a poco le hacía perder la conciencia.

—Vamos a divertirnos— alcanzó a oír el rubio. —Oigan ustedes dos, llevenselo a la mansión y ponganlo en la habitación subterránea— le comentó a dos de sus chicos que estaban con ella e inmediatamente le hicieron caso.

Ese mismo día la pequeña organización de Erwin quedó completamente destruída, es lo que se merecería al haber dañado al pequeño ángel de todos.

—Bien, tendré que despertarlo— susurró Hanji en aquel pequeño cuarto donde tenía a Erwin sentado en una silla con manos y piernas amarradas con cadenas, así no tendría movilidad.

La castaña se acercó al hombre sentado y lo golpeó un par de veces en la mejilla para que reaccionara. Gracias al disparo de antes además de la pérdida de sangre, el rubio estaba pálido, pero nada que ella no pudiera manejar.

—¡Muy bien! Ya despertaste— exclamó la mujer mientras Erwin volvía a estar consciente de su entorno. Lo primero que hizo fue forcejear las cadenas para liberarse, aunque claro, todo fue en vano.

—¿Qué hago aquí? ¡SUELTAME!— gritó desesperado.

—Estás aquí porque Levi me lo ordenó, además te metiste con alguien que no debías— la mirada de Hanji se oscureció recordando lo destruído que estaba Tetsuya cuando lo vio, todo por culpa de la ambición y obsesión de ese hombre. —Cómo sea, vamos a jugar un poco.

La elección de Tetsuya (LeviKuro/AkaKuro) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora